Sénecas con abanicos


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-Ahora todo me recuerda a él -me dijo- Si voy a El Prado pienso que él solía venir los domingos. Si busco algo que ponerme, veo la blusa que me compré para él o la ropa interior que escogí para alguna de las noches que pasamos juntos. Ya no puedo ni pisar el restaurante en el que cenamos el día que noté que su interés se estaba apagando. Otras veces sus frases explotan en mi cerebro como fuegos artificiales. Es como si su voz viviera en mí, Parvati. ¡He tenido más conversaciones con él en mi mente que en el mundo real!

Estamos en Huertas. Es mayo y hace muchísimo calor. Treinta grados. Me abanico mientras Silvia hace gala de los síntomas más evidentes de una ruptura amorosa: incomprensión, negación y un poquito de desprecio hacia el susodicho. Mientras mi amiga habla hago contacto visual con un hombre de unos cuarenta que nos mira con interés. Le sonrío. Él desvía la mirada. Dejo el abanico en la mesa y me centró en mi café con leche.

-¿Te habrías casado con él?- pregunto mientras juego con el azucarillo.
Silvia frunce el ceño. 
-¿Qué? No. Pero no todo es casarse, Patricia. A veces parece que vives en Orgullo y Prejuicio, hija.
Ignoro su lanza y remuevo la espuma del café.
- Lo que quiero decir es que si no veías que la relación fuera a ninguna parte, no entiendo por qué no agradeces que la vida haya apartado a ese hombre de un plumazo. 
- Pues, muy fácil. Estaba dispuesta a aceptar todas sus taras, a enfrentarme a sus circunstancias y a ganar. Creía que...
-¿Que podías salvarle de sí mismo? 
-No exactamente. Creía que podría sacrificarme y hacerle feliz. Y que, a cambio del sacrificio, yo recibiría algo.
Tomo el primer sorbo del café. Lo saboreo. 
- Pensaba que la palabra sacrificio implicaba no recibir nada.

Mientras Silvia me explica qué significa para ella el sacrificio, pienso en Mohamed Bouazizi. Un tunecino al que la policía le despojó de todas sus posesiones de forma arbitraria, sumiéndole en la pobreza. Tal fue la injusticia que decidió quemarse a lo bonzo en Túnez en protesta por la corrupción del régimen autocrático de Ben Ali. Meses más tarde, Túnez se erigía como el único éxito de la sangrienta Primavera Árabe que, aún hoy, arrastra sus más terribles consecuencias en forma de Estados fallidos como Libia o interminables guerras civiles como la de Siria. A pesar de todo, y quizá muy a pesar de los encomiables esfuerzos de Bouazizi por despertar el ánimo de los tunecinos, Túnez fue a las urnas hace un año para elegir a sus representantes locales. Sólo votó un 33% de los votantes registrados.  

Silvia sigue, ajena a mis divagaciones. 
-... es decir, que yo habría hecho ese esfuerzo, y él tendría que habérmelo pagado con su fidelidad, su amor, su consideración o, al menos, con un firme intento de cambiar a mejor. 
Toma la taza. Presiento que su café se ha quedado frío. 
- ¿Y si no hubieras conseguido nada en seis meses? -pregunto- ¿habrías perseverado?
- Pues claro, el amor es trabajar, trabajar, trabajar. ¿Qué son seis meses?
- ¡Pues bendito estoicismo! Si tanto entusiasmo tienes por el sacrificio, sacrifícate por ti, y ahora que ya no estáis juntos lánzate a la vida con las mismas ganas con las que te lanzaste a esa relación imposible. 

Enarca una ceja. Sé perfectamente lo que está pensando. Tiene cara de "qué fácil es decirlo". Qué fácil es opinar desde el otro lado y decir, déjale que no te convenía, déjale y sálvate, huye ahora que puedes, sal de ahí, trata de olvidar sus gestos, sus manos asidas al volante, el reloj fijo en la mano derecha, la mano en el labio al escoger el menú. Qué sencillo debe ser decirlo y callarse, y volver a una vida con otras manos asidas, manos entrelazadas, manos que se tocan y se necesitan, y no manos que toman el combustible y rocían el cuerpo ajeno para después soltar la cerilla -metafóricamente, claro está.

-Perdona-murmuro inmediatamente- sé que no es tan fácil.

Por eso, y ya en la intimidad, no puedo más que asir esas manos, tomarlas entre las mías y besarlas una y mil veces más. Con gratitud. Siempre lo he hecho fuera quien fuese su dueño. Porque, aunque esas manos se hayan marchado o hayan huido para salvarse de mí, de mis defectos, locuras y contradicciones, o me hayan dejado porque mi presencia no era conveniente, nunca me he arrepentido de haberlas asido, reloj contra reloj, ni de haberme sacrificado por ellas. Sacrificio que, a mi modo de entender la vida, no equivale a las clásicas concesiones o a los típicos intercambios. El sacrificio es un negocio gratuito y sólo entiende de deudores si éstos deciden asumir por sí mismos obligaciones que nadie les obligó a contraer.

Así, en la democracia como en el amor, responder a los sacrificios ajenos es una tarea casi de beneficencia. Lo que hicieron las generaciones pasadas por nosotros, no nos vincula ni nos ata. Tampoco el sacrificio de la madre o el padre -sus horas sin dormir para velar por el sueño frágil-, el sacrificio de la pareja -aquella cosa que no hizo porque nosotros le rogamos que no lo hiciese. Siempre a cambio de nada. Así, la fidelidad, la consideración o simplemente el intento de cambiar a mejor  sólo los devolvemos cuando creemos que debemos hacerlo. Y así, visitamos al padre, a la madre, o besamos las manos de la pareja, con gratitud. No obstante, tanto en el caso del novio de Silvia como en el de los pobres tunecinos, esa fidelidad o consideración se encontraba en horas bajas. Casi podríamos decir que en un escaso treinta por ciento.

Cómo convencer al otro de que se involucre, de que responda con gratitud a nuestro sacrificio o cómo convencer a los votantes de que crean en su democracia supongo que es otra cuestión.

*

PD: ¡Gracias por leer hasta el final! Tomo vuestras manos y las beso también.


Comentarios

  1. Jo!! Lo primero que me vino fue alivio por el novio de Silvia. Creo que se salvó.
    Ver el amor como sacrificio no me atrae, aunque vaya vinculado a cesiones.
    Y los sacrificios sí se hacen esperando algo, ¿no? Son ofrendas ligadas a un pedido. Lástima que olvidemos ser más explícitos con nuestros pedidos.
    Hablando de democracia las ideas se me mezclan un poco, ello a pesar de que creo que la democracia sería perfecta si la emoción que la sostiene fuera el amor.
    Uy, que me enredo. ¡Cómo echaba de menos esto! jajajaja
    Qué placer leerte.

    Besos, Pat

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    1. Yo también lo echaba de menos Alis...
      Jajaja
      Esta Pat.... ♥

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  2. Sí, tienes toda la razón del mundo cuando hablas de "alivio". Espero que Silvia huya como alma que lleva el diablo. Aún no estoy muy segura de que se haya salvado, la verdad. La tentación de verle supongo que sigue ahí.
    En cuanto a la democracia, tengo que admitir que creo que el texto no me ha quedado muy redondo. ¡No me extraña que las ideas se te mezclen! No he sabido explicarme bien. Quería hablar de sacrificio. De las cosas que hacemos sin esperar nada a cambio, y sobre la posibilidad de que el receptor del sacrificio decida actuar en consecuencia o no. En definitiva, no sé si -en general- podemos exigir a la persona/personas por la que nos sacrificamos que respondan, que actúen de conformidad por lo que hicimos. Y en el caso de que no quiera responder, cómo convencerle de que lo haga si hay cosas importantes en juego: como la democracia.
    Sí, como ves yo también me enredo. Y me encanta jajajajaja
    :))) Muchas gracias por todo, corasson.

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  3. Creo que la que vive en orgullo y prejuicio es tu amiga con esa manera de pensar.
    Lanza esquivada!!!! Bien.
    Yo soy más de pensar que con los sacrificios no se debe esperar nada a cambio. Porque entonces no es un sacrificio.... Jajaja
    Inmolarse es uno, por ejemplo! Porque dudo mucho que Alá saque algo a cambio de esos putos locos....
    (Pero me estoy yendo mucho del tema) vuelvo.
    Yo también divago... Pero para nada me voy por esos derroteros tuyos....
    Cómo mucho me voy aquí al "lao"... Y vuelvo rápido 😂
    Besa mi mano, he leído hasta el final.
    Ya no se si me dejo algun punto a tratar... de esta reunión vecinal...
    Pero levanto acta, diciéndote que yo también te beso las manos, las mejillas y la sonrisa.... Porque te lo has ganado!
    Auténtica siempre.
    Beso mu grande.

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    1. :))))))))) Cuántos besos, madre mía, qué bien me vienen! jajaj
      Pienso lo mismo que tú con los sacrificios. Es mejor no esperar nada...
      Abrazos enormes, Laura!

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  4. Vuelvo, porque me quedé dándole vueltas al sacrificio... jajaja.
    Recordé una definición que un profesor nos dio sobre sacrificio (versus sacrilegio) relacionándolo con la asistencia a clases, y que me convenció. El decía:
    "Hacemos un sacrificio para estar aquí, dejamos de hacer algo que nos importa (estar con los hijos, leer un libro, descansar... ) y por ese precio aprovechamos el tiempo en que estamos aquí. Distinto es el sacrilegio, en que pagamos el mismo costo por venir, pero no aprovechamos el tiempo que pasamos aquí, por lo que no tiene sentido dejar de hacer esa otra cosa que nos importa".
    Creo que esta definición enreda más las cosas, pero está relacionado con la importancia que le doy a aquello por lo que me sacrifico.
    Besos a ambas

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    1. Y yo vuelvo...
      No sé porque vuelvo...
      ¿Porque me apetece volver?
      Si, es un buen motivo.
      Dos ❤

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    2. Dios mío, Alís. Cuánta sabiduría. Recuerdo que la primera vez que leí el comentario iba con prisa y no terminé de entenderlo. La palabra sacrilegio siempre ha tenido una connotación religiosa muy fuerte para mí. Quizá porque la aprendí en ese contexto. Pero sí, tienes toda la razón del mundo. Aprovechemos pues el tiempo en el que nos sacrificamos, y no lo perdamos, pues perderlo sería un sacrilegio.
      ¿Lo he entendido bien?
      Abrazos preciosa, te adora
      Pat
      (y a ti Laura, vuelve cuando quieras, este blog es una casa de esas en las que se puede abrir la nevera jajaja)

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  5. Me has hecho recordar conversaciones parecidas sobre temas similares, u otros temas, que tuve en el pasado con amigos y amigas...
    Visto desde mi ahora todas esas conversaciones me parecen una impostura, una farsa, un teatro obligado en el que la mayoría de las veces se oculta la verdad de lo que pensamos mientras se finge un preocupación personal de plástico ajado.
    Será que los años me han convertido en un irreverente, en un descreído... probablemente haya mucho de eso pero creo que a la vez me han liberado de ataduras emocionales que en realidad no eran más que farsas temporales.
    El tiempo me lo ha demostrado, no sólo en mí, también en otras personas... pero ojo, no quiero convencerte... además no podría, es un proceso lento... de aquí unos años quizás me entiendas mejor.
    Si estoy vivo por entonces agradecería que me lo dijeras.

    Je...

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    1. Tienes un poco de razón, Xavi. Qué pena. Supongo que en el fondo sabemos que todo pasará, y que el tiempo -más que nuestras palabras- lo curan todo. No obstante, a veces necesitamos esa impostura, ese teatro, para sentir que nuestro dolor es comprendido. No te voy a negar que muchas veces he dicho cosas en las que no creía en absoluto. Cosas que sabía que el otro necesitaba escuchar. Pero, si mi amiga necesita ese apoyo, ¿cómo no se lo voy a dar?
      Abrazos enormes,
      Pat

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  6. El ser humano es el único " animal" que tropieza tres veces con la misma piedra.


    Besos.

    El equilibrio interior a veces es complicado.

    Besos.

    Pienso que realmente se necesita una reciprocidad, en el amor, en la amistad y todas las demás áreas de la vida, y éso no es siempre posible.

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    1. ¡Exacto! Pero, y quizá esto dé para otra entrada, me sorprende mucho la arbitrariedad del sacrificio. Quiero decir, nos sacrificamos por quien no nos exige nada, y otras veces, no nos sacrificamos por gente que siempre se sacrifica por nosotros. ¿Por qué?

      Abrazos, Amapola.

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  7. Espero que tu regreso no haya sido un amago ;)
    Ando con ganas de leerte

    Besos

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    1. Os estoy cuidando muy mal, y poco. No os leo, no escribo. Soy la hija pródiga de Blogspot. Pero todo tiene una causa, una razón de peso, de verdad.
      Un abrazo enorme, Alís <3 Gracias por pasarte, por echarme de menos. Gracias, gracias, gracias. No te puedes ni imaginar la ilusión que me hace que me escribas estas cosas.

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