Ibas conduciendo a alta velocidad por una carretera secundaria. La radio escupía una de esas canciones que tan pronto como vienen, se van. Una voz chillona gritaba y gritaba. Si hubiera querido dirigirte la palabra, probablemente te hubiera pedido que bajaras el dichoso volumen, pero me daba igual. Tú, tu coche y la música . Y el paisaje que nos rodeaba, también. Pensé en leer, pero claro, en la guantera sólo encontré una fotocopia del seguro. Muy típico de ti . Así que me dediqué a fruncir el ceño, para mostrar mi descontento. Al final, carraspeaste y decidiste hablar. De nuevo, usaste ese tono prepotente que tanto odio. - No entiendo por qué vas siempre enfadado con el mundo. De verdad. Bufé y dije con los ojos "Tú a la carretera, anda. Y cállate de una puta vez". También pensé en que tenías razón. Parcialmente. Antes muerto que admitirlo, eso sí .