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Mostrando entradas de octubre, 2009

¡Pip, pip!

El Sena desfilaba impasible sobre ella. El cielo, soleado, la daba los buenos días. Laura había contratado un pequeño barco que hacía tours por el Sena. Había comprado los 5 asientos de su barquito, por lo que disfrutaba de total intimidad con París. Encendía un cigarrillo. De repente, su móvil sonó y en pantalla apareció "Nuevo mensaje". Laura no necesitaba saber el remitente. Simplemente, era Él. Dió una calada, dos, tres. Echó el humo y dió un beso a la pantalla del móvil. Su carmín rosado se impregnó en ella. Después (y asegurándose de que el conductor no la veía), tiró su móvil al agua. Su pasado se despedía de ella, y ella de Él. Y su respuesta al mensaje era sú último beso.

París 2.0

Laura escogió París, tanto por ser la ciudad más cercana como por lo mucho que le gustó el francés cuando era joven. Al desembarcar en el aeropuerto, cogió los objetos personales y tiró la maleta a la basura. Simbolizaba el pasado. Retiró todo el dinero que tenía en su cuenta corriente y salió a la calle. París, nublado, a las 12 de la mañana, la saludaba. A la media hora salía de una tienda con un vestido negro de más de mil euros. A juego brillaban sus zapatos nuevos negros, de auténtica piel. Metió la ropa que traía en la bolsa de la tienda y la tiró a la basura. Cuando buscaba un restaurante para comer, un hombre francés la siguió con la cabeza, y la silbó. Laura no pudo menos que sonreir.

Lo sabes.

Imagen
- Te dejo. - ¿Qué? - Como lo oyes. Estoy harta de tus dudas, tus celos y de tí. - ¡No puedes hacerme esto! -Claro que puedo. Laura sale de casa, maleta en mano. La otra mano llama a un taxi. ¿A dónde? "Al aeropuerto". Y aunque sabe que esta prohibido, enciende un cigarillo y echa el humo por la ventana. El principio de su libertad.

Para tí.

Álvaro me ha dicho que a veces echa de menos a la chica del juego. Esa, que conoció en una fiesta. De enredado pelo. Álvaro me ha dicho que hay memoria, y no existen los recuerdos. Yo le replico siempre. Él dice que yo miento. Álvaro se hace el duro. Sé que la echa de menos. Tengo esa grabadora. Pero es que no capta sueños.

Romeo y Julieta.

Julieta abre los ojos. Respira. Respira. Respira. Respira. La daga no ha atravesado ni un centímetro de su piel. A su derecha, Romeo, tose escupiendo el falso veneno. Su familia se ha retirado ya. Es de noche, ya no velan el supuesto eterno sueño. Julieta sonríe. -Hasta Shakespeare se lo ha creído, cariño. Y escapan por el balcón.