[...] VALENTINA.- ¡Un, dos, tres! ¡Fuego! (Da uno, dos, tres pasos; en línea recta. Lanza el plato decorativo contra el suelo) VALENTINA.- (Grita) ¡Es que no me oyes, cretino! ¡Ven a por mí! ¡Ven a por mí, si te atreves! ¡Párteme el alma, como hiciste con mi cuerpo! ¿Por qué no sigues, ahora que te lo imploro? ¡Nunca vas a complacerme, nunca! (Estalla en lágrimas) (Se acerca al cadáver de Marco y lo mece suavemente) VALENTINA.- Hoy han enmudecido los silencios. No puedo oír tu voz de trueno. Debe ser que se ha congelado mi memoria, o se han parado mis desgracias. Hoy, soy libre, y renazco de nuevo. (Besa el cadáver en los labios) VALENTINA.- Y sin embargo, ya te echo de menos. El silencio irrumpe en un aplauso multitudinario que no cesa hasta bien pasados los dos primeros minutos. Carla no puede dejar de dar las gracias y lanzar besos al respetable, que vitorea su nombre y le dedica gestos de máxima aprobación. Críticas favorables y amantes del teatro satis...