Apedrearás a Amancio Ortega



A veces me pregunto por qué no bajo a la calle, cojo unas cuantas piedras y arremeto contra los escaparates del Zara más cercano. 

Para aquéllos que me tachen de anti-Ortega ("la envidia, Parvati, la envidia"), sabed que me quedarían piedras suficientes para Primark, H&M y Mango. Las razones son variopintas y no tienen nada que ver con las aberraciones que este año la industria de la moda ha denominado tendencia. Así que, si buscabas un consejo para combinar tu más reciente adquisición (esa flamante camiseta de leopardo ultra-ponible con botas de serpiente de polipiel o el vestido con estampado Versace cuyo destino es pudrirse en la zona más barata del Zara durante las Rebajas de enero) estás en el sitio equivocado. Tu lugar se encuentra en arenas youtubescas tras teclear -con fervor cuasireligioso y salivando un poquito- la palabra HAUL. Los resultados son escalofriantes. Hay gente que se compra medio Zara, baila al ritmo de "Malamente" mientras se lo prueba, y luego dice tres veces "me encanta" cual conjuro arcano. No obstante, estos gurús o billboards humanas no son los culpables. El número de visualizaciones de estos vídeos es lo verdaderamente preocupante. Ay, vaya. Tú también has visto esos vídeos. No importa. Hablas con la más hipócrita de todos los aquí reunidos, hoy vestida de eco-madrilenial. Así que, quédate y quejémonos juntos de lo mucho que han subido los precios en Inditex y lo fácil que es que, al segundo lavado, ya le estén saliendo pelotillas hasta a los pendientes

Pero, a ver. Un momento. ¿Qué tiene de malo comprar en estas tiendas? ¿Es por la explotación de los niños, mujeres y hombres que trabajan en condiciones esclavistas para coserte ese Little Black Dress tan ajustado? Sí, diría yo. ¿Es por el negocio sexista capaz de conducir a millones de personas a la insatisfacción absoluta por no encajar en un cuerpo "normal"? Sí, también, contestaría con mi sonrisita de sabelotodo. Pero, ante todo, porque la moda es un negocio tan sucio como el petróleo. Y esto no se trata de una de mis múltiples exageraciones. La moda es el segundo negocio más contaminante de planeta después de los combustibles fósiles. 

De acuerdo con The Economist, fabricar un kilo de tela equivale a 23 kilos de gases de efecto invernadero. En total, la producción textil genera más dióxido de carbono que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo junto. Pero lo peor es que la mitad de la ropa que compramos la tiramos a la basura en menos de un año (incluso sin que nos la hayamos puesto nunca). Así que parece que lo que cuesta cincuenta o sesenta euros, en realidad viene acompañado de migraciones masivas, aumento del nivel del mar, incendios o sequías de regalo. Todo empaquetado en nuestra bolsita de papel.

Aunque no parezca tan evidente, hay quien ha emprendido su cruzada particular contra este sinsentido. Existen firmas de moda sostenible. Aunque si necesitas un abriguito negro para el invierno y, decidido o decidida a enarbolar tus principios de eco-ciudadanía, te embarcas en su búsqueda en la red de redes, descubrirás que la broma te puede salir por un sueldo de becario malherido. Sí, hablo de trescientos euros. Podríamos rezarle un Avemaría a Emma Watson, quien ha emprendido la misión de apadrinar vía Instagram a todas las firmas que sean mínimamente sostenibles. Pero no creo que conteste. Ella puede pagar ese divertido diseño ecológico mientras sonríe con su halo de embajadora de la ONU. Yo no. Por otro lado, hay quien me dirá que las tiendas vintage están "muy bien".  Por si acaso os asaltan las dudas, acudo a YouTube - hoy la madre de todas las ciencias- para mostraros por qué esta opción no me convence. Y es que, ¿quién se ve con alguno de estos looks yendo a la ofi? Por mucho que Man Repeller haga maravillas con estampados imposibles la realidad es que arriesgar no es tan fácil si tu trabajo es ser auditor 24/7.
Idea random para "fearless women" por Leandra Medine, fundadora de Man Repeller

¡Entonces, qué! ¡Nos has mareado para nada! No, queridos. Mi consejo es tan antiguo como el mundo. Comprad bien. Debemos pensar dos veces (o tres, ¡o quince!) si esa camisa sin mangas es "tan ponible" en el mes de diciembre, como queremos creer. Revisitar nuestro armario una vez al mes. Combinar-recombinar y no desechar a la primera de cambio algo que "ya no se lleva". La moda, como la belleza, está sólo en nuestras cabezas. 

Comentarios

  1. Sublime. Gracias por compartir y concienciar de una realidad tan latente. Solo queda seguir tus consejos y ahondar en el significado de la belleza. Gracias P.

    P.D: estoy enganchada a tus historias.

    B.

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    1. :))))) Pelotilla. Gracias por ser mi más fiel seguidora, B.

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  2. Yo con lo que no puedo es con los "influencers"... pero es mi opinión, si se ganan la vida con eso....pues adelante....pero la verdad es que alucino con estos tiempos modernos. un saludo.

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    1. Hola Laura :) A mí su trabajo no me parece el problema. La cuestión es que no defienden las causas adecuadas. Su trabajo consiste en hacer que la gente compre más y más. Y eso, a día de hoy me parece insostenible.

      Muchísimas gracias por pasarte y compartir tu opinión. Aquí tienes tu casa.
      Un abrazo!

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  3. Mientras te leía, intuía más que comprendía (y menos conocía) muchos de los términos que aparecen en tu texto, que igualmente me atrapó para llevarme a una conclusión final que no sólo entiendo perfectamente sino que comparto.
    Interesante tu reflexión y tu blog
    Gracias por dejarme migas para llegar hasta aquí
    Un abrazo

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    1. ¡Alís! Después de leer tu comentario, he repasado las líneas que había escrito buscando neologismos, conceptos raros y palabras inventadas. Efectivamente, había unas cuantas. Hace poco hablaba con A. -mi fiel compañero del blog- sobre cómo nuestra voz está llena de "interferencias". Y no sólo en el lenguaje, sino también en los conceptos y en las ideas. Supongo que es la globalización, el siglo XXI o yo qué sé qué. No obstante, espero que esto no sea impedimento para que te quedes por aquí y descubras cómo vemos el mundo un par de atontados madrileños.
      Muchas gracias por seguir mis migas.
      Te mando un abrazo enorme,
      P

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    2. No te preocupes, es más bien un tema generacional, jajaja. Y por supuesto que no impedirá que siga por aquí. Beso

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  4. Paso todas las mañanas por un escaparate de Zara y veo como lo van cambiando. Parecen orgullosos de haber creado la tendencia de que no es suficiente con comprarse ropa al principio de cada temporada, hay que comprarla cada quince días para no quedarse atrás. Pero, quedarse atrás ¿en qué? Como bien dices, todo está en nuestra cabeza y ellos nos la intentan cambiar.

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    1. Exacto. "Para no quedarse atrás". En Septiembre fui a un Festival de música y conté once chicas diferentes con el mismo vestido de Zara. Un vestido de leopardo rojo que había salido en tienda una semana atrás. Si la idea que hoy vende es "ser original/trendy", ¿quién se quedó atrás?

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  5. No es peloteo eh... pero joder... que bien lo has explicado.
    Yo ya no espero nada de los humanos pero reconozco que hace falta gente como tú.
    Sigue atizando conciencias por favor.

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    1. Ayy, Toro. Me voy a sonrojar y todo. Creo que esto lo sabemos todos, y que las conciencias de cada uno funcionan bien y azuzan lo suficiente. La clave supongo que está en aguzar el oído.
      Un abrazo!

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  6. Totalmente de acuerdo contigo, yo voy dando la lata a todo el mundo con unas ideas parecidas a las que explicas en tu post ( pero casi nadie me hace caso). Yo a veces les digo que si a ellos les gustaría trabajar al mes por 200 euros para que alguien pueda comprarse una mierda de ropa cada semana, pero no quedan convencidos o convencidas .En fin..
    Una vez una persona me dijo " tú has oído lo que dona Amancio Ortega"
    Y tuve que contestar " menos de lo que gana con la explotación laboral"
    Pero nada,
    Me ha gustado mucho tu blog

    María

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