Así en la guerra, como en el amor



"¿Por qué lo dejasteis? Nunca os vi tan felices como cuando estabais juntos". Otro asintió con la cabeza. "¡Sí! Y no era solo por la risa. Era por la calma". 

Las cenas de exalumnos son una manzana envenenada. La nostalgia revive fragmentos y escenas incompletas. La narrativa del pasado es muy inteligente. Borra los enfados y las desgracias. Nadie se acuerda de cuando lloraste en el baño porque la relación caía en picado. "Recuerdo cuando os vi bailar en esa discoteca", añadió otro, "pensé que si podía aspirar a una relación, sería a esa". Ante ese comentario, no pude evitar sonreír con sorna y levantar las cejas. Intenté cambiar de tema y centrarme en mi ensalada, pero no hubo manera.

- ¿Por qué lo dejasteis?
Hay que ver lo cotilla que es la gente. Miré a ambos lados. Cuatro personas me escudriñaban con suma atención. Fruncí los labios y, como siempre, tiré de bagaje.
-¿Sabéis quién es Tucídides?- pregunté, mientras pinchaba un tomate cherry.
Uno asintió con la cabeza.
-Es un historiador griego que escribió sobre la Guerra del Peloponeso-confirmé.
-¿La guerra de qué?- preguntó alguien.
-Una guerra que enfrentó a Atenas contra Esparta. Antes del conflicto, Esparta era líder en la región y miraba con recelos a Atenas que comenzaba a despuntar en lo económico y en lo militar. Tucídides dice que las dos potencias podrían haber convivido de manera pacífica y colaborativa. No obstante, el ascenso de Atenas y el temor que eso inculcó en Esparta hizo que ésta última cometiera errores estratégicos fruto del miedo a ser superada. 
Uno de ellos se apuntó a mi salida sobre política exterior.
- Es lo que está pasando ahora con Estados Unidos y China, ¿no?
- Sí, justo. 
El resto de la audiencia suspiró, impaciente.
-No te vayas por las ramas, Parvati- exigió uno de los espectadores- ¿por qué lo dejasteis? Te dejó él, ¿verdad?
Sonreí ante su comentario lacerante. Si trataba de herirme para obtener un cotilleo, iba mal encaminado. 
- Los dos cometimos errores estratégicos. Nos queríamos mucho pero el miedo a ser menos que el otro, nos condujo inevitablemente a separarnos. Sin ser grandes potencias, caímos en la trampa de Tucídides.
No dije más. ¿Para qué romper aquel ideal amoroso en el imaginario colectivo? Aunque la audiencia exigió más detalles, me evadí por completo del tema y retomé discretamente la ensalada. Recordé lo mucho que nos gustaba competir entre nosotros hasta que aquella situación se volvió insostenible. "¿Por qué lo haces todo tan difícil?" me inquiría. "Es lo que tiene estar con una chica lista", le contestaba. Una chica lista que, sin duda, cometió errores injustificables fruto de su ego, su miedo y sus elucubraciones.

Minutos más tarde, y al otro lado de la mesa, escuché una cifra. Un sueldo. Y ni siquiera lo dijo él. 





Comentarios

  1. Empecé a leer y pensé: ¿por qué lo dejasteis?, y él ahora con un sueldazo, jajajaja. Parece que esa cena dio para mucho... Yo jamás he asistido a una reunión de ex alumnos. Leyéndote me felicito por ello.

    Hubo un naturista en la época de Darwin que elaboró una teoría de la evolución similar (de hecho, parece que Darwin la plagió). Hay una diferencia fundamental entre ambas teorías: la de Darwin habla de la supervivencia de las especies por la competencia, y este naturista (cuyo nombre siempre olvido) habla de la supervivencia por la vía de la colaboración. ¿Te imaginas el mundo que se hubiera generado de haber triunfado su teoría? No tendría nada que ver con el actual, porque a fin de cuentas actuamos en función de lo que aprendemos a hacer. ¿Hay que ser más fuerte para sobrevivir? Entonces seamos más fuertes, más listos, más todo.... ¡Qué pocas posibilidades abre la competencia! Es mi opinión, obvio.

    Un beso grande, Pat

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    1. Me parto, en serio. Jajajaja. Tampoco están tan mal las cenas de exalumnos. Reconozco que me lo pasé genial recordando nuestro viaje de fin de curso (a Cuenca) y mil historias de profesores etc. Por otro lado, y en cuanto al misterioso naturista, he tratado de encontrarle pero no he dado con él en el omnipotente Google. :( Lo que me cuentas me parece sumamente interesante. Me recuerda mucho a las teorías de juegos y al clásico dilema del prisionero. En mi opinión, no sé si algún día podremos superar nuestra visión hobbesiana de la vida. Pero confío en que sí.
      Te mando un abrazo enorme,
      Pat

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    2. Era Alfred Russel Wallace, un naturalista inglés que trabajaba en Borneo. La historia aparece en el libro "La biología de la transformación" que si no has leído te lo recomiendo.
      Un beso

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  2. Nunca he ido a una cena de ex alumnos... bueno... fui a una de exjugadores de baloncesto y cuando volví a casa estuve varias noches pensando en cómo salir impune después de asesinar a la mayoría.
    Siguen vivos... o sea lo deje estar...
    No aguanto esas vueltas al pasado por el simple hecho aleatorio de haber compartido un aula o un vestuario.
    Mi cerebro me engaña continuamente pero a veces le descubro los trucos emotivos y melancólicos... cuando eso sucede, lo castigo... me planto delante de la pared y cuando no se lo espera me doy un fuerte cabezazo contra ella.
    Después ya se le olvidan las cenas de exloqusea.

    En cuanto a China y Usa, bien... pero ayer cuando vi el nuevo hipermisil de Putin casi salivé... igual con suerte no llegaré a los últimos lamentables y longevos años porque Putin lo solucionará todo.

    Je.

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    1. Jajajaja. Oh Dios, cuidado con esos cabezazos. En cuanto a las cenas de ex lo que sea, a mí no me parece que estén tan mal, de verdad. A la gente le gusta el cotilleo, anunciar sus bodas, sus futuros hijos, sus rupturas y sus reconciliaciones. ¿Por qué no darles un foro para ello? Lo que sí es cierto es que la nostalgia es un arma poderosa. Como el hipermisil.
      ¡Un abrazo enorme Toro!

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  3. Uy! cenas de ex-alumnos.... no gracias, me producen urticaria... jajaja no tengo nada en común con toda aquella gente... beso grande bonita.

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    1. "Toda aquella gente". Es lo que dicen amigas mías (que no van jajaja). A mí también me daban pereza, pero en realidad son muy emotivas. Un abrazo enorme!

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