Identidades de pasillo



Antes de empezar quiero que sepáis que hay una caja de tomates, ahí a la derecha. Podéis usarlos. También os invito a que, aunque no estéis de acuerdo, os comáis el tomate, leáis y opinéis. Allá vamos.

*

"Gano poco", "los políticos son unos desalmados", "todo está fatal", "es por la crisis", "malditos bancos", "maldito patriarcado", "soy joven y no me hacen caso", "soy pensionista y soy pobre", "malditas banderas", "malditos dictadores". Vivimos en un ay. Sin embargo, tengo la teoría de que si dejásemos de quejarnos, contribuiríamos a la lucha contra el terrorismo internacional, por ejemplo. Uy, qué random/aleatorio. ¿Que no? 


Vivimos atragantados por la queja identitaria. En el siglo XXI la identidad se ha vuelto un factor tan relevante que pocos escapan de los trazos que cruzan nuestra triste figura. Las fuerzas centrífugas de la identidad nos llenan de contradicciones y nadie se siente lo suficientemente reconocido en su crisol de identidades superpuestas. Así uno puede sentirse europeo, y no español, pero sí de su barrio, ciudad, provincia o región. Como otro-otra-otrx podrá sentirse español y musulmán, pero también homosexual y no sentirse suficientemente reconocido por ninguna de todas esas identidades que le cruzan de pies a cabeza. Esa sensación de "falta de reconocimiento" se resume en la frase: "me siento discriminado por". Y es muy posible que en esta época de creciente desigualdad, todos los alegatos tengan cierta razón.

Al mismo tiempo, fuerzas centrípetas nos guían hacia la homogeneización. Consumimos todos la misma cultura, la misma bebida, comida, champú, series, o la misma ropa. Seas francés, canadiense o saudita, Mango tiene ese perfecto vestido étnico para ti. Nike borda sus zapatillas con fuego para que alcances las estrellas como un jugador del Barcelona o del Real Madrid, vivas en Pretoria o en Boston. También consumimos la misma política. Y hay algunos que, inspirados por esa homogeneización, se atreven a afirmar que existen identidades nacionales únicas, puras e incorruptibles, cuando ya hace tiempo que sabemos que la nación o el PUEBLO es una invención (Edward Said, Hobsbawm o Anderson, así lo afirman). Según Laclau, se trata de un concepto vacío que puede ocuparse por una multiplicidad de contenidos. Pero en lo que todos coinciden es con que primero hay que crear un pueblo. Y qué mejor manera de crear una masa homogénea ante identidades heterogéneas que señalando primero a un enemigo. Tú España, enemiga del pueblo catalán. Tú musulmán, enemigo del pueblo europeo católico. Yo, español. Yo, europeo. Como si eso significara algo.

(Los tomates los he dejado a la derecha para los que no estéis de acuerdo)

Pero ahí seguimos, en nuestra eterna y cabezona lucha por el reconocimiento envueltos en lo que Ross (un politólogo, y no el personaje de Friends) llama dramas psicoculturales. Así, vivimos en un mundo irritable, como bien indica la creciente psicologización de los conflictos. Conflictos que atañen al ámbito local, pero también al ámbito internacional. Como dice Innerarity (que es ¿vasco, español, europeo, pero de apellido sajón?) "por todas partes se advierte que el viejo combate por la redistribución está siendo sustituido, al menos parcialmente, por un conflicto en torno al honor y a la ofensa que se libra en el plano de las representaciones y de los símbolos"(1).

Es decir, el debate por el reparto de los recursos escasos se está desvaneciendo. Ya no se plantea la discusión sobre el aumento de las pensiones como una condena a la inversión en becas, I+D+i, o becas educativas. Se plantea como un debate claramente identitario "yo, pensionista", "yo, estudiante", "yo catalán", "yo, español". Y así, en la lucha de los yoes paralelos el debate se diluye, pues todo lo que nos excluye nos supone una ofensa a nuestro honor. Es decir, pasamos más tiempo enzarzados en restaurar nuestro ego herido, que en plantear los problemas como lo que son: una lucha por los recursos.

BUT, hablar de recursos se ha vuelto anacrónico. Pensemos en Nigel Farage cuando, ante la cuestión de si el Brexit supondría el descalabro económico para Reino Unido, dijo que "había cosas más importantes que el crecimiento económico". Las calculadoras ya no nos sirven para combatir el discurso identitario. La política, por tanto, debe ser más inteligente, más psicológica y convencernos de que el diálogo es necesario, sin acudir a tecnócratas.

Por eso (esto también lo dice Innerarity) quien piense que el terrorismo internacional es una cuestión sobre territorios y lucha por el poder debe ampliar un poco más el foco. El terrorismo no es más que otro grito ahogado por ser reconocido frente a una cultura homogeneizadora que se percibe como una amenaza. Al margen de las estrategias de seguridad para su combate, como dice Reinares (experto en la materia, podéis leerle en el Real Instituto el Cano) combatir su discurso es importante. Y para ello se necesita una política inteligente que convenza y que no sea divisoria. Para ello, creo que es fundamental que nosotros mismos cambiemos el discurso de la queja identitaria, pues genera un ruido ensordecedor e insolidario que no permite ver más allá de lo de cada uno.

Y ahora me diréis, ¿cómo? "Soy mujer, ¿tengo que callarme ante el acoso sexual, la discriminación salarial para combatir el terrorismo internacional? ¡Parvati, estás de la olla! Evidentemente, no tienes que callarte. Planeo escribir próximamente sobre este tema que toca muy de cerca a compañeras en grandes despachos. Sí, un horror.

Volviendo a mi speech: Lo que intento decir es que nuestra identidad no debe ser el eje del discurso. El eje debería ser cómo se reparten los recursos y por qué se reparten de ese modo. Cada vez que expreso en voz alta mi miedo a ir por la calle sola, mi interlocutor masculino se siente amenazado. Y eso no puede ser. Si la seguridad es un bien público -o sea de todos- debe ser un recurso que se reparta de manera equitativa. Para todos. Y eso me incluye a mí, vaya escondida en un abrigo o en minifalda, vuelva del trabajo o de una cena. Hemos visto como un alegato en contra de la violencia machista ha puesto en el bando contrario a personas que creen que "estamos acusándoles de ser potenciales asesinos". Pues bien, quizá sea la hora de plantear un discurso diferente. Un discurso no-divisorio que diga: "Mire, yo no le acuso de ser un violador por ser hombre. Digo que la seguridad es de todos y que yo -y el inmigrante, el homosexual, el vasco, el extremeño, o el cosmopolita eurófilo- también queremos andar seguros por la calle". ¿Quién puede negarse?

Mi propuesta, probablemente anacrónica también, es recuperar conceptos como el de justicia social. Recuperar el discurso de la lucha por los recursos nos hará más conscientes de quién gana y quién pierde, en vez de sumirnos en la ofensa y en el honor que sólo llevan a duelos de espadachines -más propios del Siglo de Oro español, que del siglo XXI. Pongámonos un velo sobre los ojos, olvidemos quiénes somos en esta sociedad -como decía Rawls en su conocida teoría del "velo de la ignorancia"- y decidamos qué significa justicia.

Supongamos que fundamos una nueva sociedad. Si no supiéramos qué papel desempeñaremos en la sociedad mañana, ¿en qué tipo de sociedad nos gustaría estar? "Si no sé si seré homosexual, inmigrante de segunda o tercera generación, si tendré una enfermedad incurable, o si seré mujer, español o habitante Keniata de Galdácano, ¿qué tipo de sociedad me gustaría tener? ¿qué tipo de sistema me hará sentirme parte de esta amalgama social sea privilegiado o no?".

Contestar a estas preguntas es sumamente difícil. Pero si seguimos estancados en salas opacas repitiendo quejas identitarias, sin pensar en el otro, no evolucionaremos como sociedad. Nos convertiremos en simples terroristas de pasillo, sin velos y con los ojos abiertos, pero esperando un milagro. 


***
Como siempre, gracias por vuestra atención. ¡Sois lo más por leer hasta el final! Gracias, gracias, gracias. (Los tomates siguen ahí, por cierto). Y por supuesto, os recomiendo que leáis "La política en tiempos de indignación", de Daniel Innerarity, que es lo más parecido a un pitoniso en Ciencias Sociales. Y por otro lado, el insuperable "Justicia", de Michael Sandel (recientemente condecorado en España). De este último tenéis sus clases multitudinarias en la Universidad de Harvard en Youtube. Su libro es claramente de divulgación, muy fácil de seguir y con muchos ejemplos. No hace falta saber Derecho para entenderlo bien porque hace referencia a cuestiones morales, y no a legislación o doctrina. Os animo a que lo leáis. Si os apetece, también tenéis a esta mente maravillosa que tanto me ha dado: Youtube - F Vallespin 


Bibliografía:
(1)"La política en tiempos de indignación", Daniel Innerarity.



Comentarios

  1. Gracias, gracias, gracias....
    De principio a fin, siempre.
    Deberías escribir para revistas, periódicos o el MI... sin duda, tienes potencial y nada que envidiar a la de los aguacates..... no te llega ni a la suela de los zapatos jajajajaja.
    Me ha encantado esta frase:
    "Y eso me incluye a mí, vaya escondida en un abrigo o en minifalda, vuelva del trabajo o de una cena. "
    Yo de política no entiendo mucho, pero de piernas si (un algo)... y no me gusta verlas correr por miedo, de sentir miedo por la calle por el simple echo que se haga de noche y los animales se envalentonen, también sé un poco... o incluso por pertenecer a un grupo mas minoritario y mas vulnerable si me apuras, pues de eso, también otro poco.
    No me gusta sentir miedo, y últimamente me estoy hartando.
    Besitos tranquilos desde mi casa.

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    1. Laura, qué bonita eres de verdad. Gracias por tus amables palabras. Escribiría para revistas si las ideas fueran mías, supongo. Me he reído un montón con la comparación de mi post con el de Ms. Aguacates. Jajajaja. Brutal. La verdad es que últimamente estoy buscando la manera de defender el feminismo sin que los hombres se sientan amenazados por una ideología que creen que les excluye. Este es mi primer intento (que tiene alguna que otra brechilla.
      Y no, a mi tampoco me gusta ver piernas correr por miedo. Si algo aprendí en la Facultad es que una misma idea puede plantearse con argumentos distintos. Si el feminismo es divisivo o quieren hacerlo divisivo, hay que buscar argumentos más inteligentes e inclusivos. Esa es mi lucha ahora jajaja. Pero bueno, no puedo darte más que las gracias por tus palabras. Y no creo eso de "yo de política no entiendo mucho". Lo personal es político.
      Abrazos,
      Pat

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  2. Te he leído hasta el final y te agradezco lo bien que has expuesto todo.
    Coincido en lo básico, yo me considero raro porque no me siento de nada... y eso está muy mal visto, no me siento español, ni catalán, ahora tampoco barcelonés y así en multitud de ámbitos de mi vida... y como casi todo el mundo se siente de algo yo me voy sintiendo cada vez más huérfano de todo lo que amamanta a los demás.
    Y luego está el otro problema, no confío en los humanos... para nada.... pienso en ese sentido como Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre... total que voy bien servido.
    Tú dime dónde voy yo con todo esto.
    Por cierto de Nigel Farage no me fiaría yo de ninguna de sus palabras, miente más que habla.

    Besos.

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  3. Sigo...
    Y tampoco me considero ciudadano del mundo... eso me ha parecido siempre una cortina de humo para esconderse tras ella.

    Un mejor reparto de los recursos ayudaría a disminuir tensiones pero no tengo ninguna duda que la voracidad de los humanos no tiene fin y estallarían otro tipo de conflictos quizá más locales pero igual de cruentos.
    Eso sí, las conciencias ricas se sentirían más aliviadas... suponiendo que existan, claro.

    Soy consciente de que el mundo necesita gente como tú, sois el futuro, no lo vais a tener fácil pero mejor vosotros que no los actuales.

    La homogeneización me deprime, la globalización también... será un mundo más justo el del futuro pero tan anodino que morir va a ser un horizonte espléndido.

    Otra cita y ya acabo... Lord Byron "cuánto más conozco a los hombres más quiero a mi perro"... pues esos, pero soy flexible a perro le puedo añadir árbol, mar, estrellas, río (turbulento por favor), cascada incluso una bachata con hondureñas peligrosas... pero poco más...

    Besos.

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    1. Xavi, me han encantado tus reflexiones. Ser huérfano de esas ideas me recuerda a lo que Maquiavelo llamaba "ciudadanos sin dueño". Que es lo mismo que ciudadanos libres. Esos que no dejan nada en manos de la fortuna (entiéndase fortuna como ideologías con su rémora populista). Pero, por otro lado, me apena ver que no crees en nadie. Al menos veo que tienes ciertas esperanzas en nuestra generación, en la naturaleza y en la música (si es acompañada de peligrosas compañeras de baile). No sé si tienes una biblioteca cerca, pero te aseguro que Innerarity te puede convencer de que las cosas funcionan mejor de lo que parece. Está en un punto medio entre Mr. Wonderful y el Leviatán. Si no te convence aún siempre puedes echar un vistazo a las listas de las democracias plenas, que al menos ahí seguimos estando. Pese a las identidades, y pese a todo.
      Un abrazo grande!

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  4. Antes de nada agradecer esa ensalada de tomates de calidad que ofreces… ¡Excelentes!

    Sobre tu texto…, profundo y reflexivo texto, qué decir! Tocas cuerdas de toda índole e intensidad. Todas muy ciertas, muy actuales, muy… de poner en práctica desde ya! Y, pienso, será cuestión de “poco tiempo” que nos pongamos manos a la obra…

    Tu definición de las identidades, y sus consecuencias, acertada! Y te lo dice quien vivió un periodo de identidad nacional, “prestada”, hecha mía a plena conciencia que, cual sarampión, pasó por mi vida. De no ser nada, nacional o identitario, pasé a ser “todo”, nacional e identitario. Hoy, he vuelto a esa nada de antaño que, hoy sé, ¡lo es todo! Pero para llegar a esto, fue necesaria la travesía del desierto que supuso aquella experiencia.

    ¿Será éste el camino a seguir, “sarampión” incluido, por edad, vivencias sufridas, vuelta a la casa del padre, etc.?

    Ni me lo planteo ya. La “nada” en la que hoy “vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”, podría entenderse, ¡lo es!, como una “guía” o “ley”, no de este mundo aparente, desde luego, que lo “rige” todo. (No es fácil, imposible más bien, y ello por su propia realidad, plantear esto con cierta “cordura” en un mundo de “cuerdos”. Y, creo que queda claro que no hay connotación alguna sobre religiosidad)

    Aquí ya no hay nada! ¡Habiéndolo todo!

    Mirar desde el malecón del puerto las olas romper sobre el muro… y creer que hay olas y océano, es/sería, asignatura a trascender… por cada “ola”.

    Fuerte abrazo Pat.

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    1. Ernesto, perdona la espera. Hay una frase de Edward Gibbon que me encanta y dice "Los dioses en la antigua Roma eran verdaderos para la plebe,falsos para el filósofo y útiles para el político". Creo que todos hemos vivido esos momentos de ceguera, con cualquier ideología. Es por eso que, si alguien me pregunta, siempre le advierto que desconfíe de todo lo que acabe en "ismo". Pocos escuchan. Es, como decías, un sarampión que hay que vivir en la propia piel.
      Abrazos, Ernesto.
      Y gracias por tus siempre sabias palabras.

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  5. Imposible escribir en un comentario todas las reflexiones que me provocó tu texto, con el que concuerdo y apostillaría en cada punto.
    Si me preguntas de dónde soy, sin pensarlo te diré gallega, y muy gallega. E inmediatamente añadiría, nacida y criada en París. Tampoco podría desprenderme de mis años en Madrid, de haber estado casada con un cubano, de estar viviendo en Chile... de mis amigas argentinas, colombianas, brasileñas... Soy la suma de lo que he vivido, de lo que he probado, de lo que he estudiado, y sobre todo de lo que he amado.
    Es absurdo negar la importancia de la identidad (somos parte) y la realidad de la homogeneización (somos el todo), lo que no acabo de comprender es que sean contrarios. Si me pongo conspiranoica, somos el resultado de cuatro que manejan el mundo, a los que les interesa tenernos distraídos de lo importante, que es que en nosotros está el poder de cambiar las cosas, para bien y para mal.
    Y coincido con Toro en que un mundo homogeneizado o globalizado sería tan anodino que yo también preferiría morir (bueno, quizá estaría en la Resistencia).

    Un beso grande, Pat

    PD. También coincido con Laura en que tus textos deberían tener mayor difusión. Son una invitación a una reflexión que necesitamos.

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    1. Guapísima, Alís. ¡Me encanta lo que me cuentas! Ojalá poder escuchar tu voz algún día. Debes tener palabras de mil lugares distintos y un acento diferente (¡déjame que adivine! ¿predomina el gallego?). Lo que me contabas me recordaba a un poema de Rumi. Decía que las personas somos como un compás: con un pie clavado en una región, una ciudad, un país; y con el otro, libre, viajero, de ojos abiertos y palabras nuevas.
      Y sí, un mundo globalizado es un mundo anodino. La verdad, no creo que nunca nos globalicemos del todo (al menos, por el puntito narcisista que tiene el ser humano... jjj)
      Te mando un abrazo fuerte!
      Pat
      PD: ¡ah, y mil gracias por esa difusión! Aunque no creo que haya tantos lectores atentos y entregados como vosotros. Que leen y hacen comentarios tan inteligentes y respetuosos. Mil gracias. Tengo un amigo que siempre me dice que "hay comentarios en vídeos de Youtube que son mejores que los propios vídeos". Pues bien, creo que éste es el caso. Muchos de vuestros comentarios han superado con creces lo que yo trataba de explicar o contaros. Estoy muy feliz de haberos (y haberte) encontrado.

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  6. Anónimo5/2/19 15:34

    Yo no tengo esperanzas que futuro o sociedad mejoren, soy muy pesimista,
    me pasa un poco como a T.S , yo sí creo en algunos humanos o en la bondad del ser humano pero sólo si se dan ciertas circunstancias, sino no.

    De todas maneras me encantó leerte.

    Besos.

    Amapola Azzul.

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  7. Tal vez si todos los recursos estuvieran repartidos, tal vez no habría guerras ni conflictos, no sólo recursos de naturaleza material sino no material, pero éso me parece utópico , porque nadie querrá perder lo que tiene regalándolo al que no lo tiene ( bueno excepto el amor), pero no imagino nada más.

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    1. Hola Amapola :) ¡Claro que hay que tener esperanzas en el futuro! Tenla en nosotros, al menos. En esta generación de atontados. Estamos trabajando mucho, te lo prometo. Vamos hacia adelante.
      Te mando un abrazo enorme,
      (que de eso, podemos repartir lo que haga falta)
      Pat

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  8. yo solo leo … veo...y luego pienso …

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