Cómo ser otra persona con unos sencillos martillazos (puerta secreta y directa, sin transbordos)

294 TFUE Primera lectura Por llegar diez minutos tarde, – "¡ diez minutos, abuela, por Dios ! ¡ No es una vida !" – , mi abuela me castigó dos semanas sin salir por la noche. "Por la noche" significaba hasta las doce en punto. Tenía catorce años, cinco amigas y unas ganas locas de vivir la vida en la urbanización playera. Por desgracia, mi abuela no tenía los mismos planes para mí. – Sólo podrás ir y venir a la playa conmigo por la mañana y por la tarde. – ¿QUÉ? – Esas amigas tuyas no me gustan ni un pelo. Aunque sospechaba que mi abuela tan sólo buscaba un buen samaritano que le llevase la hamaca y la toalla – nunca la bolsa, nave del misterio de toda sexagenaria voluptuosa – tuve que acatar la recién implantada ley marcial. Y así, salíamos a las diez y media y volvíamos a la una. Telediario, tute y siesta. A las cinco y media, caminábamos bajo el sol abrasador hacia el mar. A las ocho volvíamos, a las diez "en la cam...