S.
S estaba harta de caminar tanto y tan de noche. Le dolían los pies.
Atontada por varios cubatas, se había despedido de Sebas, Lola y los demás en Antón Martín para, tres segundos y medio después, arrepentirse de su mala decisión.
Barajó sus posibilidades.
Coger un taxi a las dos de la mañana para irse a casa un sábado, no era de señoritas, así que buscó el móvil, desganada y llamó a Elena.
Su voz parecía carcomida por la nicotina.
-Estamos en el garito de la Cubana.
S recordaba bien aquel antro. Los baños parecían salidos de una película antigua y del techo colgaban cientos de sujetadores. Carmen y ella habían salido pitando por el ventanal del lavabo, sin pagar, las Navidades pasadas, porque estaban sin un duro.
Había pasado mucho tiempo. La Cubana no recordaba caras.
Bajó la callejuela, a trompicones, sintiéndose torpe y repitiéndose a sí misma que no volvería a beber jamás.
Percibió el olor de la sala mucho antes de llegar. Destilaba un olor afrutado, a alcohol y humos asilvestrados.
La cubana cultivaba sus propias hierbas, todos lo sabían.
Cuando entró, la neblina la mareó. Elena y Edu bailaban a ritmo de salsa, de tango, y de canciones viejas. S se sentó al lado de Anita y Nico.
Drogados y tumbados sobre cojines de estilo oriental, tarareaban estribillos inconexos.
Nico la cogió del brazo.
- Ru está en el baño.
S le maldijo en secreto.
Los ex siempre te joden las fiestas.
Atontada por varios cubatas, se había despedido de Sebas, Lola y los demás en Antón Martín para, tres segundos y medio después, arrepentirse de su mala decisión.
Barajó sus posibilidades.
Coger un taxi a las dos de la mañana para irse a casa un sábado, no era de señoritas, así que buscó el móvil, desganada y llamó a Elena.
Su voz parecía carcomida por la nicotina.
-Estamos en el garito de la Cubana.
S recordaba bien aquel antro. Los baños parecían salidos de una película antigua y del techo colgaban cientos de sujetadores. Carmen y ella habían salido pitando por el ventanal del lavabo, sin pagar, las Navidades pasadas, porque estaban sin un duro.
Había pasado mucho tiempo. La Cubana no recordaba caras.
Bajó la callejuela, a trompicones, sintiéndose torpe y repitiéndose a sí misma que no volvería a beber jamás.
Percibió el olor de la sala mucho antes de llegar. Destilaba un olor afrutado, a alcohol y humos asilvestrados.
La cubana cultivaba sus propias hierbas, todos lo sabían.
Cuando entró, la neblina la mareó. Elena y Edu bailaban a ritmo de salsa, de tango, y de canciones viejas. S se sentó al lado de Anita y Nico.
Drogados y tumbados sobre cojines de estilo oriental, tarareaban estribillos inconexos.
Nico la cogió del brazo.
- Ru está en el baño.
S le maldijo en secreto.
Los ex siempre te joden las fiestas.
Los ex siempre joden, en fiestas y fuera de ellas
ResponderEliminarNo todos, pero sí la gran mayoría...
ResponderEliminary pensar que todos somos exs alguna vesssssssssssssssss
ResponderEliminarjaja
Vaya pero la culpa la tenemos nosotros supongo...
ResponderEliminarTodos nos volvemos ex es verdad :)
ResponderEliminarun beso
nos leemos ♥
bueno. me volvere ex alguna vez... pero si, claro que molesta, mas si te miran con una cara de "por tu culpa"...x mi culpa que?..
ResponderEliminaren fin. mejor ponerles cortinitas (?)
el encuentro con un ex determinado añade literatura a la noche..buen texto! saludos
ResponderEliminarmuy cierto, siempre las joden
ResponderEliminarLos ex suelen dedicarse a eso, basicamente,
ResponderEliminarJajajajajaja, cuánta verdad en esa última frase.
ResponderEliminar¡Muchos besos para ti!
siempre vuelven a aflorar ciertos sentimientos...
ResponderEliminark xulo el post!!!
ResponderEliminarte sigo wapa!!!!
xoxo