Espuma.

No me atreví a bañarme, ni siquiera a meter la punta de los dedos en el agua. Estaba demasiado fría. Y sin embargo, allí estaba, en manga corta, con un gofre en la mano, viendo morir las olas a escasamente medio metro de distancia.

Soplaba un viento bastante agradable, aunque impropio del mes de Agosto. Sentía como el sol me enrojecía la cara y veía como las gaviotas iban y venían sin cesar, quizás siguiendo el ritmo eterno de las olas. Me acabé el gofre y me tumbé sobre los guijarros, que cubrían la arena. 

"¿No te gustaría quedarte así por siempre?", alguien me dijo. 
Pues claro que sí. Por eso cerré los ojos.


Brighton: sea, sun, pavilion

Comentarios

  1. Me encanta el mar, aunque me da miedo bañarme.
    Será como aquella frase: Nos asusta lo desconocido, y por eso mismo nos fascina.

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  2. Tengo el recuerdo del mar tan metido en mi cabeza que si ahora cierro los ojos podria llegar a sentir que una ola se esta rompiendo contra mi...
    Saludos, y un abrazo :)

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  3. Restos de verano ahora que se vuelve al tajo...siempre vienen bien :)

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    Espero tu opinión
    besos

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  5. Mmm... me entraron ganas de un gofre y de ver el mar :)

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  6. Tío, me encanta el mar, me encantan los gofres, me encanta el sol, que feliz seria viviendo eternamente ahi jajaja

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