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Mostrando entradas de 2018

Otra dama boba (o el último homenaje)

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UNA BOBA (tiende un libro): Por favor, recítamelo. Donde pone "FINEA". UN CHICO: No. BOBA: ¡Pero si no te cuesta nada! CHICO (coge el libro): Tenemos que hacer el trabajo. BOBA: ¡Por favor! Puedes leerlo tú primero, para ti. Y luego, si quieres, me lo lees. CHICO (toma el libro a regañadientes y lo hojea un poco): ¡Encima en verso! BOBA: ¿No eras tú el que hablaba de los beneficios de la oratoria?  CHICO (malicioso): ¡Esta bien! Pero ya me lo cobraré. BOBA (feliz): ¡BIEEEEEEEEN! CHICO (sin aspavientos): A ver.  ¡Amor, divina invención  de conservar la belleza de nuestra naturaleza, o accidente o elección! Extraños efectos son los que de tu ciencia nacen, pues las tinieblas deshacen, pues hacen hablar los mudos; pues los ingenios más rudos sabios y discretos hacen. No ha dos meses que vivía a las bestias tan igual, que aun el alma racional parece que no tenía. (se para, respira hondo) BOBA: ¿Qué pasa? ¿Por qué

Así en la guerra, como en el amor

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"¿Por qué lo dejasteis? Nunca os vi tan felices como cuando estabais juntos". Otro asintió con la cabeza. "¡Sí! Y no era solo por la risa. Era por la calma".   Las cenas de exalumnos son una manzana envenenada. La nostalgia revive fragmentos y escenas incompletas. La narrativa del pasado es muy inteligente. Borra los enfados y las desgracias. Nadie se acuerda de cuando lloraste en el baño porque la relación caía en picado. "Recuerdo cuando os vi bailar en esa discoteca", añadió otro, "pensé que si podía aspirar a una relación, sería a esa". Ante ese comentario, no pude evitar sonreír con sorna y levantar las cejas. Intenté cambiar de tema y centrarme en mi ensalada, pero no hubo manera. - ¿Por qué lo dejasteis? Hay que ver lo cotilla que es la gente. Miré a ambos lados. Cuatro personas me escudriñaban con suma atención. Fruncí los labios y, como siempre, tiré de bagaje. -¿Sabéis quién es Tucídides?- pregunté, mientras pinchaba u

Feliz Nochebuena, babies (y otra de mis listas)

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Desde esta ciudad infinita (y siempre en obras), os deseo una bonita Navidad . Y como regalo adelantado, os presento una lista de temas sobre los que hablar en la cena de esta noche libres de toda connotación política . * 1. Las ganas que tenemos todos de ver el Concierto de Año Nuevo por la tele mientras el 1% de ricachones -o novias del que dirija la orquestilla ese año, como es el caso de @lavalverde- lo ven en directo. La abuela comentará por lo bajini que ella se duerme siempre y que le da igual, y yo, como buena ciudadana de este mundo tan democrático y libre, susurraré apesadumbrada que me da igual no escuchar en directo la Tritsch-Tratcsh Polka, si total, no sé ni lo que es.  2. Las enormes posibilidades de que nos toque la lotería de El Niño y podamos participar en el foro de Davos el año que viene, y estrenar por fin el polar North Face que me han regalado. (Aún no he podido estrenarlo porque el cambio climático está haciendo estragos, y en Huesca están pensa

Cosas de las que SIEMPRE me arrepiento (pero que continúo haciendo)

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Como diciembre es un mes de balances, he decidido hacer el mío particular. Os presento las cosas de las que siempre me arrepiento, pero que continúo haciendo ( con la clara intención de no cambiar ). 1. La mayoría de historias que cuento en las cenas (o en cualquier otro momento, en realidad) Especialmente las relativas a la astrología, la religión o el amor y la casualidad. Si en una noche de invierno, tú, viajero, escuchas a una joven decir "Sí, eso pasa porque Urano está en Tauro", soy yo. Soy capaz de interpretar los astros y la política nacional e internacional (en esto último, tengo un título universitario; en lo que respecta a la astrología, no). También puedo mezclar las cuadraturas con Donald Trump. Por poneros un ejemplo minúsculo, el panorama astrológico actual es similar al de 1936. No digo nada, y te lo digo todo. Pero sí, un comentario de este tipo despierta uno de los más difíciles silencios.  2. Los grupos del WhatsApp. "Sí,

El Aleph de Borges era un McDonnals

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Estaba cenando con Enrique en un restaurante japonés. Podría estar en Tokio y ser una neo-Scarlett Johansson morena rodando Lost in translation . O podría estar en Madrid y ser yo, crítica fiel de las últimas novedades legislativas de vlex. Fuese quien fuese, allí estaba, siendo infinitas personas en el neo-Aleph de Jorge Luis Borges, en un no-lugar, en un restau que podría estar situado en cualquier ciudad del mundo. Pues, como todo el mundo sabe, un restaurante japonés en Madrid es un restaurante japonés en Berlín. Lo que es, a su vez, un restaurante japonés en el corazón de Londres, de Ciudad del Cabo o de Macao. Presente, pasado y futuro en infinitos lugares clonados. Visto uno, vistos todos . - ¿Crees que eres un ciudadano del mundo?- le pregunté, de repente.  Enrique sonrió. Es un hombre de recursos. - Si crees que eres un ciudadano del mundo eres un ciudadano de ninguna parte. Fruncí el ceño. Soy joven pero no tonta. Y además me leo el periódico todos los días. - Eso

Anna Karénina y yo

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Llevo siete años huyendo. Aunque mis ocupaciones diarias consiguen distraerme de mi continuo caminar;  de noche todos los errores son pardos y me persiguen como un dolor. ¿El motivo? Mi supuesta incapacidad para conocer a alguien, interesarme y no abandonarlo. Tras numerosos análisis he descubierto que mis relaciones siempre siguen un viaje de tres pasos: conocerle, mostrarme y huir como alma que lleva el diablo antes de enamorarme y, si es posible, no derramar ni una sola lágrima. La mayoría de las veces sólo llego al paso número uno. Supongo que soy una miedica adicta al amor platónico. Como no soy amiga de psicólogos -más por falta de tiempo que por convicción- hace unos meses decidí poner remedio a mi precaria situación amorosa con la ayuda y consejo de un sabio. Un sabio  diferente . Un hombre que, a fin de cuentas, está muerto y es muy posible que no escribiera sus obras pensando en la sociedad tinderiana/grinderiana enganchada al WhatsApp o a Instagram donde acostum

Apedrearás a Amancio Ortega

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A veces me pregunto por qué no bajo a la calle, cojo unas cuantas piedras y arremeto contra los escaparates del Zara más cercano.  Para aquéllos que me tachen de anti-Ortega ("la envidia, Parvati, la envidia"), sabed que me quedarían piedras suficientes para Primark, H&M y Mango. Las razones son variopintas y no tienen nada que ver con las aberraciones que este año la industria de la moda ha denominado tendencia . Así que, si buscabas un consejo para combinar tu más reciente adquisición (esa flamante camiseta de leopardo ultra-ponible con botas de serpiente de polipiel o el vestido con estampado Versace cuyo destino es pudrirse en la zona más barata del Zara durante las Rebajas de enero) estás en el sitio equivocado. Tu lugar se encuentra en arenas youtubescas tras teclear -con fervor cuasireligioso y salivando un poquito- la palabra HAUL. Los resultados son escalofriantes . Hay gente que se compra medio Zara, baila al ritmo de "Malamente" mientra