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Mostrando entradas de octubre, 2010

Banco? No, balcón.

Hace tres días que Gloria se encontró un banco vacío. Hace tres días que Gloria corrió siguiendo un papel. Hace tres días que Gloria llamó a un timbre. Hace tres días que Gloria entró en casa de Flor. Hace un día, las dos estaban escuchando Jazz. Hace un día, las dos estaban tumbadas en el suelo. Hace un día, las dos se partían de risa. Hace un día, las dos tomaban un Margarita. Y hoy, es Gloria la que sonríe en el balcón. Con el mechero de Flor en la mano.

Banco, 2.

Gloria y Flor llevan viéndose toda la semana. Misma hora, mismo banco. Flor lleva el mismo vestido, y el peinado es el mismo. Gloria se sienta en el banco. Llega 5 minutos tarde y sabe que Flor no va a estar. Se le hace el corazón un puño. Encuentra una pitillera de plata. Un mechero barato y una tarjeta con una dirección. "¿Qué tal si me lo devuelves?". Y es que hay decisiones que debes tomar con calma. Aunque esta es demasiado fácil. Y de repente, lo que lleva en la mano es de oro puro en vez de plata. Gloria no recuerda haber estado tan emocionada en la vida. Flor, desde el balcón, sonríe. Y ya no tiene que fumar. PS. Gracias por las 20mil reminiscencias. Os enviaremos un paquete de emociones, de las de verdad. ;)

Banco, 1.

- ¿Quieres un cigarro? - No, no fumo. - Ni yo. Sólo fumo para llamar la atención de la gente. Y así, Gloria conoció a Flor. Estaba sentada en un banco de la calle, con una melena pelirroja enmarañada y mojada. Con un vestido negro precioso. Tras aquella respuesta tan original, Gloria se sentó a su lado. - ¿Te aburres? - Muchísimo. Me iba ya a casa. - Si no tienes nada mejor que hacer, puedes venir a la mía. Flor huele a vainilla y tiene la piel suave y tersa. Echa una mirada inquisitiva a Gloria. Gloria la roba el cigarrillo y lo tira al suelo. "Es probablemente la primera vez que alguien como tú se interesa por alguien como yo"

Diluvio.

Quizás ya no te acuerdes de Gloria. Es normal. Nadie lo hace. Pero a ella, que se despierta en casas ajenas vacías; no le queda más remedio que mover su cuerpo desnudo hasta el salón. Dónde encuentra tu ropa. Sale a la calle y está lloviendo. No debería haberse puesto esa falda tan corta, no con este frío. Aunque Gloria tiene unas piernas muy bonitas, y nadie se lo dice. Gloria anda por las avenidas, por los parques. No sabe a cuanto está su casa, tampoco quiere llegar pronto. Es más, Gloria quiere desvanecerse, quiere chascar los dedos y aparecer en cualquier otro sitio. Pero otra vez, no ocurre nada. Gloria se cruza con un vagabundo. ¿Estás llorando, pequeña?. No, señor; de hecho mis ojos están secos. Porque no puedes llorar más. Y Gloria No Puede Negar Lo Evidente.