El ritmo de Dios
No sé si alguna vez os habéis preguntado por el desafortunado nombre
de dominio que escogí para este blog. “Las mentiras de my ipod”. Dejad que me
flagele un poco, por favor. No sólo escogí un instrumento que ha demostrado
estar ya obsoleto gracias a Apps como Spotify, y a la revolución tecnológica, sino que además introduje un
posesivo en inglés. Toma ya. Ese MY, heredero de las camisetas chonis de “I
love NY y I love my boyfriend”, aún me persigue por las noches. Pues veréis,
todo tiene una explicación. En un principio, el objetivo era recomendar música
a través de historias aparentemente de ficción.
Pronto me di cuenta de que, por
mucho que me supiera toda la discografía de Pereza, poco tenía que aportar al
mundo de la crítica musical y me dediqué a escribir historias sin banda sonora. Mientras tanto, conocí a Santi quien me introdujo en el
mundo del rock indie y del flamenco -era un malagueño con aspiraciones británicas y sorprendentemente combinaba ambos géneros bastante bien. Además por aquel entonces salía con una
cuadrilla de Zaragoza y las letras de Kase O. entraron en mi vida. En primero de carrera, me
apunté a un curso sobre Historia de la Ópera que me dió la vida. Sin
embargo, ni Tosca, ni Turandot han logrado superar uno de mis placeres más
inconfesables: LOS MUSICALES. Así que hoy, superando prejuicios y sobreponiéndome a mi escasa cultura musical, he decidido hablar de ellos. Mamma mía, here I go again!
¡No huyáis, no huyáis, por
favor! Lo sé. La palabra musical suele generar inmediatas
estampidas. Pero, oh sí. Tenía que confesarlo. Tenía que gritarlo al mundo. Soy
la neo-Winston Smith de 1984. He contemplado el enorme rostro de esa palabra
–musical-musical-musical. Me ha costado casi veintiséis años saber lo que
ocultaba su sonrisa. ¡Qué cruel e inútil incomprensión! ¡Qué tozudez la mía
exiliarme a mí misma de aquel corazón amante! Dos lágrimas me resbalan por las
mejillas. Pero ya está todo acabado. La lucha ha terminado. Me he vencido a mí
misma definitivamente. Amo al Gran Hermano. Y sí, haría una lista, pero no
quiero aburriros. Quiero hablar de una maravilla suprema. Futuro
patrimonio inmaterial de la humanidad como el gazpacho, el salmorejo y la
cocina molecular de Ferrán Adriá. Una ópera
rock precursora del heavymetal, vibrante y sorprendentemente traducida al español por un melenas
de la época (*no me resulta cómodo demostrar mi admiración por Camilo Sesto,
por mucho que en Nochevieja haya aullado todos sus grandes éxitos): JESUCRISTO SUPERSTAR. Una nueva
historia de Jesús, que mejora los libros de Caballo de Troya (cuyo argumento
conmocionó a mis compañeros del Erasmus) y tan actual que podría ser
protagonizada por Pablo Iglesias y Villarejo en una nueva entrega de la serie
de Netflix en la que se ha convertido la política española.
Pero, escuchad, escuchad. Mirad cómo Jesús –un neo-hippie dispuesto a
creerse hijo de Dios- lucha contra su aciago destino y le pide a Dios que, al
menos, mire su muerte. Cómo Judas se da cuenta de que a su líder se le ha ido
la olla. Que una cosa era ayudar al pobre y liberar al pueblo y otra muy distinta
andar sobre las aguas. Down-to-earth Judas, decide darle un escarmiento que se
le va de las manos. Las mismas que se lava Pilatos, quien nos regala una escena
digna de un cabaret. Maravilla, maravilla.
Como dato interesante de la historia, destacar que el Vaticano no
aprobó el musical. De hecho, en los teatros se mezclaban parroquias enteras con
monjas, monjes y cientos de seguidores al estilo de La llamada –con camiseta,
gorras y toda la parafernalia- y también grupos de fanáticos religiosos que veían
en el musical una obra del diablo. Fuese como fuese, lo cierto es que su música
es una maravilla. Recomendable cien por cien –especialmente la versión en
inglés- seas católico, heavymetalero, o una simple rata de biblioteca (worm book, para los más anglófilos) como yo. Como último dato, Jesús no resucita. Giro de los acontecimientos bíblico.
Dicho esto, sólo me queda recomendaros la
canción que canto en la ducha a grito pelaó cada día –mis vecinos deben pensar
que soy de alguna congregación-. Enjoy, darlings. Y sí. Ya me siento realizada. Acabo de hacer uso del nombre de dominio
por primera vez en diez años. Feliz no-cumpleaños, querido blog.
Bibliografía (el blog en sí creo que se me está yendo de las manos, pero no puedo evitar mencionar las fuentes que me han llevado a escribir esta entrada tan aleatoria sobre musicales y Cristos no-resucitados):
- El maravilloso podcast de "Aquí hay dragones" (de los mismos que hacían Todopoderosos) y que recomiendo muchísimo. No sólo es DELIRANTE, sino que además aprendes cosas. En este episodio hablan de este musical con millones de datos interesantes. Para los más beligerantes, la parte de los mongoles (nunca pensé que escribiría la palabra "mongoles" en este blog) es genial.
- Un divertido análisis de Jot Down sobre Camilo Sesto (para quien le interese él en sí y su melena, of course): https://www.jotdown.es/2015/12/belleza-artificial-defensa-de-camilo-sesto/
- También de Jot Down, esta vez sobre musicales de terror: https://www.jotdown.es/2014/10/terror-de-culto-el-musical/
- Y bueno, he hecho una adaptación del conocido final de la novela de 1984 de Orwell, como ya os habréis dado cuenta. Pero, si no, os animo a que os convirtáis a la fe orwelliana y leáis el libro que está muy bien.
Abrazos fugaces de verano, queridos
Tú cantas esto en la ducha cada día?
ResponderEliminarTe veo en el futuro escribiendo miles y miles de poemas sobre la soledad.
Justificados todos, claro...
Tus vecinos tienen el cielo asegurado.
:)
Jajajajaja. Voy rotando. Tengo una lista de reproducción en Spotify con todas las canciones vergonzosas que me sé de memoria para el momento ducha. Y me encanta. Además mis vecinos aguantan todo tipo de cantes. (Y yo, los suyos!)
EliminarUn abrazo enorme Toro!
Tienes un nivel de energía vital elevado.
ResponderEliminarEspero que sigas disfrutando del verano.
Un abrazo.
Amapola! Poco disfruto del verano, darling. Podría ser febrero y no notaría la diferencia jajaja. Pero ahí voy, trato de quejarme lo menos posible. Gracias por tus palabras.
EliminarAbrazos
Pat
Si pudiéramos librarnos de los juicios con que andamos cargando (por ejemplo, sobre Camilo Sesto, la ópera, los musicales, los diferentes estilos...) podríamos decidir con mayor libertad qué nos gusta o qué no. Lo políticamente correcto me molesta cada vez más, no sé quién carajo decide qué lo es y qué no, y no me da la gana de seguir esa dictadura, salvo cuando siento que está amparado en el respeto a la libertad de los demás y a la mía propia.
ResponderEliminarDicho esto, y refiriéndome a la música, me limito a escuchar y a sentir. Si lo que escucho me hace sentir bien (aunque sea a lágrima viva) me gusta, y si no, pues no. Punto. Así nos libramos de calificativos como desafortunado, vergonzante o cosas por el estilo.
Aún con ellos, tu entrada me gusta. Escribe de lo que quieras, entre en lo que te habías propuesto inicialmente o no, pero escribe, por favor. Para mí es un placer leerte por cómo hilas tus historias, tus reflexiones. Las disfruto muchísimo.
Besos
Ay Alís. Cuanto me ha gustado este comentario. Tienes toda la razón del mundo, pero reconozco que es ver lo de 'las mentiras de' y pienso "ya podría haber dejado pasar al muso que me inspiró tal nombre... Y haber llamado mejor a otros musos, de los que susurran cosas como 'mi cajón desastre', y juegos de palabras más estimulantes". Pero se me pasa. En cuanto a la música, reconozco que me cohiben un poco esos culturetas que van por ahí despreciando los musicales. Son peores que el Ministerio de la Información. Aunque, si la que decido callarme soy yo, es posible que el peor censor sea yo jajaja. En fin, gracias por tu comentario (y gracias por recordarme sutilmente que es Camilo Sesto, y no un miembro más de la realeza jajajaja).
EliminarY gracias también por tus palabras. ¡Me animan mucho a escribir!
Un abrazo enorme, con forma de tulipán
Pat
Tuve la.gran suerte de verla en teatro, por Camilo Sesto.
ResponderEliminarFue la penúltima función y estuvimos más de 15 minutos aplaudiendo, tenía 13, 14 años...nunca la olvidaré.
Un beso.
Oh, Dios. Qué suerte!!!!! Me parece TAN increíble esta adaptación. Se habla poco de Jesucristo Superstar, la verdad.
EliminarAbrazos,
Pat
Pues sí que me lo había preguntado...y ya ha quedado resuelta mi duda... Cómo también, si no recuerdo mal, antes (hace muchos muchos años) vuestro nombre de usuario no era madrilenials.... Era DosBichos. Puede ser? Me lo explicas también? Jajaja
ResponderEliminarRecuerdo uno de mis viajes a Madrid, de 4 días... Hoy no me puedo levantar, mamá mía y cabaret ... Acabé de musicales hasta el gorro.... Pero lo pasé bien... 🙂 Beso grande Pat.
Jajajajajaja. "Acabé de musicales hasta el gorro". ¡En el punto medio está la virtud! La verdad es que los musicales me dan la vida. Mamma mía es, sin duda, uno de mis favoritos (Cabaret no me convenció, y Hoy no me puedo levantar no lo he visto, muy a mi pesar). He de confesar que, pese a la entrada sobre el de Jesucristo Superstar -muy motivada por el increíble podcast de Aquí hay dragones- el mejor musical que he visto ever (en dvd, sinceramente) es HAIR. Quizá un día hable de él... dentro de unos meses, quizá. Para que no acabéis demasiado hasta el gorro jajaja :)) Abrazos gigantessss
EliminarPat