Mimadas.

-¡Déjame! -¿Pero qué te pasa, Ter? -Que estoy cansada de tu vida. ¡He dejado todo por tí! ¿sabes? Pero me hago vieja en esta casa. Tengo diecisiete años, y tú... Tú diez más. -Eso nunca había sido un problema, Ter. -Ahora sí. -¿Por qué? -Me aburro de tí. Carlos se quedó callado un momento. -¿Sabes lo que te digo, Ter? Que eres una puta niña mimada. Eso es lo que te digo. Ter le miró por debajo de sus ojos llorosos, recogió sus cosas y se fue.