Tus pantalones de yoga están destruyendo el mundo



Estábamos en un local de Goya. Ocho chicas alegres, festivas, con chupas de polipiel. Selfies y mucho "a-que-no-sabes-quién-ha". Ocho chicas con lo que llaman "alto nivel educativo" (adquisitivo, todavía no). Entre risa y risa, pedimos unas copas. "¡Bea, coge pajitas!", dijo Laura. Con el mismo tono jovial, le advertí de que las pajitas eran muy contaminantes. Su respuesta me dejó de piedra. "Es que no sé beber un cubata sin pajita, Parvati". Comprendí que, tras años de evolución, la pajita se había impuesto finalmente al ser humano.
Solo Bea no cogió. 


La culpa no es de mis amigas. ¿La culpa es de la educación? Todas recibimos clases de Educación para la Ciudadanía, Filosofía, Conocimiento del Medio, Naturales, Biología, Física y Química y otra asignatura llamada Energías renovables. Supongo que para la de "Cómo beber sin pajita" no había profesor.

Bromas aparte, he de decir que la asignatura de Energías Renovables me cambió la vida. El profesor nos ponía muchas pelis. Entre ellas, vimos la de Al Gore ("Una verdad incómoda"). Desde ese momento supe que quería estudiar algo que sirviera para frenar el cambio climático. Como fuera y a cualquier precio. Si tenía un mínimo de seso y entendimiento, tenía que hacer algo. El profesor fue categórico: "Existen formas de frenar el calentamiento global, señorita. Lo que no hay es voluntad política". Aunque con quince años no sabía muy bien qué era la voluntad política y por qué faltaba, llevé a cabo iniciativas a nivel local. Demasiado local: en mi clase.

Intenté movilizar a mis compañeros en contra de aquellos profesores que nos imponían escribir trabajos sólo por una sola cara. Conseguimos cambiar aquella tonta práctica. También convencí a mis mejores amigos de que reciclasen. A día de hoy hago compostaje y me compro muy muy poca ropa. La carne la estoy dejando. Poco a poco. Soy una persona normal, hija del capitalismo y cada paso hacia una vida más coherente me cuesta una barbaridad. De hecho, a veces la consumista que hay en mí, llora. Llora mucho.


"¿Es que no me merezco cosas bonitas?", me digo con voz de víctima, mientras veo bolsas, bolsas y más bolsas, balanceándose felices en manos ajenas hechas de capital. 

Caminar por Madrid es una tortura china para esa cruel faceta mía. Un miércoles cualquiera en la calle Fuencarral, a un paso de Gran Vía, es una orgía de dinero y más dinero. Veo a seres humanos salivando ante zapatillas de deporte. Ya lo dijo el rapero Macklemore en su canción "Wings". ¡Alas! "We are what we wear, we wear what we are". Álvaro diría: "No seas ingenua. No venden zapatillas, venden sueños a pobres diablos". Y es verdad. Veo a niñxs naive comprándose el último modelo de pantalones de yoga para ser igual que la rubia-yoggi del Instagram. Una rubia que vive en Australia con sus diecisiete animales, que adora el mar, que es vegana, que surfea y tiene un novio salido de un catálogo de Abercrombie. Lo más normal. "Yo es que soy muy zen", dicen en la cola del Oysho. Son muy zen y lo saben. Pero lo que no saben es que están llenando el océano de microplásticos. Sí. En este podcast de The Guardian, lo dice muy claro: cada vez que lavamos una prenda hecha con fibras sintéticas, parte de ellas se desprenden y viajan por los desagües, hasta el mar. ¡Al mar, al mar! Si no entendí mal, hay quien ha creado lavadoras que capturan gran parte de esos microplásticos. Atajamos los problemas con más tecnología, como si ésta fuera la panacea. Pero lo cierto es que mi Sushi del otro día está aliñado con fibras de pantalones de yoga.

Día tras día me hago la misma pregunta: ¿Quién tiene la culpa? Contaminar, consumir como un cosaco y olvidarte de que existe el problema está MAL. Querer solucionarlo, contribuir con pequeños gestos y no consumir está BIEN.  Y nosotros, como sociedad y como individuos podemos hacer mucho. La toma de calles por parte de miles de mujeres el 8 de Marzo de 2018 ha puesto en boca de todos la importancia del feminismo. Una acción similar debería llevarse a cabo a favor de planeta. Asimismo, cuestionarnos individualmente si necesitamos todo lo que compramos es un paso necesario. Carlos Taibo, con su teoría del decrecimiento,  es sumamente inspirador en este sentido.

Pero, me preguntaréis, ¿de verdad es viable una sociedad que no consuma? ¿Os imagináis a un Ministro de Economía diciendo ante una audiencia de periodistas que este año el país no va a crecer, que va a DECRECER? Parece gracioso. ¿La culpa es, entonces, del capitalismo? Y ya. "Es culpa de los bancos, es culpa de Amancio Ortega, es culpa del Barman que me puso la pajita". Perdona, pero no. No podemos ser tan pusilánimes y lavarnos las manos ante un problema al que todos contribuimos.

Si sabemos que comprar no nos va a hacer más felices, si sabemos que no nos están vendiendo productos sino puro humo ("si compras esta crema, serás como yo"), ¿por qué seguimos cayendo en la trampa? He visto a niñxs llorar al ver como se derretía el hielo en el Ártico, para luego comprarse tres abrigos en Zara sin mirar atrás, mientras sostenían su café de Starbucks y sorbían de su pajita verde-chic. Nadie puede ser tan ingenuo como para pensar que nuestro estilo de vida no tiene una influencia directa en el devenir del planeta. Si nos la pela (con perdón), deberíamos decirlo bien claro: oye me da igual que muramos todos de cáncer por consumir plástico (=petróleo) cada día. Quiero ser tan rubia como esa Instagramer y ya.

Como veis, el siglo XXI plantea numerosos dilemas. Conciliar desarrollo económico con sostenibilidad es un must.  Si queremos un planeta que dure, sin basura en el mar, ni tortugas amenazadas por los aros de plástico de la Coca-Cola, vamos a tener que sacrificarnos. Los pusilánimes que no sepan beber con pajita deberían estar verdaderamente preocupados. Quien haya leído "No Impact Man" -un libro cuya traducción al castellano ha sido tristemente descatalogada porque la editorial que lo distribuía quebró durante los años de crisis (aún en Bibliotecas, anyway)- sabrán que tendremos que decir adiós al papel higiénico (un bien considerado de lujo en países como India). Exacto. Es una mierda, con perdón. Pero vamos a tener que crecer como civilización. Lo cual, me lleva a la conclusión, de que la culpa de todo la tiene la cultura de "Los 20/30/40/50/60/70/80/90/100 son los nuevos 15". Perdona, pero no. Si vives en este planeta, tienes una responsabilidad con el mismo. Y no hay más.

*
Gracias por vuestra atención y por leer hasta el final. Y, si os parece importante, ¡compartid! ¡Gracias!

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Comentarios

  1. ¿Sabes? Cuando leí el título creí que era una alusión a la estética del pantalón, jajaja. En seguida pensé que nada más lejano a este blog.
    Me encanta leerte, porque además de disfrutarlo por tu estilo, por tus ironía, por la belleza y el humor de tus textos, también me haces pensar, pones a revisión mi conciencia y me conecto con lo importante. No deberías mirar en menos lo que haces.

    No es tan sencillo cambiar hábitos tan asentados, y creo que poco a poco vamos modificándolos y cada vez hay mayor conciencia. Habla mi lado optimista, porque cuando pienso que ya no nos da tiempo de salvar al planeta me angustio mucho.

    Beso grande, Pat

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    1. Antes de nada, disculpa la demora Alís. Si soy sincera tenía muy pocas expectativas sobre esta entrada. Pensaba que no sería de mucho interés o no convencería el tono. Estaba un poco enfadada cuando lo escribí. Lo de las pajitas puso mi paciencia a prueba. Gracias por tus palabras y por tu aliento! Sinceramente, no sé qué hacer. Me siento impotente! Te mando abrazos, guapa. :)))

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  2. Hola.
    Perdona que no haya pasado antes.
    Te he leído con mucha atención y no puedo más que darte las gracias por hacer lo que haces.
    El tema es tan serio que hoy no voy a escribir nada "gracioso".
    Hago lo que puedo, que es poco , para intentar no contribuir al suicidio colectivo en el que estamos inmersos.
    Te dejo un vídeo que me ha impactado mucho, tranquila, es corto:

    https://www.youtube.com/watch?time_continue=204&v=wYr3DNWcFO0

    Besos.

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    1. Hola Toro. Perdóname a mí por la demora en la respuesta. Gracias por tu atención, es un bien valioso en este siglo jjj. El tema es serio, sí. Pero, ¿qué hacemos? Al final, tanto el discurso de Greta como un post perdido o una noticia en un períodico sobre el deshielo, son sólo palabras... ¿qué acciones concretas podemos llevar a cabo para hacernos oir? ¿estamos preparados para un futuro de decrecimiento? ¿podemos vivir sin consumir?
      Un abrazo, Toro.
      Pat

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  3. Leerte es siempre divertido aunque el tema no lo sea tanto. Me encanta la ironía que utilizas y tu manera de ver las cosas. Envidio la facilidad que tienes para expresarte y decir las cosas que quieres decir.
    Y es que intuyo que tu cabecita siempre va a mil por hora... y yo tengo la sensación de ir unos cuantos pasos por detrás de ti.... me gustaría saber mas del tema en cuestión, pero a parte de reciclar en casa, de no tirar nada por el wc, de llevar siempre mis propias bolsas y de no necesitar pajitas para beber (aprendí a beber a morro) poco mas puedo añadir a la causa.... mis perdones.
    Un abrazo grande Pat.

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    1. Ay, gracias Laura. Quizá haga alguna entrada un poco más positiva con recomendaciones que hacen las propias instituciones o asociaciones ecologistas sobre qué hacer (sin caer en lo de siempre). Pero tengo que leer más al respecto. Me alegra que aprendieras a beber (yo también! jj) Y sí, mi cabeza va a mil por hora, pero no sé lo suficiente ni se me ocurre nada realmente revolucionario. Una pena. Ojalá, y al menos, sepa reconocer a alguien que realmente lidere un cambio.
      Te mando un abrazo,
      Pat

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    2. ¡¡Ojo Pat con con confiar en: “...las recomendaciones que hacen las propias instituciones o asociaciones ecologistas sobre qué hacer...”!!

      -Avaaz.
      https://www.dsalud.com/reportaje/que-hay-detras-de-avaaz/

      -Ricken Patel
      https://zarramonza.wordpress.com/2012/02/06/espejismos-autoenganadores-2/

      “Y sospechoso también es que al frente de la organización esté Ricken Patel, un ex colaborador de la Fundación Rockefeller, cuyos honorarios como presidente de Avaaz fueron de nada menos que 183.264 dólares en el año 2010”.

      Abrazos.

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    3. ¿Soros también está en el ajo? Oh Dios, le tenía por un filántropo húngaro. Me inclinaré entonces por los activistas más comprometidos. Quizá esos me informen mejor.
      Un abrazo y gracias Ernesto!
      Pat

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  4. Claro que mereces cosas bonitas... ¡Adelante! Tus "limitaciones" o tus "despilfarros" son totalmente inapreciables en la realidad del problema... Lo que no quiere decir que no sea loable tu buena intención, preocupación y desvelos por el planeta.

    Pero no serán acciones como éstas ¡¡solamente!! las que propicien un cambio. Y solución.

    Tus textos, como siempre, entretenidos, actuales y con caracter!

    Abrazos Pat.

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    1. ¡Ernesto! Gracias. Tienes razón. No puedo evitar sentir el peso del mundo sobre mis hombros o, al menos, mi parte de responsabilidad en este problema. ¿Qué acciones propiciarán el cambio? ¿Habrá "voluntad política" solo cuando sea demasiado tarde?
      Mil gracias por tus palabras, como siempre.
      Un abrazo enorme!

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  5. Me ha gustado hallarte y leerte Una buena experiencia el haberte leido

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    1. Gracias por pasarte, Recomenzar. ¡Y bienvenida! :)

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