Era la segunda noche consecutiva que sus gritos le despertaban. Ayer pensó que tan sólo se trataba de una pesadilla, pero esta noche gritaba lo mismo: "No, no, no, por favor. No me mates." Pierre, pese a lo poquísimo que sabía de español, podía entender que era una situación angustiosa para Laura. Cuando Laura se durmió media hora después, Pierre se giró mirando a su espalda y la acarició. Definitivamente, Pierre, a sus 38 años, había visto infinidad de cosas, pero ésta era realmente impactante. A medida que acariciaba el hombro de Laura, una capa de fino maquillaje se desvanecía mostrando lo que parecía un gran moratón. Y muy reciente. En algunas partes, la piel estaba en carne viva. En sueños, Laura se estremeció. - Increíble - musitó Pierre, intentando no hacer ruido.