No es mentira esta postverdad

Cuando tenía dieciséis años me diagnosticaron un tumor benigno. Después de TACs, resonancias magnéticas, gammagrafías, dolorosos electromiogramas, curanderos, bayas y cuatro operaciones, desapareció. Sin embargo, una intrépida compañera de clase de aquellos días se atrevió a afirmar con suma rotundidad que mi presunto tumor era una invención. Cuando me enteré, estallé en cólera. La existencia del osteoma no era una cuestión de opinión. Era un hecho . * Si menciono esta historia no es porque quiera centrarme en la estulticia de esta pobre mujer, hoy enfermera — God help us! — sino porque, recientemente, se ha popularizado la idea de post-verdad. Una noción que el Oxford English Dictionary (OED) ha elegido como palabra del año y que "denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal". Ejemplos claros son la negación...