¡FELIZ AÑO!




Y ahora, date un buen baño; no podemos ir a las fiestas de hoy si aún hueles a las fiestas de ayer
 (Zelda Fitzgerald)


Queridos míos. Sé que algún día os escribiré desde Viena. Iré al Concierto de Año Nuevo, iré al Concierto de Año Nuevo, iré al Concierto de Año Nuevo. Haré lo que sea. Buscaré en las redes sociales a alguna violinista (o al que toque el triángulo) de la Filarmónica de Viena. Le prometeré tierras. Aprenderé de las mejores películas -de las de Ocean's 11- para colarme como un contorsionista asiático. Escucharé cien mil veces "en tu fiesta me colé", de Mecano, emulando los principios de los coaches que creen en "El Secreto" y en el universo. Diré gracias tres veces. Y entonces, sólo entonces, se abrirán las puertas para mí y podré disfrutar en directo de ese placer aunque sea una proletaria. Aunque sea parte del neo-precariado. Iré desnuda, si hace falta, demostrando a la nueva élite japonesa que todos somos iguales. Sin oro, ni Diores. Seré una salvaje escuchando la Marcha Redetzky, porque para amar el arte y la belleza no hace falta tener dinero.
Mientras tanto, disfrutaré con Martín Llade, que sabe hasta donde veranea el director de la orquesta.

Y ahora, tachán tachán...

¡FELIZ 2019! 
Doscientos años del Museo del Prado, queridos. Algo bueno tiene que traernos.

Comentarios

  1. Hoy he visto a los asistentes de ese concierto por la tele.
    Aplaudían con sus riquísimas manos una pieza conocida al ritmo que les marcaba el director sonriente- campechano también???- de la orquesta.
    Parecían todos muy felices.
    Después han dado otra noticia... - por orden de importancia supongo - habían muerto algunos nosédónde...

    Cambia el año, los humanos seguimos igual.

    Besos.

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    1. Creo que, pese al elitismo tan tan flagrante de este evento, la belleza de la música sigue siendo necesaria. Y sí, mientras lo escuchaba, leía el periódico. Muerte y destrucción everywhere. La música no soluciona nada, tampoco el concierto de año nuevo y sus ricos patrocinadores, pero al menos nos demuestra que el ser humano también sabe crear belleza. Recuerdo siempre las palabras de Hannah Arendt, quien afirmaba que el mal es tonto y el bien muy inteligente (pensaba en Eichmann).
      Brindo por la belleza que podamos ver este año. Un abrazo fuerte, Toro.

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  2. Yo también he visto el concierto, mano a mano con mi madre, durante un rato me he puesto a leer (pero basta que coja un libro para que ella no pare de hablarme) lo que no he entendido muy bien son las coreografías que no tienen nada que ver con el concierto... "por hacer una aportación"... no se, a mi me han sobrado. :) besos guapa!

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    1. Jajajaja. ¡Me encanta! Hago lo mismo que tu madre! Dios. Pobre del que coja un libro si me tiene cerca.
      Un abrazo enorme!

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  3. Tal vez sea culturalmente insensible, el caso es que nunca me llamó el concierto de Año Nuevo. Por muchos años porque prefería dormir, y cuando no siempre he preferido hacer otras cosas. Y lo digo sabiendo que puedo ser tachada de no sé qué, y ya no me importa. Supongo que en directo debe ser otra cosa, pero pienso que hay algo de fetichismo en la admiración que despierta éste en particular. Y que conste que no tengo nada contra el fetichismo, pero prefiero otros.
    Lo que sí creo es que si realmente es tu propósito, puedes lograrlo. ¿Realmente lo es?

    Un beso grande

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    1. Qué va, Alís! No creo que seas culturalmente insensible. A mí me encanta el concierto porque adoro el ambiente jovial y festivo en el que se presenta un arte bello, pero muy complejo, como es la música. Hay un componente fetichista, está claro, pero también uno sentimental muy fuerte. Y es que el concierto lo he visto siempre con mi padre. Es tradición. Nos encantaría ir, y siempre decimos eso de 'el año que viene lo miramos'. Aunque sepamos que no somos ni Ban Ki-moon ni Sebastián Kurz. Así que bueno, tendría que suceder un milagro para que pudiéramos ir. (((; un abrazo fuerte!

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