tag:blogger.com,1999:blog-65573982931222562032024-03-13T03:55:02.453+01:00Madrilenials Retransmitiendo desde el siglo XXIMadrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.comBlogger95125tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-77987182520698824732020-03-20T00:25:00.003+01:002020-03-20T01:15:42.098+01:00La belleza o la soberbia <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyqhyphenhyphenvEYK4_ncmqfaeG1n74L0YdNIaZ3RofBDTYH-0Q2ksrNd_oJQLPRF8_8O_9g-cZzbLcvdZx8nin_dd20iv7KdYyP-LiTAlTzO5J8FZ_Pr0SxSleRgg16zQBUQZxIJchgrzy2XPoBc/s1600/5.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyqhyphenhyphenvEYK4_ncmqfaeG1n74L0YdNIaZ3RofBDTYH-0Q2ksrNd_oJQLPRF8_8O_9g-cZzbLcvdZx8nin_dd20iv7KdYyP-LiTAlTzO5J8FZ_Pr0SxSleRgg16zQBUQZxIJchgrzy2XPoBc/s640/5.JPG" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /></td></tr>
</tbody></table>
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<br />
- Qué <i>guapa</i> eres, cariño.<br />
Me sorprendió que me lo dijera. <b>Mi abuela</b> es como la madrastra de Blancanieves. Fue <i>la guapa </i>del pueblo. Una circunstancia que marcó su identidad hasta el punto de que el resto de mujeres de nuestra estirpe éramos, en su opinión, irremediablemente feas. Nadie se había salvado de la quema. Mi madre, mis tías, mis primas. Nadie. Todas nos parecíamos al padre, y por ende, no habíamos alcanzado la suprema perfección evolutiva. No obstante, aquel día mi abuela estaba algo sensible y decidió regalarme aquellas cuatro palabras que tanto significaban para ella. <i>Guapa, guapa, guapa. </i>Qué guapa eres, cariño.<br />
<br />
Sin embargo, y aunque no fuera su intención, esas palabras me sacudieron como un tortazo. Nunca me había parado a analizar la relación que tenía con mi propia belleza. De hecho, no sabía que existiera algo así como una relación con la belleza propia. Apartada por mis compañeros de clase por ser el <i>book worm -</i>en español, la rata de biblioteca- tuve que construir mi identidad a través de otras cosas: los libros que leía, los cuentos que escribía o las notas que sacaba. En mi grupo de amigas, fuera el que fuese, la guapa era siempre otra. Así que, nunca dejaba de sorprenderme que todavía existiesen ciertos intrépidos que obviasen mi cara de Turandot y me dijesen un: Hola <i>guapa</i>. De hecho, percibía su acercamiento como un mazazo sobre mi marmórea identidad.<br />
<br />
"Pero, ¿qué estás haciendo?", parecía gritar, envuelta en llamas, "¿acaso no ves que soy la de los libros, la de los cuentos, la de los nueves? La guapa es otra. Así que, vete. ¡Vete y no vuelvas! No soy guapa, no soy atractiva, no soy deseable <u>por lo que ves</u>, sino por mis libros, mis cuentos, mis nueves. ¿Cómo osas a acercarte sin saber mis logros, mis aspiraciones, mis...?". Vale, estoy exagerando un poco. Pero sigamos, sigamos.<br />
<br />
El problema era que, como contraposición, cualquier malandrín de medio pelo podía intuir que con un poco de labia sobre literatura, música o política, aquello estaba hecho. Y era verdad. Unas entradas para ir a no se qué exposición, ópera o "mira este disco de X cantante desconocido" y mi cara de Turandot se volvía la de Tosca, pasional y dispuesta a levantar pedestales por cualquier héroe de tres al cuarto. Héroes que, con el tiempo, acababan mostrando su verdadera cara: odiaban la política, fueron a la manifestación a favor de la paz porque les obligó el padre, confundían a Lorca con Antonio Machado (<i>Lorca es el de la canción de caminante no hay camino, ¿no?)</i>, solo se sabían una canción indie -la que casualmente te habían recomendado-, y no sabían quién era Roberto Bolaño -es más, no habían escuchado ese nombre en la vida, no, tampoco cuando tú lo mencionaste al principio <i>¡Oh, el principio!</i> y ellos juraron haberse leído toda su obra. Sí, supongo que así es como <b>Tosca se convierte en Bridget Jones</b>. <i>La lista</i> que rechazaba a los que la llamaban guapa, era la tonta que se creía al malandrín literato. Bueno, ¿qué más da?<br />
<br />
Lo que está claro es que mi abuela me hizo comprender algo tan relevante como revolucionario:<b> la identidad es una ficción muy peligrosa</b>. Estamos tan centrados en definirnos a nosotros mismos -con cuidado, con cautela, dibujando con detalle los márgenes de lo que somos- que no sólo no aceptamos que nos encasillen en categorías ajenas sino que nos resistimos a evolucionar. Y repetimos como autómatas, "¿es que no me ves? Soy la de los libros, los cuentos, la política, o soy la subversiva, la guapa, la tonta, la valiente?". Parece que en una sociedad tan obsesionada con ser diferente, la palabra identidad no ha roto con el yugo homogeneizador de la masa. Sólo nos ha atomizado en secciones. Así, basta un comentario -bondadoso o lacerante- para que se arañe o incluso resquebraje el papel de nuestras paredes de reluciente identidad.<br />
<br />
No os sorprenderá que os diga que, tras el inofensivo comentario de la abuela, me estuviera preguntando <b>si acaso no había sido la guapa todo este tiempo y no me había dado cuenta.</b><br />
<b></b><br />
<br />
:)<br />
Os mando un abrazo que no entiende de cuarentenas (ni de las impuestas, ni de las autoimpuestas). Está siendo un año durísimo, quizá por ello el abrazo es más sentido. ¡Os echo de menos!<br />
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PD: La foto la hice yo. ¡Es el pueblo donde creció mi abuela!<br />
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Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-75751359524227336252019-12-15T20:54:00.001+01:002019-12-15T22:53:56.720+01:00El peso y la ligereza<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha_VaQZqiLO-aCDbwmXMkxZpv1gEpjqAdZhAGssR4SeDrAxaj02iyfegqJmltltQvHkNOa7wFs5NbBrlKlRRUQMD4uY1hNcZ77m7iQPp64BJR4lRNpQLyXA2E3PwpwQURLfU1uRfL0wk8/s1600/arbolito-de-libros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="837" data-original-width="600" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha_VaQZqiLO-aCDbwmXMkxZpv1gEpjqAdZhAGssR4SeDrAxaj02iyfegqJmltltQvHkNOa7wFs5NbBrlKlRRUQMD4uY1hNcZ77m7iQPp64BJR4lRNpQLyXA2E3PwpwQURLfU1uRfL0wk8/s640/arbolito-de-libros.jpg" width="458" /></a></div>
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El hombre es un animal de cercanías y las mías son los libros. Los libros no sólo hacen hogar, sino que hablan, comentan, me dicen cosas. Por eso me encanta husmear, hojear -y ojear- los libros que habitan en las casas que visito por primera vez. No hay mayor placer que juzgar al prójimo por las portadas de sus libros -ora las chillonas de Anagrama, ora las sobrias de Cátedra- y hacer preguntas envenenadas sobre alguno de esos libros que parece o bien demasiado nuevo o bien demasiado intelectual. Ver a esos seres apilados -tapa con tapa, lomo con lomo- me hace cuestionarme,<i> ¿por qué no esconde ese Código Da Vinci? ¿Por qué enseña ese libro de Punset sobre el amor? </i>A veces siento la tentación de coger esos libros ajenos, secuestrarlos, retenerlos en contra de su voluntad, taparles la boca con celofán -especialmente a ese de "El poder del Ahora"- <span style="background-color: transparent; color: black; display: inline; float: none; font-family: "times new roman"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">y esconderlos debajo del fregadero más cercano. Todo para que, años después, ese amigo salvado de la mediocridad me diga que no lo encuentra y que se lo ha vuelto a comprar. </span>Supongo que los libros generan apegos. Lo sé yo que los subrayo, los pinto y los doblo, pero no los presto nunca porque me aterra perderlos. Son seres maltratados, víctimas de una parte de mí que pocos conocen: la destrozadora de libros, la secuestradora, la Síndrome de Librógenes más peligrosa y jamás buscada.<br />
<br />
Mis libros, míos, de mí.<br />
<br />
Por eso, por los apegos, nadie entendió la razón por la que apilé dos cajas enteras de libros y colgué la imagen de cada uno de ellos en Wallapop. En menos de seis meses reuní casi trescientos euros. Adiós apegos. Libre, más libre que el viento. Adiós a esos libros marchitos, amontonados, apilados, ya leídos. Adiós a Rosa Montero en ese libro donde decía que el único escritor mejor que ella era Nabokov -y yo que pensaba que la soberbia era sólo cosa de los Medici, veo que a los Montero no les falta-, adiós a mi diccionario de latín, a mi Código de Comercio, a toda la colección de libros fantásticos de mi adolescencia, a mis libros de inglés -pintados, subrayados, tachados, malheridos. Adiós. Adiós. Adiós. Volad con otros dueños, déspotas que os creerán suyos, y dejadme en paz.<br />
<br />
Nadie lo entendió. Ni siquiera mi casa, a la que también imagino con vida, y que los lloró de una forma incomprensible. Si os soy sincera, creía que ganaría espacio con tanta venta y tanto desahucio literario. Pero ella, la casa, fue cubriendo esos espacios vacíos con otras cosas. Tampoco lo entendieron mis amigos que empezaron a preocuparse un poco. "Ya he vendido otro", les decía, "ese de Javier Marías". "¡<i>Pero si te encanta Marías</i>! ¡<i>pero si eres súper fan</i>!". No lo quiero, no quiero apegos, no quiero nada. Adiós, adiós, adiós. Volad con otros dueños. Y otra vez las pesadillas. Libros con forma de casa, libros-fregadero, libros mediocres escritos por una tal Rosa Nabokov. Y entonces, un día, aquel canto de sirena, aquella locura de pesos y ligerezas, acabó con una frase en una cafetería. <b>Le dije a Inés, mi interlocutora en aquel instante, "¿sabes qué me gritó ese capullo? Que sólo le hablaba de libros".</b> Y me di cuenta. No estaba renunciando a mis libros, sino a mí, mía de mi.<br />
<b></b><b></b><br />
Así que, sí, me he desinstalado Wallapop.<br />
<br />
<i>He vuelto, y casi es Navidad.</i><br />
<i>Os echo de menos.</i><br />
<i>Pat</i><br />
<i></i><br />
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Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-83473241624226261492019-09-02T23:46:00.000+02:002019-11-09T17:15:32.474+01:00Cómo mentir sin que te pillen (secreto infalible y muy maquiavélico)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7AlU0fHx4ayS4fa93Z4X5s93F9q4khYGrE_00qZ9uQ-5gBo4_UAyuK6Ud5Qsdp071Mh3xIy6bRBWTNaqlTwsZ_WEPiN25mlOWGxrCcXWKhESZLfeLF42QF8zZMOaEQw8mJlJTfD3n4cw/s1600/2ed940b1de2a21da1593d2be413ff268.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="549" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7AlU0fHx4ayS4fa93Z4X5s93F9q4khYGrE_00qZ9uQ-5gBo4_UAyuK6Ud5Qsdp071Mh3xIy6bRBWTNaqlTwsZ_WEPiN25mlOWGxrCcXWKhESZLfeLF42QF8zZMOaEQw8mJlJTfD3n4cw/s1600/2ed940b1de2a21da1593d2be413ff268.jpg" /></a></div>
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<span style="font-size: large;">Un fantasma recorre Europa. Y no, no es el fantasma del comunismo. Es un fantasma mucho más sexy y huele a V.I.P. de Carolina Herrera. </span></div>
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Aunque en mi entrada anterior auguraba el reinado del bien, la paz y la prosperidad, tengo que reconocer que mi obsesión con la política y los juegos de poder me suele devolver a la realidad. Hace unos días veía un reportaje del New York Times sobre el origen de las <i>fake news, </i>ese fantasma tan notable que se pasea por el continente vestido de Prada. Al parecer, y de acuerdo con el coloso mediático, las noticias falsas las crearon los rusos. La primera de ellas era un famoso bulo que atribuía a Estados Unidos la creación del SIDA. Supongo que para el NYT era difícil retrotraerse en un vídeo de quince minutos a la Primera y a la Segunda Guerra Mundial, por no hablar de Bismark y su complicada madeja de amigos y enemigos; acontecimientos donde primaron las medias verdades, los silencios o las más puras mentiras. Aunque, sinceramente, en esta era de <i>fast information </i>no podemos culparles por tratar de no hacer contenido infumable. No obstante, la descripción del método ruso para crear estos contenidos me recordó a una de las teorías más acertadas sobre <b>la mentira</b> de la mano de<i> the one and only</i>: Lala. Y que me habían salpicado a mí, irremediablemente.<br />
<br />
A decir verdad, la mentira nunca ocupó un lugar destacado en mi infancia. Incluso ante la amenaza de crueles castigos, si hacía algo que estaba mal, confesaba. Sin llantos ni pataleta alguna. Quizá porque, en el fondo, pensaba que la que tenía razón era yo.<b> Sí, la hybris, otra vez.</b> Sin embargo, y para cerrar el ciclo de entradas sobre Lala, ella sí que tenía un verdadero don para la mentira. Hasta el punto de que, no sólo jugaba con los silencios, las medias verdades y con <i>erróneas presunciones</i>, cual descendiente de Nicolás Maquiavelo, sino que además disfrutaba provocando la mentira ajena. Y, para más <i>inri</i>, <b>tenía formas terribles de hacerlo.</b><br />
<b><br /></b>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/uAQzJOwNE3o/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/uAQzJOwNE3o?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<b><br /></b>
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Una de ellas era preguntar por cuestiones íntimas y demasiado sensibles para adolescentes, como por ejemplo cuáles habían sido sus primeras experiencias con chicos. Evidentemente, en aquel casto colegio concertado donde nuestros compañeros tenían más miedo que deseo, la pregunta era absolutamente irrelevante. La que más, habría disfrutado de un cortejo <i>online </i>plagado de emoticonos, seguido de vueltas interminables por el parque, pipas, y algún roce en un banco. Nada del otro mundo. Pero, <b>oh, Lala!</b> <b>querida Lala</b>. Lala preguntaba directa y sin tapujos. Su mirada era peor que la de Torquemada. Y bastaba que algún inocente diera la alarma -Lala controlaba bien las fuentes- para que se presentase al día siguiente en el patio dispuesta a sonsacarle a su víctima hasta el último detalle del encuentro. El interrogatorio podía ser peor que el <i>waterboarding </i>de Guantánamo y tenía como secretaria judicial a alguien con una memoria prodigiosa: yo misma. Lo cual, como veréis, era la clave del proceso kafkiano.<br />
<br />
<b>Era imposible escapar.</b> Las víctimas, nínfulas de vestidito de seda y gorguera en las fiestas de guardar, convertían las pipas y el banco en fantasías eróticas dignas del Sr. Grey. Lala las veía balbucear palabras que habrían sonrojado a sus propios padres con el sólo objetivo de que yo registrara la información. Y así, meses después, cuando la pobre víctima se creía libre de Lala Maquiavelli y Parvati de Medici, Lala volvía a por más. "<i>Cuéntame qué pasó con Diego, con Alberto, con Edu, con Santi. Cuéntame, cuéntame. No recuerdo bien aquella historia que tan bien relataste, ni aquel detalle"</i>. Y aquella pobre cordera, balbuceante y becerril, no podía hacer más que mentir, mentir, mentir. De nuevo. Con otras palabras, con otros gestos, con otras historias distintas a las anteriormente relatadas. Más que nada porque, como bien dijo Platón, <b>quien no dice lo que piensa se ve obligado a contradecirse. </b><br />
<br />
De nuestro improvisado estudio sociológico sacamos distintas conclusiones. La primera es que la gente mentía, sobre todo cuando tenía miedo. Conclusión bastante pobre teniendo en cuenta todo el sufrimiento y sudores que, en comparación, causábamos a nuestros sujetos de investigación. La segunda era que ese sufrimiento podría haberse evitado de una manera sumamente sencilla e indolora. Y era, nada más y nada menos, que contar UNA sola mentira adornada en un marco de absoluta y total realidad.<br />
<br />
- El problema de esas niñas es que se creen artistas, Lala. Es como lo que decía Oscar Wilde, creen que su obligación es crear para ti una realidad exquisita.<br />
<br />
- Me dan igual sus motivos si, al final, ni saben mentir bien -contestaba ella, tajante- <b>El secreto de cualquier mentira bien contada es que la mentira sea sólo un detalle.</b> El resto debe estar basado en algo absolutamente real. Paz podría haber contado su cita con Diego tal y como ocurrió, desde los emoticonos hasta las pipas y el banco, y haber añadido sólo <b>uno</b> de los muchos detalles sexuales que narró en su primera versión, y que eran mentira. <b>Acordarse de un detalle <i>a posteriori</i> es más fácil que recordar toda una película.</b><br />
<br />
Al parecer, y de acuerdo con el New York Times, el coloso ruso pensó <a href="https://www.nytimes.com/video/opinion/100000006188102/what-is-pizzagate.html" target="_blank">exactamente lo mismo</a>. En el conocido como <i>playbook </i>ruso<i>, </i>se hallan fielmente establecidos los pasos necesarios para crear las <i>fake news. </i>La receta es sencilla. Una vez se identifican las <u>brechas sociales</u> que existen en una determinada sociedad, se crea una mentira (ese núcleo, ese detalle). Una mentira <b>gorda </b>de esas que pueden resquebrajar los pilares de un país y la cohesión social que lo sustenta. Una vez hecho esto, se introduce el detalle final: se le dota de un envoltorio lleno de datos reales, auténticos, pura verdad. Como después de cualquier incursión en la cocina, el último paso es lavarse las manos. En este caso, asegurarse de que parezca que la mentira, el bulo, la farsa o la ficción vienen de cualquier otra parte, y si te pillan, la clave es negarlo, negarlo y volverlo a negar.<br />
<br />
El problema es que las democracias no son como los patios del colegio. Las mentiras de aquellas niñas no le importaban a nadie. Pero las mentiras bien cocinadas e imprimidas en medios de comunicación, esgrimidas por políticos como <i>alternative facts </i>sí que importan, pues al final nos pasamos la vida discutiendo sobre los hechos, en vez de sobre las soluciones.<br />
<br />
Las ficciones están bien en las novelas, en Netflix, en Blogspot, o incluso en nuestra propia vida. Hay cuentas de Instagram que huelen a VIP de Carolina Herrera, y a glamour, y son puro humo. Hoy no voy a juzgar eso, porque al fin y al cabo las mentiras que nos contamos a nosotros mismos, o a las audiencias más próximas, importan menos que las historias que Lala sonsacaba a las chicas en el recreo. Pero hay que trazar una línea gruesa -del color que se quiera- en lo que respecta a nuestras instituciones. A ellas, ni tocarlas. Y para eso debemos estar bien preparados, bien formados para resistir a la mentira indiscriminada. Igual que Parvati de Medici que registraba cada detalle, apelo a la memoria, y al registro. A lo que llaman hoy "fact-checking". Y también a la educación y a la auto-educación para saber descubrir el núcleo, el detalle o la mentira que nos intentan colar como si fuéramos un pueblo iletrado.<br />
<i><br /></i>
Aquí, entre rusos y colegios concertados, espero haber dado alguna pista desde mi humilde experiencia como registradora de mentiras.<br />
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Abrazos como soles,<br />
a todos mis amores lectores<br />
que formamos la neo-familia Medici<br />
desde hoy mismito.</div>
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-50639890209004587192019-08-28T10:48:00.004+02:002019-08-28T15:59:38.903+02:00Las lágrimas de Ovidio, los bad boys y las femmes fatales<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxuN7r8BNwAYwooBv2eID0hW8QYErP3MHUuqFPeYRAeLVidgyk8uzOPF9kXPa90mYnPHSuZ8SyUCIlN6KTQfUD8gF2ixqngILhNmMHGXnzvZTU66zxAV8H06Jvn6b1-n1lbFSZjsb40rQ/s1600/tumblr_m57pr8HbfH1qzfza5o1_1280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="859" data-original-width="1280" height="429" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxuN7r8BNwAYwooBv2eID0hW8QYErP3MHUuqFPeYRAeLVidgyk8uzOPF9kXPa90mYnPHSuZ8SyUCIlN6KTQfUD8gF2ixqngILhNmMHGXnzvZTU66zxAV8H06Jvn6b1-n1lbFSZjsb40rQ/s640/tumblr_m57pr8HbfH1qzfza5o1_1280.jpg" width="640" /></a></div>
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Lala y yo estábamos sentadas en una acera desierta a las ocho y media de la mañana. Era la semana cultural en el colegio y nos habíamos disfrazado de romanas. Desde donde nos encontrábamos veíamos cómo el resto de los alumnos, envueltos en disfraces de papel maché, esperaban en fila a que Madre Portera abriese.<br />
-¿De qué irá Cova?- me preguntó con una risita- No entiendo la peluca.<br />
Aunque contesté, no participé de su crítica. Detestaba su faceta de esbirro e ignoré aquella lanza. Ajena a mi indiferencia se colocó el disfraz y se incorporó para poder mirarse en el reflejo de un coche. Luego entró en su habitual régimen de alabanzas:<br />
- ¿Cómo se te ocurrió lo del disfraz de romana? Me parece la mejor idea del mundo. Es diferente. Es incluso... ¡sexy, tía! La gente va a flipar.<br />
Sonreí. Estábamos envueltas en dos sábanas blancas que podían caerse en cualquier momento. Aunque un cinturón parecía solucionar ese problema, no confiaba demasiado en sus bondades. Desde luego, nuestro <i>atractivo</i> sería incuestionable si se nos caía la sábana.<br />
Ella prosiguió:<br />
- Quizá podríamos haber comprado alguna corona. En vez de ser mundanas patricias, podríamos habernos disfrazado de diosas.<br />
Sonreí y mostré mis dientecillos de juglaresa.<br />
-Ya sabes que los dioses bajaban a la tierra sólo en verano y casi nunca en persona. Su presencia era más como el olor de las violetas, la risa de dos romanas, el calor de una hoguera en San Juan. Eran los humanos quienes hablaban con sus palabras. Lo decía Homero con la fórmula...<br />
- Sí, con <i>aladas palabras</i>- respondió, aburrida- Menudas historias te inventas. Aunque, bien mirado, podríamos habernos comprado unas alas...<br />
<br />
Caminamos hacia el colegio. Sus palabras, menos aladas que nunca, se enredaron en su habitual aluvión de críticas. Lala criticaba absolutamente a todo el mundo. Su capacidad lingüística era innegable. Inventaba adjetivos y colores "se cree rubia pero su pelo es color agua-de-fregar", fagocitaba a sus víctimas "a esa me la como yo con patatas" y era la reina del símil y la metáfora "tiene una sonrisa de lápidas". Casi siempre <b>con chicas</b>. Los chicos eran para ella fuente de toda perfección y encontraba razones para enamorarse de cualquiera de ellos. Daba igual que Edu viniese dos días de la semana a clase, no importaba que Alberto fuese la persona más maleable y pusilánime de la faz de la tierra, apenas contaba que Santi tuviese una novia desde hacía varios años. Ellos eran per-fec-tos, a sus novias y a sus defectos había que desterrarlos y enterrarlos junto a los dientes de lápida. No había salvación para nadie. Y, aunque yo creyese lo contrario, no había salvación para mí. Lala me traicionó muchas veces. Consiguió que le contase casi todo para después venderlo a las masas. De frente, todo eran falsas alabanzas.<br />
<br />
Es verdad que muchos me aconsejaron que la dejase a un lado. "<i>Lala es una serpiente venenosa, una sabandija</i>". Y otros, "<i>es el verdadero cáncer de Bachiller, ¿por qué la sigues? ¿por qué eres su amiga?</i>". Pero, no escuchaba. Estaba hipnotizada por su maldad. Me daba igual coger su móvil por error -teníamos el mismo modelo- y descubrir un mensaje de texto en el que ponía mi nombre. No me importaba verme rodeada por una jauría de niñas en el patio del colegio porque Lala, en una de sus rabietas, había ejecutado una buena <i>vendetta</i> asegurando actuar en mi nombre. Veía la película <i>Jeux d'enfants</i> -traducida al español como "quiéreme si te atreves"- y entendía perfectamente el momento en el que descubres que la adrenalina de las mentiras, la traición y el juego puede ser felicidad en estado puro.<br />
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<br />
¿No era mejor, como dijo Milton, "gobernar en el infierno que servir en el cielo"? Además, si aquellos primeros años eran solo un juego, ¿qué importaba ser un tirano en la casilla de salida? Los que se preguntaban por qué seguía a Lala no entendían que sólo siendo bestias olvidábamos la carga de ser un ser humano. Y, al tiempo, sólo las bestias -ora vencedoras, ora derrotadas- trazarían una historia memorable. ¿A quién le habría interesado la vida de un estudiante de magia llamado Harry si no hubiera sido por Voldemort? Medea, Lady Macbeth, Mr. Hyde. Podían destruirse a sí mismos antes de aceptar una derrota. El mal, que en ese momento tomaba la forma del patio de un colegio, no era un veneno ni una condena, ni siquiera sufrimiento. Era lo único que nos mantenía vivos en una atmósfera asfixiante de lecciones interminables en las que cada año estudiábamos prácticamente lo mismo. Oh, <i>hybris</i>.<br />
<br />
Supongo que aún era demasiado joven para leer a Hannah Arendt. Mis excusas y justificaciones no habrían sobrevivido a su ojo crítico. La filósofa judía que analizó como nadie el juicio a Eichmann en Jerusalén me habría susurrado con ternura que el mal es, simplemente, tonto. <b>El mal es lo fácil, la traición lo más primitivo. </b>Ser bueno implica inteligencia, valor. Decirle a Lala que cerrara la boca era de valientes y yo nunca se lo dije. Como sabéis, Lala me abandonó en el mismo momento en el que pisamos la Facultad de Derecho dispuesta a tejer una nueva madeja de mentiras y confabulaciones. En mi caso, probé suerte con un grupo de nuevas Lalas más rubias y menos complacientes. No duré ni dos meses. Hice nuevos amigos. Esta vez lavé bien las sábanas de falsa romana, rechacé mi propio nombre y me mezclé con ellos, ajena a las lágrimas de Ovidio.<br />
<br />
En estas últimas semanas, he tratado de dar un sentido a todo esto. A la atracción que sentimos por personajes de ficción vanidosos, egoístas o inmorales. El gusto por los <i>bad boys</i>, las <i>femmes fatales </i>o el morbo que suscitan esas personas que cometen crímenes abominables sin razón o propósito alguno o, como dicen los británicos, <i>for the <u>hell </u>of it</i>. He escuchado todas los <a href="https://player.fm/series/1259856" target="_blank">argumentos posibles</a>, todas las definiciones de mal -casi siempre desde el punto de vista <u>secular</u>- y aún me cuesta entenderme y entendernos. Hay acciones aparentemente inocuas y casi burocráticas, asépticas, diría <i>ovejiles </i>o <i>borreguescas</i> -trasladar judíos, quemar una parte del bosque, comprar ropa nueva cada temporada, viajar en avión tres o cuatro veces al año por publicar una foto en Instagram- que generan daños irreparables. Y lo hacemos para cultivar nuestra vanidad, nuestro ego o nuestra intrahistoria personal -y <i>¿memorable?</i>- de patio de colegio. Y es absurdo, es una tontería, es primitivo. Hay quien asegura, incluso, que todo ello viene de nuestro miedo a la muerte. Quién sabe. En cualquier caso, Eichmann aseguró en el juicio que <u>él no tenía nada personal en contra de los judíos</u>. Y, sin embargo, condujo al matadero a miles de ellos. ¿Quería ascender en la tortuosa escalera de las SS? Seguramente sí. ¿Era un pobre diablo? No lo dudéis ni por un segundo.<br />
<br />
Hoy que vivimos en una constante apología del individualismo, me sorprende que no haya más valientes (<b><u>yo la primera</u></b>). Me extraña que el lema "sé distinto" se haya traducido en ideas visuales de lo que nos gusta, nos atrae, pero no en una conciencia cívica -<i>romana, </i>quizá- y crítica con patrones tontunos o primitivos "<i>compra más, sé un James Dean, una Blair Waldorf, un Michael Corleone, una Regina George</i>". He de reconocer que algunos fenómenos como el movimiento <i>anti-bullying</i> o anti-acoso escolar en las redes o las manifestaciones climáticas por parte de adolescentes me dan ciertas esperanzas. No obstante, necesitamos más y mejores modelos. Empezando por nosotros mismos.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
*</div>
Gracias por vuestro tiempo, y por leer hasta aquí.<br />
¡Espero vuestras opiniones sobre el mal, los patios del colegio o los disfraces de papel maché! </div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-21442559382576544222019-08-13T09:16:00.000+02:002019-08-19T22:10:54.228+02:00El ritmo de Dios<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiD8ALh64IMxgrOlteFhpnQy_h-L5ES5BZ2o_5htLp4XJS9-hMoBTZ5f2SaDwasUG1M4yDat6mjEOTKoq9j7Br0s5HOy3IhrfvBz6whxPaOM3OEwh34GJAg6WaHgTM5wMXb2hgUObYaEG8/s1600/pelicula-la-llamada-imagen-01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="563" data-original-width="1000" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiD8ALh64IMxgrOlteFhpnQy_h-L5ES5BZ2o_5htLp4XJS9-hMoBTZ5f2SaDwasUG1M4yDat6mjEOTKoq9j7Br0s5HOy3IhrfvBz6whxPaOM3OEwh34GJAg6WaHgTM5wMXb2hgUObYaEG8/s400/pelicula-la-llamada-imagen-01.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
No sé si alguna vez os habéis preguntado por el <strike>desafortunado</strike> nombre
de dominio que escogí para este blog. “Las mentiras de my ipod”. Dejad que me
flagele un poco, por favor. No sólo escogí un instrumento que ha demostrado
estar ya obsoleto gracias a Apps como Spotify, y a la revolución tecnológica, sino que además introduje un
posesivo en inglés. Toma ya. Ese MY, heredero de las camisetas chonis de “I
love NY y I love my boyfriend”, aún me persigue por las noches. Pues veréis,
todo tiene una explicación. En un principio, el objetivo era recomendar música
a través de historias aparentemente de ficción.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Pronto me di cuenta de que, por
mucho que me supiera toda la discografía de Pereza, poco tenía que aportar al
mundo de la crítica musical y me dediqué a escribir historias sin banda sonora. Mientras tanto, conocí a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Santi </b>quien me introdujo en el
mundo del rock indie y del flamenco -era un malagueño con aspiraciones británicas y sorprendentemente combinaba ambos géneros bastante bien. Además por aquel entonces salía con una
cuadrilla de Zaragoza y las letras de Kase O. entraron en mi vida. En primero de carrera, me
apunté a un curso sobre Historia de la Ópera que me dió la vida. Sin
embargo, ni Tosca, ni Turandot han logrado superar uno de mis placeres más
inconfesables: LOS MUSICALES. Así que hoy, superando prejuicios y sobreponiéndome a mi escasa cultura musical, he decidido hablar de ellos. <i>Mamma mía, here I go again!</i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i></i><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">¡No huyáis, no huyáis, por
favor! Lo sé. </b>La palabra musical suele generar <strike>inmediatas</strike>
estampidas. Pero, oh sí. Tenía que confesarlo. Tenía que gritarlo al mundo. Soy
la neo-Winston Smith de 1984. He contemplado el enorme rostro de esa palabra
–musical-musical-musical. Me ha costado casi veintiséis años saber lo que
ocultaba su sonrisa. ¡Qué cruel e inútil incomprensión! ¡Qué tozudez la mía
exiliarme a mí misma de aquel corazón amante! Dos lágrimas me resbalan por las
mejillas. Pero ya está todo acabado. La lucha ha terminado. Me he vencido a mí
misma definitivamente. Amo al Gran Hermano. Y sí, haría una lista, pero no
quiero aburriros. Quiero hablar de una <u>maravilla suprema</u>. Futuro
patrimonio inmaterial de la humanidad como el gazpacho, el salmorejo y la
cocina molecular de Ferrán Adriá. Una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ópera
rock</b> precursora del heavymetal, vibrante y sorprendentemente traducida al español por un melenas
de la época (*<strike>no me resulta cómodo demostrar mi admiración por Camilo Sesto,
por mucho que en Nochevieja haya aullado todos sus grandes éxitos</strike>): <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">JESUCRISTO SUPERSTAR</b>. Una nueva
historia de Jesús, que mejora los libros de Caballo de Troya (cuyo argumento
conmocionó a mis compañeros del Erasmus) y tan actual que podría ser
protagonizada por Pablo Iglesias y Villarejo en una nueva entrega de la serie
de Netflix en la que se ha convertido la política española.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Pero, escuchad, escuchad. Mirad cómo Jesús –un neo-hippie dispuesto a
creerse hijo de Dios- lucha contra su aciago destino y le pide a Dios que, al
menos, mire su muerte. Cómo Judas se da cuenta de que a su líder se le ha ido
la olla. Que una cosa era ayudar al pobre y liberar al pueblo y otra muy distinta
andar sobre las aguas. Down-to-earth Judas, decide darle un escarmiento que se
le va de las manos. Las mismas que se lava Pilatos, quien nos regala una escena
digna de un cabaret. Maravilla, maravilla.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Como dato interesante de la historia, destacar que el Vaticano no
aprobó el musical. De hecho, en los teatros se mezclaban parroquias enteras con
monjas, monjes y cientos de seguidores al estilo de La llamada –con camiseta,
gorras y toda la parafernalia- y también grupos de fanáticos religiosos que veían
en el musical una obra del diablo. Fuese como fuese, lo cierto es que su música
es una maravilla. Recomendable cien por cien –especialmente la versión en
inglés- seas católico, heavymetalero, o una simple rata de biblioteca (<i>worm book</i>, para los más anglófilos)<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>como yo. Como último dato, Jesús no resucita. Giro de los acontecimientos bíblico. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Dicho esto, sólo me queda recomendaros la
canción que canto en la ducha a grito pelaó <strike>cada día</strike> –mis vecinos deben pensar
que soy de alguna congregación-. Enjoy, darlings. Y sí. Ya me siento realizada. Acabo de hacer uso del nombre de dominio
por primera vez en diez años. <b><u>Feliz no-cumpleaños, querido blog</u></b>.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/Nv-CsctQ72g/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/Nv-CsctQ72g?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<b>Bibliografía</b> (el blog en sí creo que se me está yendo de las manos, pero no puedo evitar mencionar las fuentes que me han llevado a escribir esta entrada tan aleatoria sobre musicales y Cristos no-resucitados):</div>
<ul>
<li><div style="text-align: justify;">
El maravilloso podcast de "<b>Aquí hay dragones</b>" (de los mismos que hacían Todopoderosos) y que recomiendo muchísimo. No sólo es DELIRANTE, sino que además aprendes cosas. En <a href="https://www.podiumpodcast.com/aqui-hay-dragones/temporada-1/ahd2-de-los-mongoles-y-el-ritmo-de-cristo/" target="_blank">este episodio</a> hablan de este musical con millones de datos interesantes. Para los más beligerantes, la parte de los mongoles (nunca pensé que escribiría la palabra "mongoles" en este blog) es genial.</div>
</li>
<li><div style="text-align: justify;">
Un divertido análisis de Jot Down sobre <b>Camilo Sesto</b> (para quien le interese él en sí y su melena, of course): <a href="https://www.jotdown.es/2015/12/belleza-artificial-defensa-de-camilo-sesto/" target="_blank">https://www.jotdown.es/2015/12/belleza-artificial-defensa-de-camilo-sesto/</a></div>
</li>
<li><div style="text-align: justify;">
También de Jot Down, esta vez sobre musicales de terror: <a href="https://www.jotdown.es/2014/10/terror-de-culto-el-musical/" target="_blank">https://www.jotdown.es/2014/10/terror-de-culto-el-musical/</a></div>
</li>
<li><div style="text-align: justify;">
Y bueno, he hecho una adaptación del conocido final de la novela de 1984 de Orwell, como ya os habréis dado cuenta. Pero, si no, os animo a que os convirtáis a la fe orwelliana y leáis el libro que está muy bien. </div>
</li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
Abrazos fugaces de verano, queridos</div>
<div style="text-align: justify;">
<strike>Espero que no hayáis huido demasiados</strike></div>
<br />
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-16465821801598720382019-07-24T12:56:00.000+02:002019-07-24T18:50:11.964+02:00Consejos para jóvenes estudiantes de Derecho<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCIdHns5BAp00lROxotEwVocGPAKFahWRjhhjo6qYCOt40isQUNsFfsU0TAE0hueWaswlF0L_wcIdMD4-fEAkxpemeJbAgjLiFamUc4I-0MRgBGIgidkLVHMA7HLIlQndTLoVHe6GtJFo/s1600/tumblr_m238k0ORHL1r39kwqo1_1280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="816" data-original-width="1280" height="408" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCIdHns5BAp00lROxotEwVocGPAKFahWRjhhjo6qYCOt40isQUNsFfsU0TAE0hueWaswlF0L_wcIdMD4-fEAkxpemeJbAgjLiFamUc4I-0MRgBGIgidkLVHMA7HLIlQndTLoVHe6GtJFo/s640/tumblr_m238k0ORHL1r39kwqo1_1280.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">"Voy a dejar la carrera. Quiero hacer filología clásica, lo mío es el Latín y el Griego, no las fiducias, los poderes o la representación. Madre Amor me dijo que me contrataría en el colegio si decidía dedicarme a la enseñanza"</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Lo último era mentira. Pese a mis propuestas indecentes, Madre Amor se había limitado a enarcar una ceja y a poner los ojos en blanco, a juego con la cofia que nunca llevó. </div>
<div style="text-align: justify;">
Mi madre, la verdadera, me miró con incredulidad. Proseguí.</div>
<div style="text-align: justify;">
- No es lo que esperaba. </div>
<div style="text-align: justify;">
Hubo un silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Y qué más?- me preguntó al fin, con soberbia. La <i>hybris </i>de Esparta corre bien fuerte en las venas de esta familia. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Odio lo que hago. No soy feliz.</div>
<div style="text-align: justify;">
Puso los brazos en jarras pero no dijo nada. Me mordí el labio inferior. Ella suspiró. Un mes después estaba montada en un avión rumbo a Edimburgo para hacer un curso. Un curso de inglés <b>jurídico</b> que, además, <u>me pagué yo</u>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Recuerdo que, para el viaje, me puse unas botas negras militares, medias azules eléctrico -era la moda, os lo prometo- y una camiseta con la bandera de Reino Unido. Encima, la chupa de cuero. Un conjunto subversivo para celebrar mi falta de determinación. Aterricé para darme de bruces con el Fringe, el conocido festival cultural de Edimburgo. Caminé por sus calles empedradas donde actores y actrices me ayudaron a arrastrar la maleta hasta la residencia de estudiantes. Sus uñas mordidas señalaron la estatua de Adam Smith. Bebí cerveza en sus bares hasta caer rendida, vi la cara de asesinos, violadores y pirómanos en juicios en los que no entendía ni una sola palabra. Contemplé el rostro de David Hume en un retrato, y la cafetería y el hotel donde J.K. Rowling dio a luz a Harry Potter, a Voldemort y a mi personaje favorito: Severus Snape. También escuché el sonido del viento escocés. Ya lo decía Louis Stevenson, con el que tengo tanto en común, cuando añoraba <i>the belching winter wind, the missile rain, the rare and welcome silence of the snows, the laggard morn, the haggard day, the night.... </i>y que alguien tradujo como "el viento vomitante del invierno, la arrojadiza lluvia, el infrecuente y bienvenido silencio de las nieves, la mañana tardía, el día macilento, la noche..."</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como dicen los británicos, <i>the rest is just history. </i>Y precisamente esa historia se puede resumir en una sola palabra: <b>Ignacio</b>. Yo acababa de terminar primero de Derecho en Madrid, y él cuarto en Deusto. La historia sería de película si nos hubiéramos enamorado, pero la vida real es lo que es y no nos gustábamos. Él se lió con una belga rubia con nombre de sirena mientras yo suspiraba por otro español que nunca me hizo caso. En definitiva, nuestra relación fue de amistad y, por mi parte, de cuasi-vasallaje. La lealtad también <i>runs in our family</i>, y corre como la sangre. Así que, en uno de esos días en los que fui a su habitación a hablar de todo y de nada, le conté que quería dejar la carrera, que aquel viaje era mi despedida, que pensaba alejarme del <i>boni iuris </i>-o buen derecho- y entregarme a otros menesteres.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Pero si solo llevas un año- me dijo, pragmático- ¿Qué harías en vez de esto?</div>
<div style="text-align: justify;">
Me recordó a mi madre con su ¿<i>y qué más</i>? </div>
<div style="text-align: justify;">
-No lo sé, pero hay algo en el Derecho que no me engancha. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ignacio me evaluó un momento.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Aceptarías un consejo?</div>
<div style="text-align: justify;">
Asentí con la cabeza. Hubiera aceptado lo que fuera.<br />
- No te va a gustar.<br />
Sonreí, pero él me miró muy serio.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Estudia hasta las tantas, apréndete las leyes de memoria, deja el Código Civil encima de la mesita de noche y recítalo como una oración. Obsesiónate con las normas, con sus palabras y las conjunciones que las unen. Hazlo aunque sea por el simple placer de sacar sobresalientes. Deja que te consuma, que te queme aquí- se puso en la mano en el corazón- Mira, Patricia, <i>cualquiera </i>puede estudiar esta carrera. Dentro de tres años, en las prácticas, verás, como yo he visto, a abogados de poca monta que tienen en sus manos el tiempo de vida de la gente. A jueces que no tienen pasión por la ley y que deciden el futuro de <i>otros</i>. <i>Otros</i> que son gente normal, gente ni buena ni mala que, en un momento, en ese <i>spur of the moment</i>, toman una mala decisión y se joden la vida. Nos puede pasar a todos, supongo. Pero ahí está la Justicia, implacable, como el último coletazo de lo que años atrás fueron las regalías de la Monarquía. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me quedé con esa palabra, con <i>regalía, </i>la buscaría más tarde.<i> </i>Ignacio, consciente de su desvío, retomó el rumbo de la conversación. Era, y es, de esas personas que saben a dónde van cuando están hablando, un tipo de persona que escasea, muy a mi pesar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Por eso, tienes que apasionarte. Solo así serás buena y dominarás el lenguaje. Pero una verdadera pasión se tiene que alimentar con el trabajo. Puede que ahora no lo veas así porque tus primeras impresiones en la Facultad no han sido buenas. Pero, espérate. Quizá, en este curso un profesor, o una asignatura te hagan soñar. <i>Espérate, espérate, espérate</i>. Ten paciencia. En un año no se pueden juzgar los vastos campos del Derecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esperé. Y, como bien sabéis, estudié como también dicen los ingleses "<i>burning the midnight oil", </i>es decir, "hasta medianoche" o "hasta las tantas". Oteé esos vastos campos -quizá demasiado extensos como para decir que "estudié", un verbo que denota minuciosidad- y me apasioné. Caí de rodillas ante el lenguaje, consciente del poder que te otorga el conocimiento de las normas, y las posibilidades que te brindan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A día de hoy sigo inmersa en esos campos. Muchas veces tengo ganas de mandarlo todo a la mierda y hacerme profesora de yoga, para qué negarlo, pero entonces escucho ese <i>espérate, espérate, espérate. </i>Y retomo mi eterno canto de normas fatuas -legisladores, apúrense más.<br />
<br />
:) Como siempre, gracias por leer hasta el final.<br />
Abrazos infinitos desde mi torre de marfil.<br />
<br /></div>
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-83081681544899931022019-05-29T00:13:00.003+02:002019-05-29T00:18:38.616+02:00Sénecas con abanicos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilZH6iiNXat91GVlkJrZYV5xGgitfK-BiRPayLrXYt0qLH1eGtgcfMpyAeX96YQXhA_o8-PLggeU0gAA7qP0sxwp8rkqQagjRAEpEjy5ktLJqjgx6xI99bb0dmW9vvK8yGy7FHUveHqg0/s1600/b8350947a6612408fd1b0338bdd71e99.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="640" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilZH6iiNXat91GVlkJrZYV5xGgitfK-BiRPayLrXYt0qLH1eGtgcfMpyAeX96YQXhA_o8-PLggeU0gAA7qP0sxwp8rkqQagjRAEpEjy5ktLJqjgx6xI99bb0dmW9vvK8yGy7FHUveHqg0/s640/b8350947a6612408fd1b0338bdd71e99.jpg" width="512" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen encontrada en Pinterest</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
-Ahora todo me recuerda a él -me dijo- Si voy a El Prado pienso que él solía venir los domingos. Si busco algo que ponerme, veo la blusa que me compré para él o la ropa interior que escogí para alguna de las noches que pasamos juntos. Ya no puedo ni pisar el restaurante en el que cenamos el día que noté que su interés se estaba apagando. Otras veces sus frases explotan en mi cerebro como fuegos artificiales. Es como si su voz viviera en mí, Parvati. ¡He tenido más conversaciones con él en mi mente que en el mundo real!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estamos en Huertas. Es mayo y hace muchísimo calor. Treinta grados. Me abanico mientras Silvia hace gala de los síntomas más evidentes de una ruptura amorosa: incomprensión, negación y un poquito de desprecio hacia el susodicho. Mientras mi amiga habla hago contacto visual con un hombre de unos cuarenta que nos mira con interés. Le sonrío. Él desvía la mirada. Dejo el abanico en la mesa y me centró en mi café con leche.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Te habrías casado con él?- pregunto mientras juego con el azucarillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Silvia frunce el ceño. </div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Qué? No. Pero no todo es casarse, Patricia. A veces parece que vives en Orgullo y Prejuicio, hija.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ignoro su lanza y remuevo la espuma del café.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Lo que quiero decir es que si no veías que la relación fuera a ninguna parte, no entiendo por qué no agradeces que la vida haya apartado a ese hombre de un plumazo. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Pues, muy fácil. Estaba dispuesta a aceptar todas sus taras, a enfrentarme a sus circunstancias y a ganar. Creía que...</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Que podías salvarle de sí mismo? </div>
<div style="text-align: justify;">
-No exactamente. Creía que podría <b>sacrificarme</b> y hacerle feliz. Y que, a cambio del sacrificio, yo recibiría <i>algo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomo el primer sorbo del café. Lo saboreo. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Pensaba que la palabra <i>sacrificio </i>implicaba no recibir nada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras Silvia me explica qué significa para ella el <i>sacrificio,</i> pienso en Mohamed Bouazizi. Un tunecino al que la policía le despojó de todas sus posesiones de forma arbitraria, sumiéndole en la pobreza. Tal fue la injusticia que decidió quemarse a lo bonzo en Túnez<i> </i>en protesta por la corrupción del régimen autocrático de Ben Ali<i>. </i>Meses más tarde, Túnez se erigía como el único éxito de la sangrienta Primavera Árabe que, aún hoy, arrastra sus más terribles consecuencias en forma de Estados fallidos como Libia o interminables guerras civiles como la de Siria. A pesar de todo, y quizá muy a pesar de los encomiables esfuerzos de Bouazizi por despertar el ánimo de los tunecinos, Túnez fue a las urnas hace un año para elegir a sus representantes locales. Sólo votó un <a href="https://elpais.com/internacional/2018/05/06/actualidad/1525612014_962266.html" target="_blank">33% de los votantes registrados.</a> </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Silvia sigue, ajena a mis divagaciones. </div>
<div style="text-align: justify;">
-... es decir, que yo habría hecho ese esfuerzo, y él tendría que habérmelo <i>pagado </i>con su fidelidad, su amor, su consideración o, al menos, con un firme intento de cambiar a mejor. </div>
<div style="text-align: justify;">
Toma la taza. Presiento que su café se ha quedado frío. </div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Y si no hubieras conseguido nada en seis meses? -pregunto- ¿habrías perseverado?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Pues claro, el amor es trabajar, trabajar, trabajar. ¿Qué son seis meses?</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¡Pues bendito estoicismo! Si tanto entusiasmo tienes por el sacrificio, sacrifícate por ti, y ahora que ya no estáis juntos lánzate a la vida con las mismas ganas con las que te lanzaste a esa relación imposible. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Enarca una ceja. Sé perfectamente lo que está pensando. Tiene cara de "<i>qué fácil es decirlo".</i> Qué fácil es opinar desde el otro lado y decir, déjale que no te convenía, déjale y sálvate, huye ahora que puedes, sal de ahí, trata de olvidar sus gestos, sus manos asidas al volante, el reloj fijo en la mano derecha, la mano en el labio al escoger el menú. <i>Qué sencillo</i> debe ser decirlo y callarse, y volver a una vida con otras manos asidas, manos entrelazadas, manos que se tocan y se necesitan, y no manos que toman el combustible y rocían el cuerpo ajeno para después soltar la cerilla -metafóricamente, claro está.<br />
<br />
-Perdona-murmuro inmediatamente- sé que no es tan fácil.<br />
<br />
Por eso, y ya en la intimidad, no puedo más que asir esas manos, tomarlas entre las mías y besarlas una y mil veces más. Con gratitud. <b>Siempre</b> lo he hecho fuera quien fuese su dueño. Porque, aunque esas manos se hayan marchado o hayan huido para salvarse de mí, de mis defectos, locuras y contradicciones, o me hayan dejado porque mi presencia no era conveniente, nunca me he arrepentido de haberlas asido, reloj contra reloj, ni de haberme sacrificado por ellas. Sacrificio que, a mi modo de entender la vida, no equivale a las clásicas concesiones o a los típicos intercambios. El sacrificio es un <b>negocio gratuito</b> y sólo entiende de deudores si éstos deciden asumir por sí mismos obligaciones que nadie les obligó a contraer.<br />
<br />
Así, en la democracia como en el amor, <b>responder a los sacrificios ajenos es una tarea casi de beneficencia</b>. Lo que hicieron las generaciones pasadas por nosotros, no nos vincula ni nos ata. Tampoco el sacrificio de la madre o el padre -sus horas sin dormir para velar por el sueño frágil-, el sacrificio de la pareja -aquella <i>cosa</i> que no hizo porque nosotros le rogamos que no lo hiciese. Siempre a cambio de nada. Así, la fidelidad, la consideración o simplemente el intento de cambiar a mejor sólo los devolvemos cuando <b>creemos</b> que debemos hacerlo. Y así, visitamos al padre, a la madre, o besamos las manos de la pareja, con gratitud. No obstante, tanto en el caso del novio de Silvia como en el de los pobres tunecinos, esa fidelidad o consideración se encontraba en horas bajas. Casi podríamos decir que en un escaso treinta por ciento.<br />
<br />
Cómo convencer al otro de que se involucre, de que responda con gratitud a nuestro sacrificio o cómo convencer a los votantes de que crean en su democracia supongo que es otra cuestión.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
*</div>
<br />
PD: ¡Gracias por leer hasta el final! Tomo vuestras manos y las beso también.<br />
<br /></div>
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-26243516167477074782019-05-17T12:31:00.003+02:002022-01-28T18:10:31.771+01:00Los amigos o la Segunda Ley de la Termodinámica<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjvPU64YHxjBAoKHyoYsGqGYqOHTZemGHKZ9HyXGNDFm2L0mQ6KQNnTXL_p2YHgWYTE-Yl-xnLUZ7_dx2ytGQ8XaP0Chy662sT_eGu-yQPe_UBWsJjfHiHvVbsgHiLeLLhRT8I1FEsYJ4/s1600/5217e711dfa0539dda1d64d09b7bfad6.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="492" data-original-width="500" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjvPU64YHxjBAoKHyoYsGqGYqOHTZemGHKZ9HyXGNDFm2L0mQ6KQNnTXL_p2YHgWYTE-Yl-xnLUZ7_dx2ytGQ8XaP0Chy662sT_eGu-yQPe_UBWsJjfHiHvVbsgHiLeLLhRT8I1FEsYJ4/s1600/5217e711dfa0539dda1d64d09b7bfad6.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Imagen encontrada en Pinterest</td></tr>
</tbody></table>
<h4 style="text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-weight: normal;"><span style="font-size: large;">"Nuestros hijos se conocerán y serán amigos para siempre, como nosotras". Estoy segura de que Lala me dijo algo parecido. Algo que rimaba con "eres la mejor amiga que he tenido en la vida, las demás son un poco BAH". </span></span></div>
</h4>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-weight: normal;">Sin entrar a valorar su parca expresión oral, aquella chica era un poquito exagerada. Lo sé hoy y lo sabía entonces. Así que, cada vez que escucho ese "</span><b>eres mi mejor amiga</b><span style="font-weight: normal;">", sonrío con incredulidad y me pregunto ¿por qué se habla tanto de amor? ¿por qué nos inoculan el veneno amoroso 24/7 a través de radio, prensa, televisión y no nos dan herramientas para entender la amistad? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">Luis está tumbado en una toalla debajo de un árbol. Es San Isidro. Hemos venido al Retiro, siguiendo la vieja costumbre de hacer algo un poco madrileño el día del Santo. Como toda la capital, supongo. Aquí se viene a comer pipas, a ver a la gente tomar el sol con tangas minúsculos o a contemplar el ir y venir de los turistas. En mi caso, me gusta ponerme en un sitio desde el que pueda observar a las tarotistas y a sus clientes. Luis lo sabe. Así que, con gran estrategia militar, nos hemos colocado detrás de uno de sus tenderetes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Mira! Viene una clienta habitual.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Cómo lo sabes? ¿No vendrás a mis espaldas a mirar tarotistas?-pregunta Luis con sorna.</div>
<div style="text-align: justify;">
Le ignoro mientras observo cómo la neo-bruja baraja las cartas, las dispone sobre la mesa y comienza a inspirarse cual Pitia de Delfos. Mientras, Luis sigue relatando.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Nunca entenderé tu obsesión con la adivinación y las artes oscuras. Es todo azar, Parvati. Si no me crees, puedes investigar la Segunda Ley de...</div>
<div style="text-align: justify;">
- La Segunda Ley de la Ter-termodinámica- respondo con sumo aburrimiento- Ya lo he hecho. Y sí, todo es azar y desorden, entropía y caos. Pero por mucha Ley, voy a seguir mirando a la tarotista un ratito más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora la clienta abre los ojos de par en par. Algo muy <i>heavy </i>se debe estar inventando la bruja. </div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Todo esto es por esa amiga tuya?</div>
<div style="text-align: justify;">
Maldito Luis.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Quién?- pregunto distraída, aunque sepa perfectamente de quién me está hablando.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sí, tu mejor amiga de la infancia y de la adolescencia: Lala. ¿No se había casado?</div>
<div style="text-align: justify;">
Tocada y hundida. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lala, la eterna pitonisa de la clase, había sido mi amiga desde la más tierna infancia. Fuimos al mismo colegio y estudiamos en la misma Facultad. Allí fue donde, contra todo pronóstico, dejó de llamarme. Quedaba con ella en la cafetería, en la biblioteca, en el rellano o en la Renfe y no aparecía por ninguna parte. "<i>Se me ha olvidado, Parvati, perdona</i>". Y así, innumerables veces. Hasta que dejé de llamarla. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Me suena que se casó, sí -respondo, contrariada- ¿Te lo dije?</div>
<div style="text-align: justify;">
Nos quedamos en silencio. Acabo de perder todo el interés en la bruja que, a pocos metros, recoge su parné. </div>
<div style="text-align: justify;">Luis rompe el silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Yo también tenía un amigo de esos- sonríe- Pensaba que el que se iba a casar con él era yo. Fuimos amigos hasta que vine a estudiar a Madrid. Cada vez que volvía a casa, parecía que se abría un abismo entre nosotros. Ni yo le entendía, ni él a mí. Y ahora, la sola perspectiva de verle o de encontrarle se me hace muy cuesta arriba. Me da pereza. Parece que, aunque le detallara lo acontecido desde entonces, nunca podría colmar la brecha abierta entre los dos. Pero además, creo que sería incapaz de recuperarle y reconocer sus viejos vicios, sus viejos tonos, sus viejas zozobras... Nunca podré verle como a alguien nuevo, ni volver a la cotidianidad de antaño.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Te imagino con tus pausas y tus carraspeos- murmuro mientras estiro un poco la toalla.</div>
<div style="text-align: justify;">
- O diciendo alguna frase estúpida -añade- Un <i>¿qué tal te va? </i>o un <i>sí, todo va bien, Patricia está genial, un poco agobiada, como siempre. </i>Y él recordará cuando le conté tu cortejo o le pedí consejo con alguna otra de mis novias. Y pensará que tú eres cotidiana para mí, como lo fue él, o como lo fueron para mí sus novias y sus cortejos. Y entonces se dará cuenta de que no podemos ser amigos como lo éramos antes, y que ni siquiera lo queremos. Por eso, llevo años intentando aceptar que la amistad, como el amor, es puro azar. Un poco de orden en el caos como dice la Segunda Ley de la Termo...</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Cómo sabía que todo esta confesión era para volver a meterme entre pecho y espalda la Segunda Ley de la Termodinámica! ¡Anda, pásame las pipas!</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¡Oye! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y, mientras partimos cáscaras, dejo que me cuente esas tediosas leyes físicas que no terminan de consolarme. Las preguntas siguen ahí, en orden, tendidas sobre las viejas brechas. ¿Por qué dejamos de ser amigas? ¿Por qué no estuvo conmigo cuando lo necesité, cuando le rogué, cuando le pedí? ¿Por qué se alejó? Y ahora, ¿sirve de algo la nostalgia? Ese dolor ante el <i>nostos </i>-el regreso, en griego- a sabiendas de que no sólo no podemos regresar a lo anterior, sino que tampoco queremos. Quizá tenga razón Javier Marías cuando dice que "lo interrumpido no puede reanudarse, que aquel hueco permanece siempre, quizá agazapado pero constante, y que un antes y un después nunca se sueldan".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-73485046372283745052019-02-14T22:58:00.000+01:002019-02-14T22:58:13.097+01:00Amores que matan <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiPACchyMaMXqTO6GzysQKdYMh0wIbrzxX49SUudlHDYZSCyKiXjxsA12f0wQcxsirhy1c67AiAAnS_k0e9YEaqO8LysOKG8c2u29lYJ1OeBqeJnzKnvPqS4CZrral2_5DQh6CHrl2Zvg/s1600/tumblr_kq4r90r7qB1qzfvx1o1_500_large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="325" data-original-width="500" height="416" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiPACchyMaMXqTO6GzysQKdYMh0wIbrzxX49SUudlHDYZSCyKiXjxsA12f0wQcxsirhy1c67AiAAnS_k0e9YEaqO8LysOKG8c2u29lYJ1OeBqeJnzKnvPqS4CZrral2_5DQh6CHrl2Zvg/s640/tumblr_kq4r90r7qB1qzfvx1o1_500_large.jpg" width="640" /></span></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">La única virtud esencial a la democracia es el amor a la incertidumbre </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">(Albert Hirschman)</span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;">Me gustaría hablar de amor. Pero no me sale. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;">Me tomo un descanso de tres meses en el blog, queridos. Hay algo que tengo que hacer en mayo que me requiere todo el tiempo del mundo. He hecho esto muchas veces sin dar una explicación, pero he de reconocer que esta vez me he implicado más de la cuenta. Sobre todo con <b>Alís, Xavi, Ernesto y Laura</b>. :) Tengo que dejaros unos meses. Volveré para contaros qué pasó. Ójala os diga que lo conseguí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Abrazos, enormes, </div>
<div style="text-align: justify;">
con forma de cielo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: medium;"><br /></span></div>
</div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-79018075945903253442019-01-29T23:59:00.002+01:002019-07-24T18:46:52.602+02:00Identidades de pasillo <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSgXZ7XuMhMkrKkgt9gsKfFmMiNpM_61CDAhE6eLFzXglHuN3hPGlDry7nLuCxub7GnrO5OUVsUxAOcK2b-d90FvU12Ho-gmzov2ZJssjevZ0F1s1gJpQVPOADQFGZRYb7wLVsHNj_BGQ/s1600/2188.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="850" data-original-width="850" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSgXZ7XuMhMkrKkgt9gsKfFmMiNpM_61CDAhE6eLFzXglHuN3hPGlDry7nLuCxub7GnrO5OUVsUxAOcK2b-d90FvU12Ho-gmzov2ZJssjevZ0F1s1gJpQVPOADQFGZRYb7wLVsHNj_BGQ/s640/2188.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i>
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i>
<i><span style="font-size: x-small;">Antes de empezar quiero que sepáis que hay una caja de tomates, ahí a la derecha. Podéis usarlos. También os invito a que, aunque no estéis de acuerdo, os comáis el tomate, leáis y opinéis. Allá vamos.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: center;">
*</div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: medium;">"Gano poco", "los políticos son unos desalmados", "todo está fatal", "es por la crisis", "malditos bancos", "maldito patriarcado", "soy joven y no me hacen caso", "soy pensionista y soy pobre", "malditas banderas", "malditos dictadores". </span><u>Vivimos en un ay</u><span style="font-size: medium;">. Sin embargo, tengo la teoría de que si dejásemos de quejarnos, contribuiríamos a <b>la lucha contra el terrorismo internacional, por ejemplo</b>. Uy, qué <i>random/aleatorio</i>. ¿Que no? </span><br />
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<b>Vivimos atragantados por la queja identitaria.</b> En el <u>siglo XXI</u> la identidad se ha vuelto un factor tan relevante que pocos escapan de los trazos que cruzan nuestra triste figura. Las <b>fuerzas centrífugas</b> de la identidad nos llenan de contradicciones y <u>nadie se siente lo suficientemente reconocido en su crisol de identidades superpuestas</u>. Así uno puede sentirse europeo, y no español, pero sí de su barrio, ciudad, provincia o región. Como <i>otro-otra-otrx</i> podrá sentirse español y musulmán, pero también homosexual y no sentirse suficientemente reconocido por ninguna de todas esas identidades que le cruzan de pies a cabeza. Esa sensación de "falta de reconocimiento" se resume en la frase: "me siento discriminado por". <b>Y es muy posible que en esta época de creciente desigualdad, todos los alegatos tengan cierta razón</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al mismo tiempo, <b>fuerzas centrípetas</b> nos guían hacia la homogeneización. Consumimos todos la misma cultura, la misma bebida, comida, champú, series, o la misma ropa. Seas francés, canadiense o saudita, Mango tiene ese perfecto vestido étnico para ti. Nike borda sus zapatillas con fuego para que alcances las estrellas como un jugador del Barcelona o del Real Madrid, vivas en Pretoria o en Boston. También consumimos la misma política. Y hay algunos que, inspirados por esa homogeneización, se atreven a afirmar que existen identidades nacionales únicas, puras e incorruptibles, cuando ya hace tiempo que sabemos que <b>la nación o el PUEBLO es una invención</b> (Edward Said, Hobsbawm o Anderson, así lo afirman). Según Laclau, se trata de un concepto vacío que puede ocuparse por una multiplicidad de contenidos. Pero en lo que todos coinciden es con que primero hay que crear un pueblo. Y qué mejor manera de crear una masa homogénea ante identidades heterogéneas que señalando primero a un enemigo. Tú España, enemiga del pueblo catalán. Tú musulmán, enemigo del pueblo europeo católico. Yo, español. Yo, europeo. Como si eso significara algo.<br />
<br />
<i>(Los tomates los he dejado a la derecha para los que no estéis de acuerdo)</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero ahí seguimos, en nuestra eterna y cabezona lucha por el reconocimiento envueltos en lo que Ross (un politólogo, y no el personaje de Friends) llama <b>dramas psicoculturales</b>. Así, vivimos en un mundo irritable, como bien indica la creciente <u>psicologización de los conflictos</u>. Conflictos que atañen al ámbito local, pero también al ámbito internacional. Como dice Innerarity (que es ¿vasco, español, europeo, pero de apellido sajón?) <i>"por todas partes se advierte que el viejo combate por la redistribución está siendo sustituido, al menos parcialmente, por un <u>conflicto en torno al honor y a la ofensa que se libra en el plano de las representaciones y de los símbolos</u></i>"(1).<br />
<br />
Es decir, el debate por el reparto de los recursos escasos se está desvaneciendo. Ya no se plantea la discusión sobre el aumento de las pensiones como una condena a la inversión en becas, I+D+i, o becas educativas. Se plantea como un debate claramente identitario "yo, pensionista", "yo, estudiante", "yo catalán", "yo, español". Y así, en la lucha de los yoes paralelos el debate se diluye, pues todo lo que nos excluye nos supone una ofensa a nuestro honor. Es decir, <b>pasamos más tiempo enzarzados en restaurar nuestro ego herido, que en plantear los problemas como lo que son: una lucha por los recursos.</b><br />
<br />
BUT, hablar de recursos se ha vuelto anacrónico. Pensemos en Nigel Farage cuando, ante la cuestión de si el Brexit supondría el descalabro económico para Reino Unido, dijo que "<b>había cosas más importantes que el crecimiento económico</b>". Las calculadoras ya no nos sirven para combatir el discurso identitario. La política, por tanto, debe ser más inteligente, más psicológica y convencernos de que el diálogo es necesario, <b>sin acudir a tecnócratas</b>.<br />
<br />
Por eso (esto también lo dice Innerarity) quien piense que el terrorismo internacional es una cuestión sobre territorios y lucha por el poder debe ampliar un poco más el foco. <b>El terrorismo no es más que otro grito ahogado por ser reconocido frente a una cultura homogeneizadora que se percibe como una amenaza</b>. Al margen de las estrategias de seguridad para su combate, como dice Reinares (experto en la materia, podéis leerle en el <u>Real Instituto el Cano</u>) combatir su discurso es importante. Y para ello se necesita una política inteligente que convenza y que no sea divisoria. Para ello, creo que es fundamental que nosotros mismos cambiemos el discurso de la queja identitaria,<u> pues genera un ruido ensordecedor e insolidario que no permite ver más allá de lo de cada uno.</u><br />
<u><br /></u>
<u>Y ahora me diréis, ¿cómo? "Soy mujer, ¿tengo que callarme ante el acoso sexual, la discriminación salarial para combatir el terrorismo internacional? ¡Parvati, estás de la olla! Evidentemente, no tienes que callarte.</u> Planeo escribir próximamente sobre este tema que toca muy de cerca a compañeras en grandes despachos. Sí, un horror.<br />
<br />
Volviendo a mi speech: Lo que intento decir es que nuestra identidad no debe ser el eje del discurso. El eje debería ser <b>cómo se reparten los recursos</b> y <b>por qué se reparten de ese modo</b>. Cada vez que expreso en voz alta mi miedo a ir por la calle sola, mi interlocutor masculino se siente amenazado. Y eso no puede ser. Si la seguridad es un bien público -o sea <b>de todos</b>- debe ser un recurso que se reparta de manera equitativa. Para todos. Y eso me incluye a mí, vaya escondida en un abrigo o en minifalda, vuelva del trabajo o de una cena. Hemos visto como un alegato en contra de la violencia machista ha puesto en el bando contrario a personas que creen que "estamos acusándoles de ser potenciales asesinos". Pues bien, quizá sea la hora de plantear un discurso diferente. Un discurso no-divisorio que diga: "Mire, yo no le acuso de ser un violador por ser hombre. Digo que la seguridad es de <b>todos</b> y que yo -y el inmigrante, el homosexual, el vasco, el extremeño, o el cosmopolita eurófilo- también queremos andar seguros por la calle". ¿Quién puede negarse?<br />
<br />
Mi propuesta, probablemente anacrónica también, es recuperar conceptos como el de <b>justicia social</b>. Recuperar el discurso de la lucha por los recursos nos hará más conscientes de quién gana y quién pierde, en vez de sumirnos en la ofensa y en el honor que sólo llevan a duelos de espadachines -más propios del Siglo de Oro español, que del siglo XXI. Pongámonos un velo sobre los ojos, olvidemos quiénes somos en esta sociedad -como decía Rawls en su conocida teoría del "velo de la ignorancia"- y <b>decidamos qué significa justicia</b>.<br />
<br />
<b>Supongamos que fundamos una nueva sociedad.</b> Si no supiéramos qué papel desempeñaremos en la sociedad mañana, ¿en qué tipo de sociedad nos gustaría estar? "Si no sé si seré homosexual, inmigrante de segunda o tercera generación, si tendré una enfermedad incurable, o si seré mujer, español o habitante Keniata de Galdácano, ¿qué tipo de sociedad me gustaría tener? ¿qué tipo de sistema me hará sentirme parte de esta amalgama social <b>sea privilegiado o no</b>?".<br />
<br />
Contestar a estas preguntas es sumamente difícil. Pero si seguimos estancados en salas opacas repitiendo quejas identitarias, sin pensar en el otro, no evolucionaremos como sociedad. Nos convertiremos en <b>simples terroristas de pasillo</b>, sin velos y con los ojos abiertos, pero esperando un milagro. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
***</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
Como siempre, gracias por vuestra atención. ¡Sois lo más por leer hasta el final! Gracias, gracias, gracias. (Los tomates siguen ahí, por cierto). Y por supuesto, os recomiendo que leáis "<b>La política en tiempos de indignación", de Daniel Innerarity</b>, que es lo más parecido a un pitoniso en Ciencias Sociales. Y por otro lado, el insuperable "<b>Justicia", de Michael Sandel</b> (recientemente condecorado en España). De este último tenéis sus clases multitudinarias en la Universidad de Harvard en Youtube. Su libro es claramente de divulgación, muy fácil de seguir y con muchos ejemplos. No hace falta saber Derecho para entenderlo bien porque hace referencia a cuestiones morales, y no a legislación o doctrina. Os animo a que lo leáis. Si os apetece, también tenéis a esta mente maravillosa que tanto me ha dado: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=8lLKBcF5Y1k" target="_blank">Youtube - F Vallespin</a> </div>
<br />
<br />
<i>Bibliografía:</i><br />
(1)"La política en tiempos de indignación", Daniel Innerarity.</div>
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<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-12292471397361140462019-01-27T16:16:00.002+01:002019-07-24T18:46:00.008+02:00La teoría del aguacate, por Amelia Diamond<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; orphans: 2; text-align: center; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZHMuYxr0-fOPaaiIbIXtpBaQjPaLhzYZLpQsjOoV8UJPD1LvFbwm4X7Krbd80Ctec2Mwrc8B9HOzypX1F0bVWI8igcGbPOJ5UKIWD1chxk-eqeIDnpF1nqUpZWdIdHItz-n7ICCjoaJU/s1600/tumblr_lgeqx9DuUX1qafv8fo1_500.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="334" data-original-width="500" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZHMuYxr0-fOPaaiIbIXtpBaQjPaLhzYZLpQsjOoV8UJPD1LvFbwm4X7Krbd80Ctec2Mwrc8B9HOzypX1F0bVWI8igcGbPOJ5UKIWD1chxk-eqeIDnpF1nqUpZWdIdHItz-n7ICCjoaJU/s1600/tumblr_lgeqx9DuUX1qafv8fo1_500.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<span style="font-size: large;">HOLY GUACAMOLE!</span></div>
</div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
Hoy me siento de muy buen humor. Tan de buen humor que he decidido contaros una de las teorías <u>menos acertadas</u> pero más interesantes que he leído en Internet. Y como llevo varios días con entradas largas y grandilocuentes, he pensado en rebajar el tono y contaros la <b>cero</b> conocida <b>TEORÍA DEL AGUACATE. </b><span style="text-align: justify;">Con ese nombre, imagino que intuiréis que ningún sociólogo respetado la ha plasmado en ninguna parte. Esta teoría es de <a href="https://www.manrepeller.com/2013/10/the-avocado-theory.html" target="_blank">Amelia Diamond</a>, la ex-redactora de MAN REPELLER (una web de moda con base en Nueva York). Y yo he decidido remasterizarla con mis dotes de reportera digital y mi ácido sentido del humor. Os la cuento.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<span style="text-align: justify;">Amelia Diamond debía sentirse muy inspirada aquel día. Me la imagino radiante después de una sesión de Speed Yoga, sorbiendo su batido energético y pensando en lo que sus amigas -esas con problemas reales más allá del cambio de diseñador en Cèline- le habían contado la noche anterior entre Margaritas. Es muy probable que una de sus mejores amigas (llamémosla Kitty), empapada en llanto, hubiera musitado algo así como: "El tío que me pidió matrimonio hace un año, se va a casar con otra". Tras este comentario, todas habrían tratado de animar a la pobre y despechada Kitty. "Le dijiste que no por algo", "nunca te convenció", "estaba <i>literally</i> DESESPERADO". "<b><u>Ya", diría la agraviada, "pero ¿tan poco tiempo ha necesitado para olvidarme, encontrar a otra y CASARSE?".</u></b> </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<span style="text-align: justify;">Amelia, algo achispada después de las copas, se dirigió a casa pensativa. El cambio climático, la explotación laboral fruto de la globalización, el poder del mercado en nuestras frágiles democracias y otros problemas similares podían esperar. Lo importante era solucionar el Tetris de la mente masculina: ¿Por qué ESE tío, llamémosle Lev en honor a Tolstoi, le pidió matrimonio a Kitty, y tras ser rechazado rehízo su vida? ¿Cómo era posible? ¿Por qué no se vistió de negro y se metió en su casa con su madre, <i>say,</i> Bernarda Alba? <b>¡Qué extraño!, pensó Amelia Diamond, mientras se bajaba del Uber camino de su flamante pisito en Manhattan.</b> Luego entró en casa, tocó los aguacates para ver si estaban maduros y se fue a la cama. Durmió como un tronco toda la noche. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
A la mañana siguiente, tras levantarse, repitió el ritual acostumbrado: tocar el aguacate. Cuál fue su sorpresa, cuando descubrió que los aguacates estaban negros por dentro. Adiós a su futuro post gastronómico. En siete horas, los <i>avocados</i> habían pasado de maduros a pochísimos. Y entonces, OMG. Amelia Diamond ató cabos. Le encontró el tercer pie al gato. ¡Por el amor de Dios, sonrió! Tenía una teoría cero acertada con la que conmocionaría a las ávidas lectoras de MAN REPELLER. Había descubierto un símil buenísimo. La metáfora de la metáfora. El culmen gongoriano. Y lo contó así:</div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
"Queridas, he descubierto que los hombres son como los aguacates. Están verdes, verdes, verdes, y en el momento en el que están maduros, se casan con la primera que pasa por su vida". Luego, decidió ir un poco más allá. "Hay algunos que, después de años maduros, se ponen pochos. Son los desesperados por el matrimonio".</div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<i></i><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
Este post fue viral durante semanas en Nueva York. En los despachos no se hablaba de otra cosa. Inexplicablemente, se duplicó la demanda de aguacates y Amelia Diamond fue condecorada por su labor sociológica en Facebook. Cuentan que Zukerberg la llamó personalmente para confesar que él había sido un aguacate maduro. Esto último es una leyenda urbana. Lo que es cierto (al cien por cien) es que yo leí este post con veintitrés años y me convencí a mi misma de que mi problema era claro: <b>sólo me fijaba en tíos verdes con miedo al compromiso</b>. <u>Y no que quizá, tal y como sé hoy, esos chicos no eran para mí, ni yo para ellos. Sentido común, en definitiva.</u></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<u></u><u></u><u></u><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
Tres años después de este post, Amelia Diamond deja MAN REPELLER para convertirse en una escritora de éxito en Manhattan.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
Desde MADRILENIALS, le deseamos suerte en esta nueva etapa.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: transparent; color: black; font-family: Times New Roman; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; orphans: 2; text-align: justify; text-decoration: none; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<b><br /></b></div>
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-84133531857996489702019-01-21T21:34:00.000+01:002019-01-21T21:34:55.543+01:00Qué fácil es juzgar <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLITzbMNtLl9f84g3VL8NbqnVC4wszEt20hsPr63l6Xe93c-8k3cHpbRXMi9BKGhzDbN3ostxb7W0FQA8HUNWO5ZGhsiJ3K9SdIPMvonvaxeQ7YPGWjbW489eIzrpGEJ69EiREcT6GlCU/s1600/penn-streisand.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="592" data-original-width="600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLITzbMNtLl9f84g3VL8NbqnVC4wszEt20hsPr63l6Xe93c-8k3cHpbRXMi9BKGhzDbN3ostxb7W0FQA8HUNWO5ZGhsiJ3K9SdIPMvonvaxeQ7YPGWjbW489eIzrpGEJ69EiREcT6GlCU/s1600/penn-streisand.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Conocí a Enzo en la fiesta de bienvenida a la universidad. Yo regresaba a la uni después de un intenso año de Erasmus, y él venía a Madrid dispuesto a quemar la ciudad. Era un estudiante inquieto, de manos finas y cuerpo fibroso. Dominaba el español como un siciliano que ha tenido muchas novias españolas y sabía sonreír. Vaya si sabía. Sin embargo, y como siempre he sido muy de arrugar la nariz con chicos guapos, Enzo me cayó mal desde el principio. Cuál fue mi sorpresa cuando la coordinadora de la Oficina Erasmus me anunció que sería su mentora todo el año.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como chica responsable, comuniqué la buena nueva a Enzo que no tardó en darme su móvil e invitarme a un café. Acepté a regañadientes, pero él supo ganarme enseguida: "¡Patri, guapa!, ¿cómo te gusta el café?". No habían pasado ni cinco minutos y ya nos habíamos contado media vida. Tenía una novia en Valencia, un pueblo en Sicilia al que no quería volver y una oscura inclinación por todo aquello que sonara a Mafia. No contento con quererme desde el minuto uno, me presentó a un amigo suyo e hizo del año académico más duro de mi vida, una fiesta italiana. Pasamos un año viéndonos en la facultad, en comidas y en cumpleaños. "¡Patri, guapa! Me voy una semana a Barcelona, ¡vente!". También quedamos el día antes de volverse a Palermo. Lloraba como un niño. Se había comprado una bandera española y me pidió que la firmara. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No habían pasado ni seis meses cuando volvió a Madrid el día de mi cumpleaños. Quedamos a media tarde en la terraza del Círculo de Bellas Artes. Hablamos de todo y de nada. Y de pronto. De pronto, me preguntó por Don Felipe. </div>
<div style="text-align: justify;">
-Te voy a hacer una pregunta de política, Patri. Me dices qué piensas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Asentí con la cabeza. </div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Qué te parece la monarquía española? ¿Estás de acuerdo?</div>
<div style="text-align: justify;">
Como me parecía una pregunta envenenada, la esquivé como pude haciendo alusiones a la Constitución, a la Transición y a la narrativa popular. Enzo no me dio tregua.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Pero crees que es compatible con una democracia?</div>
<div style="text-align: justify;">
Sinceramente, no sabía donde meterme. Miré a todos los lados, me rasqué la cabeza y finalmente, un pensamiento sobrevoló mi caótica mente. </div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Has leído a Javier Marías?- le pregunté. </div>
<div style="text-align: justify;">
Enzo levantó una ceja y luego mostró su sonrisita italiana. Negó con la cabeza y me pidió que continuase.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Es un escritor que tiene la mejor descripción de Berlusconi que he leído en mi vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
La sonrisa se le borró inmediatamente. </div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Y qué dice?</div>
<div style="text-align: justify;">
-Dice que Silvio Berlusconi, cuando se reúne con otros Jefes de Gobierno, en el fondo se siente un intruso. Y es su conducta desenvuelta y jacarandosa, lo que delata su inseguridad; como si temiera que en cualquier instante pudiera acercarse un chambelán y le susurrara con discreción, al oído, que ha existido un lamentable error y que debe abandonar la sala, el despacho, el almuerzo, la cumbre o el baile. (1)</div>
<div style="text-align: justify;">
Hubo un silencio incómodo. Le sonreí con amabilidad para deshacer la tensión y él me devolvió la sonrisa. </div>
<div style="text-align: justify;">
-En esto no entiendo a este país. Si viviera en otro siglo, me mandarían a la hoguera. </div>
<div style="text-align: justify;">
Sonreí pensando en Torquemada. </div>
<div style="text-align: justify;">
-Seguramente, sí- murmuré.</div>
<div style="text-align: justify;">
Horas más tarde, y después de varios vinos, Enzo me repetía mientras subíamos por la calle Reina "qué fácil es juzgar las contradicciones de un país desde fuera. Lo pienso siempre, guapa. Qué fácil es juzgar".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
*</div>
<div style="text-align: left;">
<i>Notas</i></div>
<div style="text-align: left;">
(1) "Tu rostro mañana", de Javier Marías. Página 1291.</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-29365616962331593132019-01-09T17:57:00.000+01:002019-07-24T18:48:29.342+02:00Una hechicera y un acólito inesperado <div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaLRXs51uumIM5qrWdGRVFICiWBSwH6AEK7iKF1BMtpbcynoGSQZprbEt6WNlUeq-V1x7Izsxu5sEZsW0K7Xo7ABkMpef9eHN4_t2rhf8bHlA8KDlGrPIj2AkLsngtb3ic2Dy8yhwmo1U/s1600/tumblr_m2s61mvxD21rsyvemo1_500.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="750" data-original-width="500" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaLRXs51uumIM5qrWdGRVFICiWBSwH6AEK7iKF1BMtpbcynoGSQZprbEt6WNlUeq-V1x7Izsxu5sEZsW0K7Xo7ABkMpef9eHN4_t2rhf8bHlA8KDlGrPIj2AkLsngtb3ic2Dy8yhwmo1U/s640/tumblr_m2s61mvxD21rsyvemo1_500.jpg" width="426" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span>
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span>
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Le llamábamos Millones porque su padre se había hecho rico en algún turbio negocio relacionado con el transporte de quién-sabía-qué. Le conocimos uno de esos veranos largos en los que la mayoría de nosotros aún estaba en el colegio. Destinados a esperar el interminable transcurrir del verano en aquel pueblo costero, una nueva adhesión al grupo era todo un acontecimiento.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Recuerdo que lo trajo Javi (que era-es-será mi gran amor frustrado de verano). "Le conozco de Torrejón", dijo. Y esa fue toda su presentación. Pronto descubrimos que Millones contestaba con monosílabos y se reía de todo lo que decía Javi, por lo que su condición en nuestra pandilla -cuadrilla, para los norteños del grupo- era de vasallo más que de líder. Fumaba mucho para poder dormir por las noches y porque "esto no es tan malo como el tabaco, niña". Javi nos contó que Millones tenía una abuela bruja, un millón de euros en el banco y un hermano pequeño. Poco tiempo después supimos que lo del millón era falso. Sin embargo, como siempre estuve interesada en las artes oscuras, a mí lo que me interesaba de verdad era la abuela, no el millón. Un día me armé de valor y le pregunté por ella. Me contó que se había criado con gitanas y que sabía leer el futuro en el fuego, en las cartas y en las pupilas. Poca cosa.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">-¿Puedo ir a verla?- pregunté.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Pensaba que tú eras la lista del grupo- murmuró con sorna. </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Es pura curiosidad científica- respondí a la defensiva.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Me miró, evaluándome.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Vente a casa esta tarde, si quieres- dijo al fin.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Salí de mi casa poco después del mediodía. El sol quemaba como sólo quema en esos pueblos costeros de España explotados por el turismo de masas. Mis chanclas de plástico parecían derretirse contra el fuego del asfalto. Millones me abrió medio dormido, con los ojos rojos de otros fuegos y otros humos.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Mi abuela está en la terraza- musitó.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Luego se metió en una habitación. Yo salí a la terraza. La abuela me saludó con un gesto. Hicimos gala de la buena educación ciudadana y hablamos de la playa, de los vecinos y del bar del pueblo. Luego me miró con cierta profundidad y me dijo:</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Tu madre tiene tres hermanas y una está muerta.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Me quedé de piedra. Aquello era cierto.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Ahora, mírame y deja que te cuente.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">La miré entre el escepticismo (¿cómo demonios se leen las pupilas?) y la curiosidad. Ella me habló largo y tendido sobre mi futuro entre leyes y de enfermedades del pasado. Sin embargo, a mí me interesaban otros menesteres.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Y el amor, ¡qué!</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Te casarás y, en tu matrimonio, uno de los dos acabará con el otro. Vivirás la muerte de uno de tus hijos y tendrás que emigrar varias veces con la casa a cuestas.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">No quise saber más. Charlamos un rato, y antes de despedirnos, le pedí un último favor. </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Hay un chico...</span><span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Quiero que no se olvide de mí nunca.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">-¿Quieres que vuelva?</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Dudé un segundo.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- No-admití, al fin- Sólo quiero que me vea en todas las mujeres que conozca.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Aunque torció el gesto, asintió con la cabeza y se metió dentro. Volvió con un papel y un bolígrafo.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">-No sé leer ni escribir-confesó- Pon su nombre en esta hoja y haré el conjuro.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Estaba tan metida en mi papel de acólita de la hechicera que hice lo que me pedía. Le tendí el papel. Ella lo tomó y lo apretó en el puño. Luego me acompañó a la puerta. Me despedí con una sonrisa. Mientras bajaba las escaleras oí como me decía:</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">-¡Y deja de pensar en el Javi ese, que no lleva a ningún sitio! </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">No volví a pisar nunca aquella casa.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: center;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">*</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Y tú te lo creíste, ¿verdad?</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Estamos en el Retiro. Enrique juega con una hoja seca. Le da vueltas mientras sonríe con incredulidad. </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- ¡Me dijo lo de mi madre!</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">-¿Estás segura de que no le contaste a Millones aquel detalle en algún momento? ¿Quizá cuando se publicaron aquellas noticias sobre los bebés robados?</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Maldito Enrique. </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- ¿En serio crees que se lo inventó?</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- ¡Te dijo que ibas a ser Magistrada, por Dios! Nada más lejos de tus intenciones, que yo sepa.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Y lo del matrimonio, ¡qué! -dramatizo. </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Enrique se rasca la cabeza.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- No me puedo creer que des tanta credibilidad a esta historia cuando una de tus óperas favoritas es Rigoletto.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Frunzo el ceño pero sonrío de inmediato.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- ¡Eres de lo que no hay!- le digo.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Al menos yo no conjuro contra mis exnovias.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Nos reímos. Hemos llegado a la Cuesta de Moyano. Me paro en cada puesto y hojeo algunos libros. Mientras tanto, Enrique mira el cielo madrileño, azul-azul-azul. Pienso en Rigoletto y en su maldición. Y es que, al contrario que el Duque de Mantua, el pobre Rigoletto creyó en la maldición de Monterone. El fervor con el que Rigoletto trata de enfrentar la maldición, le conduce a encontrarse inevitablemente con el sino anunciado. Sin embargo, el incrédulo Duque se libra de todo mal gracias a su incredulidad. </span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Dejo un libro donde estaba y me acerco a Enrique dando saltitos.</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">- Y dices que no has vuelto a ver a esa mujer, ¿no?</span><br />
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: center;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">*</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">Addenda:</span></div>
<div style="font-size: 16px; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times" , "times new roman" , serif; font-size: small;">http://www.rtve.es/alacarta/videos/this-is-opera/this-is-opera-rigoletto/3149760/ </span></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-77570271247989823542019-01-04T08:58:00.000+01:002019-01-04T08:58:48.365+01:00Tus pantalones de yoga están destruyendo el mundo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEmcnSQB5G_tFV2EY9O-1tUJ-9Ie-hxQmVT9rkesqAVNbZCTRMTG6xouQJ2sgItuzyIMaG1l6bQ4oPfEkicq8PEx5cky5RfKviVJdc_PWXjJL6vOGra9EpT7um9qZz9eI4oAnJvosBh2E/s1600/7ec7573eb94030d1c9b055c032ad0e68.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="415" data-original-width="520" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEmcnSQB5G_tFV2EY9O-1tUJ-9Ie-hxQmVT9rkesqAVNbZCTRMTG6xouQJ2sgItuzyIMaG1l6bQ4oPfEkicq8PEx5cky5RfKviVJdc_PWXjJL6vOGra9EpT7um9qZz9eI4oAnJvosBh2E/s1600/7ec7573eb94030d1c9b055c032ad0e68.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">Estábamos en un local de Goya. Ocho chicas alegres, festivas, con chupas de polipiel. <i>Selfies </i>y mucho "a-que-no-sabes-quién-ha". Ocho chicas con lo que llaman "alto nivel <i>educativo</i>" (adquisitivo, todavía no). Entre risa y risa, pedimos unas copas. "¡Bea, coge pajitas!", dijo Laura. Con el mismo tono jovial, le advertí de que las pajitas eran muy contaminantes. Su respuesta me dejó de piedra. "Es que no sé beber un cubata sin pajita, Parvati". Comprendí que, tras años de evolución, la pajita se había impuesto finalmente al ser humano.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">Solo Bea no cogió. </span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<u>La culpa no es de mis amigas</u>. <b>¿La culpa es de la educación?</b> Todas recibimos clases de <i>Educación para la Ciudadanía, Filosofía, Conocimiento del Medio, Naturales, Biología, Física y Química</i> y otra asignatura llamada <i>Energías renovables</i>. Supongo que para la de "Cómo beber sin pajita" no había profesor.<br />
<br />
Bromas aparte, he de decir que la asignatura de <i>Energías Renovables</i> me cambió la vida. El profesor nos ponía muchas pelis. Entre ellas, vimos la de Al Gore ("Una verdad incómoda"). Desde ese momento supe que <b>quería estudiar algo que sirviera para frenar el cambio climático</b>. <u>Como fuera y a cualquier precio</u>. Si tenía un mínimo de seso y entendimiento, tenía que hacer algo. El profesor fue categórico: "Existen formas de frenar el calentamiento global, señorita. <b>Lo que no hay es voluntad política</b>". Aunque con quince años no sabía muy bien qué era la voluntad política y por qué faltaba, llevé a cabo iniciativas a nivel local. Demasiado local: en mi clase.<br />
<br />
Intenté movilizar a mis compañeros en contra de aquellos profesores que nos imponían escribir trabajos sólo por una sola cara. Conseguimos cambiar aquella tonta práctica. También convencí a mis mejores amigos de que reciclasen. A día de hoy hago compostaje y me compro muy muy poca ropa. La carne la estoy dejando. Poco a poco. Soy una persona normal, hija del capitalismo y cada paso hacia una vida más coherente me cuesta una barbaridad. De hecho, a veces la consumista que hay en mí, llora. <u>Llora mucho.</u><br />
<b><br /></b>
<br />
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;">"¿Es que no me merezco cosas bonitas?", me digo con voz de víctima, mientras veo bolsas, bolsas y más bolsas, balanceándose felices en manos ajenas hechas de capital. </span></b></div>
<br />
Caminar por Madrid es una tortura china para esa cruel faceta mía. Un miércoles cualquiera en la calle Fuencarral, a un paso de Gran Vía, es una orgía de dinero y más dinero. Veo a seres humanos salivando ante zapatillas de deporte. Ya lo dijo el <a href="https://www.youtube.com/watch?v=gAg3uMlNyHA" target="_blank">rapero Macklemore en su canción "Wings"</a>. ¡Alas! "<i>We are what we wear, we wear what we are</i>". Álvaro diría: <b>"No seas ingenua. No venden zapatillas, venden sueños a pobres diablos</b>". Y es verdad. Veo a niñxs <i>naive</i> comprándose el último modelo de pantalones de yoga para ser igual que la rubia-yoggi del Instagram. Una rubia que vive en Australia con sus diecisiete animales, que adora el mar, que es vegana, que surfea y tiene un novio salido de un catálogo de Abercrombie. Lo más normal. "Yo es que soy muy zen", dicen en la cola del Oysho. Son muy zen y lo saben. Pero lo que no saben es que están llenando el océano de microplásticos. Sí. En <a href="https://www.theguardian.com/news/audio/2018/dec/28/discover-the-familiar-the-plastic-backlash-podcast" target="_blank">este podcast de The Guardian</a>, lo dice muy claro: <b>cada vez que lavamos una prenda hecha con fibras sintéticas, parte de ellas se desprenden y viajan por los desagües, hasta el mar. </b>¡<a href="https://www.youtube.com/watch?v=GjWLXZ4WdQU" target="_blank">Al mar, al mar!</a> Si no entendí mal, hay quien ha creado lavadoras que capturan gran parte de esos microplásticos. Atajamos los problemas con más tecnología, como si ésta fuera la panacea. Pero lo cierto es que mi Sushi del otro día está aliñado con fibras de pantalones de yoga.<br />
<br />
Día tras día me hago la misma pregunta: <b>¿Quién tiene la culpa? </b>Contaminar, consumir como un cosaco y olvidarte de que existe el problema está MAL. Querer solucionarlo, contribuir con pequeños gestos y <b>no consumir está BIEN</b>. Y nosotros, <u>como sociedad y como individuos podemos hacer mucho</u>. La toma de calles por parte de miles de mujeres el 8 de Marzo de 2018 ha puesto en boca de todos la importancia del feminismo. <b>Una acción similar debería llevarse a cabo a favor de planeta.</b> Asimismo, cuestionarnos individualmente si necesitamos todo lo que compramos es un paso necesario. Carlos Taibo, con su teoría del <i>decrecimiento,</i> es sumamente <a href="https://www.youtube.com/watch?v=IC9JlbfiCTs" target="_blank">inspirador</a> en este sentido.<br />
<br />
Pero, me preguntaréis, <b>¿de verdad es viable una sociedad que no consuma?</b> ¿Os imagináis a un Ministro de Economía diciendo ante una audiencia de periodistas que este año el país no va a crecer, que va a DECRECER? Parece gracioso. ¿La culpa es, entonces, del capitalismo? Y ya. "Es culpa de los bancos, es culpa de Amancio Ortega, es culpa del Barman que me puso la pajita". Perdona, pero no. No podemos ser tan pusilánimes y lavarnos las manos ante un problema al que todos contribuimos.<br />
<br />
Si sabemos que comprar no nos va a hacer más felices, si sabemos que no nos están vendiendo productos sino puro humo ("si compras esta crema, serás como yo"), ¿por qué seguimos cayendo en la trampa? He visto a niñxs llorar al ver como se derretía el hielo en el Ártico, para luego comprarse tres abrigos en Zara sin mirar atrás, mientras sostenían su café de Starbucks y sorbían de su pajita verde-chic. Nadie puede ser tan ingenuo como para pensar que nuestro estilo de vida no tiene una influencia directa en el devenir del planeta. Si nos la pela (con perdón), deberíamos decirlo bien claro: <b><u>oye me da igual que muramos todos de cáncer por consumir plástico (=petróleo) cada día. Quiero ser tan rubia como esa Instagramer y ya.</u></b><br />
<br />
<b>Como veis, el siglo XXI plantea numerosos dilemas</b>. Conciliar desarrollo económico con sostenibilidad es un <i>must</i>. Si queremos un planeta que dure, sin basura en el mar, ni tortugas amenazadas por los aros de plástico de la Coca-Cola, vamos a tener que sacrificarnos. Los pusilánimes que no sepan beber con pajita deberían estar verdaderamente preocupados. Quien haya leído "No Impact Man" -un libro cuya traducción al castellano ha sido tristemente descatalogada porque la editorial que lo distribuía quebró durante los años de crisis (aún en Bibliotecas, <i>anyway</i>)- sabrán que <b>tendremos que decir adiós al papel higiénico</b> (un bien considerado de lujo en países como India). Exacto. Es una mierda, con perdón. Pero vamos a tener que crecer como civilización. Lo cual, me lleva a la conclusión, de que <b>la culpa de todo la tiene la cultura de "Los 20/30/40/50/60/70/80/90/100 son los nuevos 15"</b>. Perdona, pero no. Si vives en este planeta, tienes una responsabilidad con el mismo. Y no hay más.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
*</div>
<div style="text-align: left;">
Gracias por vuestra atención y por leer hasta el final. Y, si os parece importante, ¡compartid! ¡Gracias!<br />
<br />
Addenda:</div>
<div style="text-align: left;">
<a href="https://www.libremercado.com/2018-12-20/la-ue-aprueba-el-fin-de-los-bastoncillos-y-las-pajitas-1276630209/" target="_blank">https://www.libremercado.com/2018-12-20/la-ue-aprueba-el-fin-de-los-bastoncillos-y-las-pajitas-1276630209/</a> </div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<br />
<br /></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-87381437352980560522019-01-01T09:06:00.000+01:002019-01-29T04:22:48.535+01:00¡FELIZ AÑO!<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI0FQxgtghlTpVaVU2LWLEf5o0brUIO2MhNxReKtlfJLswjcWPfYLxUF_7T7ssuzxVD_eQKjsj0fl9ku_u7xJM6Hi8hPCB6AW0xRjx0_mgyPyFxXPGjXrw3vrpc9w-u2bXBN2PnflhpWE/s1600/B39E.tmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="468" data-original-width="350" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI0FQxgtghlTpVaVU2LWLEf5o0brUIO2MhNxReKtlfJLswjcWPfYLxUF_7T7ssuzxVD_eQKjsj0fl9ku_u7xJM6Hi8hPCB6AW0xRjx0_mgyPyFxXPGjXrw3vrpc9w-u2bXBN2PnflhpWE/s1600/B39E.tmp" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">Y ahora, date un buen baño; no podemos ir a las fiestas de hoy si aún hueles a las fiestas de ayer</span><br />
<span style="font-size: large;"> (Zelda Fitzgerald)</span><br />
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Queridos míos. Sé que algún día os escribiré desde Viena. Iré al Concierto de Año Nuevo, iré al Concierto de Año Nuevo, iré al Concierto de Año Nuevo. Haré lo que sea. Buscaré en las redes sociales a alguna violinista (o al que toque el triángulo) de la Filarmónica de Viena. Le prometeré tierras. Aprenderé de las mejores películas -de las de Ocean's 11- para colarme como un contorsionista asiático. Escucharé cien mil veces "en tu fiesta me colé", de Mecano, emulando los principios de los coaches que creen en "El Secreto" y en el universo. Diré gracias tres veces. Y entonces, sólo entonces, se abrirán las puertas para mí y podré disfrutar en directo de ese placer aunque sea una proletaria. Aunque sea parte del neo-precariado. Iré desnuda, si hace falta, demostrando a la nueva élite japonesa que todos somos iguales. Sin oro, ni Diores. Seré una salvaje escuchando la Marcha Redetzky, porque para amar el arte y la belleza no hace falta tener dinero.<br />
Mientras tanto, disfrutaré con Martín Llade, que sabe hasta donde veranea el director de la orquesta.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y ahora, tachán tachán...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b>¡FELIZ 2019! </b><br />
<b>Doscientos años del Museo del Prado, queridos. Algo bueno tiene que traernos.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-44501904666902851282018-12-29T17:07:00.000+01:002018-12-29T18:23:26.375+01:00Otra dama boba (o el último homenaje)<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBpMDyFQJwgcBKafjRwCfhwyquoMNleVOfn8i3ykPCc_aPoAXoUDTzXprGtoBmloTTS7vizqb0edvWgK49jK_bDSz59hGQCx2kvZg8HwG9519G1ow7EmhE50ES5olSu2K0UTaPoRsF2l8/s1600/11gqclg_large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="337" data-original-width="500" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBpMDyFQJwgcBKafjRwCfhwyquoMNleVOfn8i3ykPCc_aPoAXoUDTzXprGtoBmloTTS7vizqb0edvWgK49jK_bDSz59hGQCx2kvZg8HwG9519G1ow7EmhE50ES5olSu2K0UTaPoRsF2l8/s1600/11gqclg_large.jpg" /></a></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
UNA BOBA (tiende un libro): Por favor, recítamelo. Donde pone "FINEA".</div>
<div>
<br /></div>
<div>
UN CHICO: No.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
BOBA: ¡Pero si no te cuesta nada!</div>
<div>
<br /></div>
<div>
CHICO (coge el libro): Tenemos que hacer el trabajo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
BOBA: ¡Por favor! Puedes leerlo tú primero, para ti. Y luego, si quieres, me lo lees.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
CHICO (toma el libro a regañadientes y lo hojea un poco): ¡Encima en verso!</div>
<div>
<br /></div>
<div>
BOBA: ¿No eras tú el que hablaba de los beneficios de la oratoria? </div>
<div>
<br />
CHICO (malicioso): ¡Esta bien! Pero ya me lo cobraré.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
BOBA (feliz): ¡BIEEEEEEEEN!</div>
<div>
<br /></div>
<div>
CHICO (sin aspavientos): A ver. </div>
<div>
¡Amor, divina invención </div>
de conservar la belleza <br />
de nuestra naturaleza, <br />
o accidente o elección! <br />
Extraños efectos son <br />
los que de tu ciencia nacen, <br />
pues las tinieblas deshacen, <br />
pues hacen hablar los mudos; <br />
pues los ingenios más rudos <br />
sabios y discretos hacen. <br />
No ha dos meses que vivía <br />
a las bestias tan igual, <br />
que aun el alma racional <br />
parece que no tenía. (se para, respira hondo)<br />
<br />
<div>
BOBA: ¿Qué pasa? ¿Por qué te paras?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
CHICO: Nada. Es una cursilada, Pat. A los catedráticos de Física les vas a encantar.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
BOBA (se acerca): Venga, sigue.<br />
<br />
CHICO: No entiendo tu interés. ¿Me lo estás dedicando a mí? ¿O qué?<br />
<br />
BOBA (con sorna): Si no entiendes, no me lo leas.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
CHICO (refunfuña):</div>
<div>
Con el animal sentía </div>
<div>
y crecía con la planta; <br />
la razón divina y santa <br />
estaba eclipsada en mí, <br />
hasta que en tus rayos vi, <br />
a cuyo sol se levanta. <br />
Tú desataste y rompiste <br />
la escuridad de mi ingenio; <br />
tú fuiste el divino genio <br />
que me enseñaste y me diste <br />
la luz con que me pusiste <br />
el nuevo ser en que estoy. (cierra el libro)<br />
C'EST FINI!<br />
<br />
BOBA (resopla): ¡Hasta el final!<br />
<br />
CHICO (le tiende el libro): Termínalo tú.<br />
<br />
BOBA: Me lo sé de memoria.<br />
<br />
CHICO: ¿Ah, sí?<br />
<br />
BOBA:<br />
Mil gracias, Amor, te doy,<br />
pues me enseñaste tan bien,<br />
que dicen cuantos me ven<br />
que tan diferente soy.<br />
<br />
CHICO (aplaude): ¡Bravo! Tanta memoria desaprovechada en agujeros negros.<br />
<br />
BOBA: Aún no lo tengo claro.<br />
<br />
CHICO: Porque aún no sabes el efecto que tienes en la gente. Podrías engañar al diablo. Sé que no vas a escuchar mis consejos, pero si quieres hacer Derecho habla con tu padre. Es TU vida.<br />
<br />
BOBA (imposta la voz, como un hombre): "Das una patada y salen quince abogados".<br />
<br />
CHICO: Da igual que salgan quince porque tú siempre serás la mejor.<br />
<br />
BOBA: ¿Y esos requiebros?<br />
<br />
CHICO: ¿Esos qué? ¿Requiebros?<br />
<br />
BOBA: Si leyeses un poco, sabrías lo que es.<br />
<br />
CHICO (la atrae hacia sí y la besa): ¿Requiebros es decirte la verdad? Eres la mejor, la mejor, la mejor.<br />
<br />
BOBA (sonríe como una boba): Oye, ¿no íbamos a hacer el trabajo?<br />
<br />
CHICO : Ahora, ahora...<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
*</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tenía entradas para ver La dama Boba desde hacía más de dos meses. Aunque es una comedia de Lope de Vega, y me reí muchísimo, lloré un poquito cuando Finea recita el famoso soliloquio que habéis leído arriba. Con esta entrada, cierro el torrente de recuerdos/momentos que aluden a Mr. Listo, al que le deseo la mejor (y más próspera) de las vidas. </div>
<br /></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-23005472654525143082018-12-27T09:31:00.000+01:002018-12-27T11:08:02.103+01:00Así en la guerra, como en el amor <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-AI3psgXVAeEmF-6pejtOdMuh9o_USduHCR3eyCW9R4VO3vRmxXWi0W3sv-MulkOKcJUqiZw2ssv6dftdczdC96L7gEkLHZNhmnz0jP7I3Xve7lwx6MuvO0LNME5tJqmDpsrLy9oPPWk/s1600/45dc81727d4e2c8e95dc0aa4ef5339fc.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="769" data-original-width="564" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-AI3psgXVAeEmF-6pejtOdMuh9o_USduHCR3eyCW9R4VO3vRmxXWi0W3sv-MulkOKcJUqiZw2ssv6dftdczdC96L7gEkLHZNhmnz0jP7I3Xve7lwx6MuvO0LNME5tJqmDpsrLy9oPPWk/s1600/45dc81727d4e2c8e95dc0aa4ef5339fc.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">"¿Por qué lo dejasteis? Nunca os vi tan felices como cuando estabais juntos". Otro asintió con la cabeza. "¡Sí! Y no era solo por la risa. Era por la calma".</span> </div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Las cenas de exalumnos son una manzana envenenada. La nostalgia revive fragmentos y escenas incompletas. La narrativa del pasado es muy inteligente. Borra los enfados y las desgracias. Nadie se acuerda de cuando lloraste en el baño porque la relación caía en picado. "Recuerdo cuando os vi bailar en esa discoteca", añadió otro, "pensé que si podía aspirar a una relación, sería a esa". Ante ese comentario, no pude evitar sonreír con sorna y levantar las cejas. Intenté cambiar de tema y centrarme en mi ensalada, pero no hubo manera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Por qué lo dejasteis?</div>
<div style="text-align: justify;">
Hay que ver lo cotilla que es la gente. Miré a ambos lados. Cuatro personas me escudriñaban con suma atención. Fruncí los labios y, como siempre, tiré de bagaje.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Sabéis quién es Tucídides?- pregunté, mientras pinchaba un tomate cherry.</div>
<div style="text-align: justify;">
Uno asintió con la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Es un historiador griego que escribió sobre la Guerra del Peloponeso-confirmé.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿La guerra de qué?- preguntó alguien.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Una guerra que enfrentó a Atenas contra Esparta. Antes del conflicto, Esparta era líder en la región y miraba con recelos a Atenas que comenzaba a despuntar en lo económico y en lo militar. Tucídides dice que las dos potencias podrían haber convivido de manera pacífica y colaborativa. No obstante, el ascenso de Atenas y el temor que eso inculcó en Esparta hizo que ésta última cometiera errores estratégicos fruto del miedo a ser superada. </div>
<div style="text-align: justify;">
Uno de ellos se apuntó a mi salida sobre política exterior.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Es lo que está pasando ahora con Estados Unidos y China, ¿no?</div>
<div style="text-align: justify;">
- Sí, justo. </div>
<div style="text-align: justify;">
El resto de la audiencia suspiró, impaciente.</div>
<div style="text-align: justify;">
-No te vayas por las ramas, Parvati- exigió uno de los espectadores- ¿por qué lo dejasteis? Te dejó él, ¿verdad?</div>
<div style="text-align: justify;">
Sonreí ante su comentario lacerante. Si trataba de herirme para obtener un cotilleo, iba mal encaminado. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Los dos cometimos errores estratégicos. Nos queríamos mucho pero el miedo a ser menos que el otro, nos condujo inevitablemente a separarnos. Sin ser grandes potencias, caímos en la trampa de Tucídides.</div>
<div style="text-align: justify;">
No dije más. ¿Para qué romper aquel ideal amoroso en el imaginario colectivo? Aunque la audiencia exigió más detalles, me evadí por completo del tema y retomé discretamente la ensalada. Recordé lo mucho que nos gustaba competir entre nosotros hasta que aquella situación se volvió insostenible. "¿Por qué lo haces todo tan difícil?" me inquiría. "Es lo que tiene estar con una chica lista", le contestaba. Una chica lista que, sin duda, cometió errores injustificables fruto de su ego, su miedo y sus elucubraciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Minutos más tarde, y al otro lado de la mesa, escuché una cifra. Un sueldo. Y ni siquiera lo dijo él. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
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<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-52167223890161655382018-12-24T19:10:00.001+01:002018-12-27T10:20:50.598+01:00Feliz Nochebuena, babies (y otra de mis listas)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXdc1or7cho1jWawH1uOi3HOBV-SxXJEGL8hg0QGPNK7YkyfkYENDMkYpt3_VQ3u4kICslLqG10aP9KOZjL0KgCiDFja4N6Yq6V8-c_MOQOZ99IgyLafUHlMhegIdOL76MUiVcRyf4c14/s1600/0195659a62969edb91ca86245b261305.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="586" data-original-width="439" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXdc1or7cho1jWawH1uOi3HOBV-SxXJEGL8hg0QGPNK7YkyfkYENDMkYpt3_VQ3u4kICslLqG10aP9KOZjL0KgCiDFja4N6Yq6V8-c_MOQOZ99IgyLafUHlMhegIdOL76MUiVcRyf4c14/s1600/0195659a62969edb91ca86245b261305.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">Desde esta ciudad infinita (y siempre en obras), os deseo una <b>bonita Navidad</b>. Y como regalo adelantado, os presento una lista de temas sobre los que hablar en la cena de esta noche <b>libres de toda connotación política</b>.</span></div>
<div style="text-align: center;">
*</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
1. <b>Las ganas que tenemos todos de ver el Concierto de Año Nuevo por la tele </b>mientras el 1% de ricachones -o novias del que dirija la orquestilla ese año, como es el caso de @lavalverde- lo ven en directo. La abuela comentará por lo bajini que ella se duerme siempre y que le da igual, y yo, como buena ciudadana de este mundo tan democrático y libre, susurraré apesadumbrada que me da igual no escuchar en directo la Tritsch-Tratcsh Polka, si total, no sé ni lo que es. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
2. <b>Las enormes posibilidades de que nos toque la lotería de El Niño</b> y podamos participar en el foro de Davos el año que viene, y estrenar por fin el polar North Face que me han regalado. (Aún no he podido estrenarlo porque el cambio climático está haciendo estragos, y en Huesca están pensando en cómo importar nieve y un par de glaciares con el dinero del contribuyente para seguir siendo el adalid del turismo sostenible).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
3. <b>La inutilidad de lo inútil, a lo Nuccio Ordine</b>, o cómo estudiar Políticas me ha servido para ser maestra en caras de póker. Especialmente cuando escucho el sueldo de mi ex novio, ahora ingeniero de telecomunicaciones, en la cena de exalumnos. "Bueno, al menos estudiaste también Derecho, y sabes hablar tres idiomas", dirá mi padre con sorna.Y es cierto. Pero ese capital no me libra de trabajar hasta el día de Navidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
4. <b>La abuela</b> Carmena y su política anti-coches. "Y recuerda cariño, en casa de los abuelos, nada de política". En casa del herrero, cuchillo de palo. Sinceramente, no tengo ni la más remota idea de qué hablar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
5. Podéis probar con <b>la extraña desaparición de Cárdenas</b> del ojo público. Esto fijo que es cosa de Urano y Plutón. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy leía en el periódico que el castellano será el latín del siglo XXI, la neo lingua franca. La Navidad vuelve optimista hasta a los periodistas, queridos míos. Menos mal que tenéis este blog de dos atontados madrileños -que creían que con cien carreras se comerían el mundo hasta que descubrieron que no, que con teleco bastaba- para que la amargura no cese. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde el precipicio milennial, brindo con vosotros. Por una Navidad más. Y ahora ¡que suene María Carey! </div>
<div style="text-align: justify;">
Os quiere y os admira,</div>
<div style="text-align: justify;">
PARVATI</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-23145483877643472392018-12-11T18:00:00.000+01:002019-01-28T09:25:45.175+01:00Cosas de las que SIEMPRE me arrepiento (pero que continúo haciendo)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3b3ECH4TeMeVKAm_xWlS7cfvjrzNGkyjWUgwK8wjL1xogR54pzprBAYFgZUTb5-y596DMcNivlfuiPhfi0cx4xh7brAzW_aqZnfd2pA2xxzpeBGgKR6v7IbWX9Y43H6Yt7OKkl95Jqi8/s1600/48.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="926" data-original-width="700" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3b3ECH4TeMeVKAm_xWlS7cfvjrzNGkyjWUgwK8wjL1xogR54pzprBAYFgZUTb5-y596DMcNivlfuiPhfi0cx4xh7brAzW_aqZnfd2pA2xxzpeBGgKR6v7IbWX9Y43H6Yt7OKkl95Jqi8/s640/48.jpg" width="481" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
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</div>
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Como <b>diciembre</b> es un mes de balances, he decidido hacer el mío particular. Os presento las cosas de las que siempre me arrepiento, pero que continúo haciendo (<i>con la clara intención de no cambiar</i>).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>1. La mayoría de historias que cuento en las cenas (o en cualquier otro momento, en realidad) </b>Especialmente las relativas a la astrología, la religión o el amor y la casualidad. Si en una noche de invierno, tú, viajero, escuchas a una joven decir "Sí, eso pasa porque Urano está en Tauro", soy yo. Soy capaz de interpretar los astros y la política nacional e internacional (en esto último, tengo un título universitario; en lo que respecta a la astrología, no). También puedo mezclar las cuadraturas con Donald Trump. Por poneros un ejemplo minúsculo, el panorama astrológico actual es similar al de 1936. No digo nada, y te lo digo todo. Pero sí, un comentario de este tipo despierta uno de los más difíciles silencios. </span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: inherit;"><br /></span></b></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>2. Los grupos del WhatsApp. </b>"Sí, méteme en el grupo" (¿Por qué nunca aprenderé?)</span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: inherit;"><br /></span></b></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>3. Ver vídeos en YouTube sobre las últimas vacaciones (¡vacaciones en marzo!) de X, Y y Z en Cancún pasándoselo genial. </b>A ver, mi vida está bastante bien. Pero el amargo regustillo que me queda después de una sesión de "nadando con los delfines" no me lo quita nadie. De esto "me estoy quitando". No aporta nada a mi plácida existencia y me contamina la vida.</span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>4. Ver películas de miedo cuando estoy sola. </b>"Bah, si es mentira, ya eres una adulta". Nunca un pensamiento fue menos acertado.</span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>5. Ofrecerme a llevar a alguien al aeropuerto sin saber la hora del vuelo. </b>"Si quieres te llevo a Barajas", y su respuesta: "Vale, menos mal. Tengo que estar allí a las 4:30". </span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>6. Ver películas/series a partir de las 23:00. </b>Ese reducto de tiempo libre que uno tiene después de llegar a casa, cenar y recoger la cocina. ¿Cómo me voy a ir a la cama a las once si me levanto a las siete al día siguiente? ¿Qué clase de broma del destino me ha convertido en esclavo del siglo XXI? Para paliar esta situación, no me queda otra que "relajarme" con una serie. Y eso incluye irme a dormir, como mínimo, a las doce. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>7. Quedar con gente que ya no me cae bien. </b>(Para luego huir, sin dejar rastro) Hasta el año siguiente, claro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: inherit;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><b>8. Leer los informes del Real Instituto el Cano antes de irme a dormir. </b>Y dormirme a las 4:00 AM muy preocupada por el destino del mundo. Os dejo aquí el último <a href="https://blog.realinstitutoelcano.org/terrorismo-datos-para-repensar/" target="_blank">link interesante</a>. Y sí, Urano tiene la culpa de todo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="color: black; font-weight: 400; letter-spacing: normal; text-align: justify; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<div style="margin: 0px;">
<span style="font-family: inherit;"><b style="font-style: normal;">9. Pedir consejo para arrepentirme inmediatamente después. </b>Y es que, mientras el amigo o la amiga de turno me está dando su particular visión de la cuestión, mi mente no puede evitar enumerar las razones por las cuales no debería creerle. "<i>¿Cómo me puede estar diciendo que haga X, cuando él no lo haría nunca?</i>". Seamos francos, nunca seguiremos un consejo ajeno que no hayamos considerado nosotros previamente como la ÚNICA opción. </span></div>
</div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Y aquí lo dejo antes de que mi incontinencia verbal me vuelva a traicionar. Espero vuestras listas.</span></div>
</div>
</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-17998141718474908862018-11-28T00:43:00.004+01:002022-01-28T18:11:45.112+01:00El Aleph de Borges era un McDonnals<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguR5LOh41SXidBZNSp7VjrUQjAYwZMpuAIfF6Icv_pogvn-Enji8LOkOLm0QrYdQpEBTg-MllQGP9DlXguLY5OjV6e18Clkouo0m4YOQotIZK0uezj17E-k26FSo0U_qqtMxTu_6WRW5c/s1600/fa3e241404f1c42a4d4c3505a58d858d.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="670" data-original-width="474" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguR5LOh41SXidBZNSp7VjrUQjAYwZMpuAIfF6Icv_pogvn-Enji8LOkOLm0QrYdQpEBTg-MllQGP9DlXguLY5OjV6e18Clkouo0m4YOQotIZK0uezj17E-k26FSo0U_qqtMxTu_6WRW5c/s1600/fa3e241404f1c42a4d4c3505a58d858d.jpg" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Estaba cenando con Enrique en un restaurante japonés. Podría estar en Tokio y ser una neo-Scarlett Johansson morena rodando <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=6MjHKnxNX_s" target="_blank">Lost in translation</a>.</i> O podría estar en Madrid y ser yo, crítica fiel de las últimas novedades legislativas de vlex. Fuese quien fuese, allí estaba, siendo infinitas personas en el neo-Aleph de Jorge Luis Borges, en un no-lugar, en un <i>restau</i> que podría estar situado en cualquier ciudad del mundo. Pues, como todo el mundo sabe, un restaurante japonés en Madrid es un restaurante japonés en Berlín. Lo que es, a su vez, un restaurante japonés en el corazón de Londres, de Ciudad del Cabo o de Macao. Presente, pasado y futuro en infinitos lugares clonados. <b>Visto uno, vistos todos</b>.<br />
<br />
- ¿Crees que eres un ciudadano del mundo?- le pregunté, de repente.<br /> Enrique sonrió. Es un hombre de recursos.<br />
- Si crees que eres un ciudadano del mundo eres un ciudadano de ninguna parte.<br />
Fruncí el ceño. Soy joven pero no tonta. Y además me leo el periódico todos los días.<br />
- Eso lo dijo Theresa May- repliqué con mi voz de sabelotodo.<br />
Sonrió de nuevo. Hay que ver la paciencia que tiene conmigo, sinceramente. Luego se puso colorado tratando de sacar algún argumento decente de las profundidades. Es un buen Escorpio.<br />
- Probablemente sea un ciudadano de una ciudad global como Madrid, como Berlín, Londres o Tokio. Hoy podría volver a Toronto y respiraría el mismo aire, las mismas ideas. Nadie arrugaría la nariz si confesase que soy feminista, que apoyo el aborto, que soy pro-europeo o ecologista convencido. Si dijera, por ejemplo, que hubiera preferido a Bernie Sanders como candidato demócrata, incluso un republicano californiano pensaría "ese tío tiene ideas".<br />
- Ideas de izquierda- apunté.<br />
- Sí, pero ideas de la izquierda global -arrugó la servilleta. Luego, continuó- Así que sí. Podría viajar de ciudad en ciudad; Pretoria, Lisboa, incluso Río, Chicago, o Shenzhen y vería el mismo laberinto urbano. La misma publicidad pidiendo a gritos que consuma las mismas cosas en distintos lugares. Las mismas ideas, el mismo bilingüismo semi-anglófono. Diría <i>friendzone </i>y cualquier persona sabría que tengo el corazón roto.<br />
Tragué saliva. Él continuó.<br />
- En cambio, si me destinaran a un pueblito extremeño o al corazón de Castilla sería diferente. No hablo de ciudades. Hablo de lugares casi despoblados donde la brecha generacional e ideológica sea casi insalvable. Ahí, me sentiría un extraño. Sería un español en un terreno desconocido. No entendería la caza. Lloraría con la matanza y es muy probable que el pueblo entero sonriera al verme llorar. ¿Soy un ciudadano del mundo? Probablemente no.<br />
<br />
No supe qué contestar. Recordé que años atrás, estaba comiendo en un Mcdonnals de Luxemburgo. Acababa de salir de una visita al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Estaba contenta y me apetecía algo poco sano. Busqué el Mcdonnals y pedí la misma hamburguesa, la misma salsa y las misma bebida que solía pedir en Madrid. La misma comida envasada en el mismo paquete acartonado. El mismo color y la misma forma que el día que celebré los cinco meses de relación con mi primer novio o las notas de la ESO, o el inicio del verano. Viajase a donde viajase, Mcdonnals -y otros tantos- me ofrecían la misma experiencia alimenticia en un macabro regreso al pasado.<br />
<br />
Suspiré. Mientras Enrique pedía otro plato, pensé que <b>el concepto de nómada se había deshidratado</b> -como mínimo- en los desiertos del siglo XXI. Hoy viajar de ciudad en ciudad es sumergirse de nuevo en el mismo lugar. Como en "Lost in Translation", el pasado, presente y futuro se confunden en infinitos lugares clonados.<br />
Bebí agua algo acelerada. Enrique me miró, interrogante.<br />
- No pasa nada- le dije- Sólo me pregunto el por qué de esta manía por hacer preguntas difíciles.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-5131016590004638752018-11-20T14:13:00.003+01:002018-11-30T10:26:00.515+01:00Anna Karénina y yo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWi2TB3CnBegEYIclG5OC-rOrPUnuNRGAeNtn2roEJ-a-P0wNSPh8eHsqsEA2R-VqqvM-G8nZpL-7mKwKkF9yhlt9VGmTjueW5ktlTq7PMcIQzzY3sqE1Wix4ybs-JECREVjmeENqVgEg/s1600/81a58HLEB-L.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1297" data-original-width="960" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWi2TB3CnBegEYIclG5OC-rOrPUnuNRGAeNtn2roEJ-a-P0wNSPh8eHsqsEA2R-VqqvM-G8nZpL-7mKwKkF9yhlt9VGmTjueW5ktlTq7PMcIQzzY3sqE1Wix4ybs-JECREVjmeENqVgEg/s640/81a58HLEB-L.jpg" style="cursor: move;" width="472" /></a></div>
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<span style="font-size: large;">Llevo siete años huyendo. Aunque mis ocupaciones diarias consiguen distraerme de mi <i>continuo caminar; </i>de noche todos los errores son pardos y me persiguen como un dolor.</span></div>
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¿El motivo? Mi supuesta incapacidad para conocer a alguien, interesarme y no abandonarlo. Tras numerosos análisis he descubierto que mis relaciones siempre siguen un viaje de tres pasos: conocerle, mostrarme y huir como alma que lleva el diablo antes de enamorarme y, si es posible, no derramar ni una sola lágrima. La mayoría de las veces sólo llego al paso número uno. Supongo que <b>soy una miedica adicta al amor platónico.</b></div>
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<b><br /></b></div>
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Como no soy amiga de psicólogos -más por falta de tiempo que por convicción- hace unos meses decidí poner remedio a mi precaria situación amorosa con la ayuda y consejo de un sabio. Un sabio <i>diferente</i>. Un hombre que, a fin de cuentas, está muerto y es muy posible que no escribiera sus obras pensando en la sociedad <i>tinderiana/grinderiana </i>enganchada al WhatsApp o a Instagram donde acostumbramos a hacer grandes monumentos de vidas mediocres.</div>
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Ese sabio es (redoble pedante de tambores) <b>Tolstoi</b>. Un ser humano capaz de hacer de un centenar de páginas una obra maestra bajo el nombre de Anna Karénina. Como esto no es una reseña, no ahondaré mucho en la obra ni en el autor. Prefiero centrarme en las distintas visiones del amor que ofrece Tolstoi para, finalmente, decantarse por la <i>menos mala</i>. Y es que el autor nos presenta varias parejas y varios tipos de amor. En primer lugar, el mediocre conde Vronsky y la apasionada Ana (trágicamente casada con Karenin). Su amor es un flechazo convertido en <b><u>relación tóxica</u></b>. No me cuesta imaginarme al conde Vronsky como un <i>Hooray Henry </i>engalanado con su mejor camisita dando paseos por Ibiza. Vronsky, tras grabar una <i>story </i>y subirla a Instagram, susurra a Ana un "<a href="https://www.youtube.com/watch?v=qeszvCa9Nc4" target="_blank">ven si él te subestima, podemos enseñarle a llorar</a>". Proposición aceptada casi<i> ipso facto</i> por la propia Ana, cansada de marchitarse entre diván y diván, sin saber lo que es el "verdadero amor". La segunda pareja la conforman Oblonsky (hermano de Ana Karenina) y su mujer Dolly. Esta vez el infiel es él. Tolstoi lo presenta como un hombre que no se toma la vida demasiado en serio. De esos de los que, si se tuerce la velada, sacan una botella de vino y reparten copas por doquier. Es la típica relación de los que "<b><u>están por estar</u></b>". En el caso de ella, por sus hijos. En el caso de él, porque "en el fondo quiere a su mujer". Llegados a este punto, me parece interesante apuntar cómo Tolstoi trata de manera diferente a sus dos personajes infieles. Mientras que el autor narra la aventura de Ana como un viaje hacia el abismo, a Oblonsky le tienes que querer como es, y ya está. Curioso, la verdad.<br />
<br />
Por último, Tolstoi nos muestra a Kitty y a Levin. Levin es un hombre de campo -pero culto,<i> always</i>- y Kitty es una tierna florecilla campestre que se convertirá en todo una señora después de (OJO DESTRIPE/SPOILER) casarse con Levin. Su historia de amor es una oda al <b><u>amor pausado</u></b>, a las idas y venidas, al amor y a la casualidad, al "hoy te vi pasando con el carruaje y sufrí en silencio por nuestro amor frustrado". Lo mejor de esta historia es que no acaba con una boda, sino que continua con las dificultades de la vida marital de los primeros años. Tolstoi muestra una idea que ya rumiábamos en los días más felices de nuestro Erasmus: "<b><u>el verdadero amor es un trabajo diario</u></b>". Así, si olvidamos a Oblonsky y a Dolly, <i>mi sabio psicólogo</i> enfrenta dos realidades contrapuestas: el fuego del conde Vronsky y la señora Ana frente a la tranquilidad y tesón de Kitty y Levin, que construirán su amor poco a poco.<br />
<b></b><i></i><u></u><sub></sub><sup></sup><strike></strike><i></i><br />
Ante tal paleta de colores, una se pregunta qué tipos de amor ha conocido y cómo conducirse hacia un amor duradero, pausado, Levin <i>style</i>. Por suerte o por desgracia, el tiempo es el que es. Y vivir en el siglo XXI plantea algunas incertidumbres. Por ejemplo, ¿qué haría Levin en una sociedad consumidora de<i> fast-love</i>? ¿Se arriesgaría a esperar la decisión de Kitty? ¿Cambiaría las tímidas visitas a su casa por un <i>estalqueo</i> (persecución/investigación) masivo en Facebook? ¿Pasaría de ella y a otra cosa mariposa? ¿Se descargaría Tinder para olvidar?<br />
<br />
En nuestra sociedad tinderiana del Netflix and Chill <b>perdemos el interés más rápido de lo que lo ganamos</b>. Una persona más es una persona menos. Si te das por completo desde el minuto uno, corres el riesgo de que el otro pierda el interés a largo plazo. (Una idea que no es sólo de nuestro siglo. En el caso de Ana Karenina, el conde Vronsky se acabará cansando de su romance con Ana una vez las llamas del amor se desvanezcan.) En cambio, si decides entregarte al cortejo y al tira y afloja actúas igual que alguien con la baraja de Jane Austen en un casino virtual. ¿Escasean los Levins y las Kitties? ¿o es sólo mi percepción? ¿es aún posible construir relaciones sólidas en una sociedad cada vez más líquida?<br />
<i></i></div>
<i></i><br />
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-75483538324195624572018-11-07T22:41:00.003+01:002018-11-08T20:00:18.940+01:00Apedrearás a Amancio Ortega <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-iblDvpOfjkc/W6FiKK7mhJI/AAAAAAAABlM/8A9JzxfyEP8udYuZkWaid6Jhw1Q258Z6QCLcBGAs/s1600/42e18633ff3b53c91eb2a144b5ae4aa1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1204" data-original-width="820" height="640" src="https://3.bp.blogspot.com/-iblDvpOfjkc/W6FiKK7mhJI/AAAAAAAABlM/8A9JzxfyEP8udYuZkWaid6Jhw1Q258Z6QCLcBGAs/s640/42e18633ff3b53c91eb2a144b5ae4aa1.jpg" width="433" /></a></div>
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<span style="font-size: large;">A veces me pregunto por qué no bajo a la calle, cojo unas cuantas piedras y arremeto contra los escaparates del Zara más cercano. </span></div>
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Para aquéllos que me tachen de anti-Ortega ("la envidia, Parvati, la envidia"), sabed que me quedarían piedras suficientes para Primark, H&M y Mango. Las razones son variopintas y no tienen nada que ver con las aberraciones que este año la industria de la moda ha denominado <i>tendencia</i>. Así que, si buscabas un consejo para combinar tu más reciente adquisición (esa flamante camiseta de leopardo <i>ultra-ponible</i> con botas de serpiente de polipiel o el vestido con estampado Versace cuyo destino es pudrirse en la zona más barata del Zara durante las Rebajas de enero) estás en el sitio equivocado. Tu lugar se encuentra en arenas <i>youtubescas</i> tras teclear -con fervor cuasireligioso y salivando un poquito- la palabra HAUL. <b>Los resultados son escalofriantes</b>. Hay gente que se compra medio Zara, baila al ritmo de "Malamente" mientras se lo prueba, y luego dice tres veces "me encanta" cual conjuro arcano. No obstante, estos gurús o <i>billboards </i>humanas no son los culpables. El número de visualizaciones de estos vídeos es lo verdaderamente preocupante. <i>Ay, vaya</i>. <b>Tú también has visto esos vídeos</b>. No importa. Hablas con la más hipócrita de todos los aquí reunidos, hoy vestida de eco-madrilenial. Así que, quédate y quejémonos juntos de lo mucho que han subido los precios en Inditex y lo fácil que es que, al segundo lavado, ya le estén saliendo <b>pelotillas hasta a los pendientes</b>. </div>
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Pero, a ver. Un momento. ¿Qué tiene de malo comprar en estas tiendas? ¿Es por la explotación de los niños, mujeres y hombres que trabajan en condiciones esclavistas para coserte ese <i>Little Black Dress</i> tan ajustado? Sí, diría yo. ¿Es por el negocio sexista capaz de conducir a millones de personas a la insatisfacción absoluta por no encajar en un cuerpo "normal"? Sí, también, contestaría con mi sonrisita de sabelotodo. Pero, ante todo, porque la moda es un negocio tan sucio como el petróleo. Y esto no se trata de una de mis múltiples exageraciones. La moda es el segundo negocio más contaminante de planeta después de los combustibles fósiles. </div>
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De acuerdo con The Economist, <b>fabricar un kilo de tela equivale a</b> <b>23 kilos de gases de efecto invernadero</b>. En total, la producción textil genera más dióxido de carbono que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo junto. Pero lo peor es que la mitad de la ropa que compramos la tiramos a la basura en menos de un año (incluso sin que nos la hayamos puesto <b>nunca</b>). Así que parece que lo que cuesta cincuenta o sesenta euros, en realidad viene acompañado de migraciones masivas, aumento del nivel del mar, incendios o sequías de regalo. Todo empaquetado en nuestra bolsita de papel.</div>
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Aunque no parezca tan evidente, hay quien ha emprendido su cruzada particular contra este sinsentido. Existen <a href="https://www.harpersbazaar.com/es/moda/compras/g252047/marcas-firmas-espanolas-moda-etica-sostenible/" target="_blank">firmas de moda sostenible</a>. Aunque si necesitas un abriguito negro para el invierno y, decidido o decidida a enarbolar tus principios de eco-ciudadanía, te embarcas en su búsqueda en la red de redes, <a href="https://ecoalf.com/es/11-abrigos-y-chaquetas" target="_blank">descubrirás que la broma te puede salir por un sueldo de becario malherido</a>. Sí, hablo de trescientos euros. Podríamos rezarle un Avemaría a Emma Watson, quien ha emprendido la misión de apadrinar vía Instagram a todas las firmas que sean mínimamente sostenibles. Pero no creo que conteste. Ella puede pagar ese divertido diseño ecológico mientras sonríe con su halo de embajadora de la ONU. Yo no. Por otro lado, hay quien me dirá que las tiendas <i>vintage</i> están "muy bien". Por si acaso os asaltan las dudas, acudo a YouTube - hoy la madre de todas las ciencias- para mostraros por qué esta opción no me convence. Y es que, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=gm7T6CAaolI" target="_blank">¿quién se ve con alguno de estos looks yendo a la ofi</a>? Por mucho que Man Repeller haga maravillas con estampados imposibles la realidad es que arriesgar no es tan fácil si tu trabajo es ser auditor 24/7.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR1eOppiZpr3gZx9k49wAHK5u2fxJIBhP1ptLT4xPs-7XmD_YfBT7ESJa7OOPmBXuBsCxq7PwP4ejMMWDu657MDkVMo4f0Y33va7gHBZxu3btgFUYmnW5mLVp2P_zW0nwpjEuWYLNs5FM/s1600/_20181108_195647.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="962" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR1eOppiZpr3gZx9k49wAHK5u2fxJIBhP1ptLT4xPs-7XmD_YfBT7ESJa7OOPmBXuBsCxq7PwP4ejMMWDu657MDkVMo4f0Y33va7gHBZxu3btgFUYmnW5mLVp2P_zW0nwpjEuWYLNs5FM/s320/_20181108_195647.JPG" width="239" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Idea random para "fearless women" por Leandra Medine, fundadora de Man Repeller</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: center;">
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</div>
<div style="text-align: justify;">
¡Entonces, qué! ¡Nos has mareado para nada! No, queridos. Mi consejo es tan antiguo como el mundo. Comprad bien. Debemos pensar dos veces (o tres, ¡o quince!) si esa camisa sin mangas es "tan ponible" en el mes de diciembre, como queremos creer. Revisitar nuestro armario una vez al mes. Combinar-recombinar y no desechar a la primera de cambio algo que "ya no se lleva". <b>La moda, como la belleza, está sólo en nuestras cabezas. </b></div>
Unknownnoreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-61239006562420642562017-06-18T20:40:00.000+02:002018-09-13T13:55:29.823+02:00Aguaparties del siglo XXI<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT_ENXJjybLYa-ZaVpMv5yYjPO3O4h6MaGoX-hfPlI0-TCHHfOU33MoXprkPzLffPmnbBZ15u0I3ZIARhSeCaujxbOImcJI7jkWR4-kieQNop3NS7K5AmFCFPVxBER07aSWrndIR5wGbw/s1600/233508614_52027e9e6f_z.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="640" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT_ENXJjybLYa-ZaVpMv5yYjPO3O4h6MaGoX-hfPlI0-TCHHfOU33MoXprkPzLffPmnbBZ15u0I3ZIARhSeCaujxbOImcJI7jkWR4-kieQNop3NS7K5AmFCFPVxBER07aSWrndIR5wGbw/s640/233508614_52027e9e6f_z.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Hay tres desconocidos en calzoncillos bailando en nuestra casa. Rondan los cuarenta años. Son las tres de la mañana. No sé si llamar a mi madre suplicando ayuda, contarle toda la verdad y nada más que la verdad o denunciarles por allanamiento de morada. Es julio y hemos venido a Mojácar a pasar una semana juntas. Estos hombres han aparecido entre los arbustos del jardín trasero de la casa alquilada, se han metido hasta la cocina y huelen a alcohol desde lejos. Sin embargo, y contra todo pronóstico, mis amigas están entusiasmadas con la ocupación y nadie, salvo yo, parece estar enumerando los peligros a los que nos exponemos. Suena Juan Magán.</div>
<div style="text-align: justify;">
- Parvati, te cogemos tu maquillaje.</div>
<div style="text-align: justify;">
Entorno los ojos desde el sofá. Sí, han decidido maquillar al más perjudicado de nuestros invitados.Veo desde la distancia su entusiasmo con mi anti-ojeras de <i>Yves Saint Laurent </i>y murmuro un maleficio. Bea parece divertirse la que más. Le marca las cejas, le echa mi base y mis polvos y, por último, le pinta los labios saliéndose a propósito. Uno de los dos restantes, celoso de la atención que está recibiendo su amigo, se gira hacia ella y le pide que "le disfrace" a él también. La situación no puede ser más grotesca. </div>
<div style="text-align: justify;">
De pronto, la canción cambia y el tercero, neo-príncipe destronado por el maquillaje, trata de recuperar a su séquito. </div>
<div style="text-align: justify;">
-TIOTIOTIOTIOTIOMICANCIÓNMICANCIÓNMICANCIÓN.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ante tal confesión, y con el <i>couturing </i>recién puesto, las tres grecas se colocan en círculo. Brazo sobre hombro, cabezas juntas. Empiezan a girar dando saltitos. Gritan ¡EH EH EH! mientras el auriga murmura un inglés ininteligible. Mis amigas admiran el ritual con asombro. Música tribal, gritos prehistóricos, amor de hermanos, casa ajena. QUE TE CASAS TÍO, QUE TE CASAS. Hay magia negra en el ambiente. </div>
<div style="text-align: justify;">
De pronto, suena el timbre. Me levanto del sofá.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Voy-digo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nadie me hace caso. Al parecer, Bea trata de impedir que uno de los maquillados nos deje una huella de sus besos por toda la pared.</div>
<div style="text-align: justify;">
Miro por la mirilla.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Tías, no se ve a nadie!</div>
<div style="text-align: justify;">
Me giro. Mis amigas persiguen a la greca que nos ha dejado un borrón rojo en la pared del salón. <i>Mierda, adiós a la fianza.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
Vuelven a llamar al timbre. Pese a mi prudencia, mis principios y mi cultura jurídica, abro la puerta como un resorte. <i>¡Ay, querida!</i> Miro hacia todos los lados.</div>
<div style="text-align: justify;">
- ¡Chicas, no hay nadie...!</div>
<div style="text-align: justify;">
Bajo la mirada hacia el suelo. Grito. </div>
<div style="text-align: justify;">
Alguien nos ha dejado un regalo en la puerta. Una serpiente. Una serpiente enroscada sobre sí misma en el felpudo. No se mueve.<br />
<i>Pero qué lerda eres, Parvati</i><i>. Es de plástico.</i><br />
Con el susto en el cuerpo le doy una patada. Oigo unas risas lejanas que se esconden y cierro la puerta en una fracción de segundo. Estoy temblando. Corro hacia el salón y desenchufo los altavoces. </div>
<div style="text-align: justify;">
-¡QUIERO AHORA MISMO A TODO EL MUNDO FUERA DE MI CASA!</div>
<div style="text-align: justify;">
Los tres hombres huyen desnudos por el jardín como en una pintura de El Bosco. De la serpiente, no se vuelve a saber nada.<br />
Mis amigas me miran con la cara de siempre.<br />
- Eres una aguaparties- murmura Bea.<br />
<br /></div>
<br />Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-33059398564920432972017-06-10T16:55:00.002+02:002018-09-13T12:23:58.769+02:00Hoy quemamos Madrid (o cómo ser el culmen de la pedantería)<div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgapQ4B-EXlSDkCrFpBkSx-DrIfHkar3Cz_a6Xk12HX8b1PfaR0ccQb7Bm6RzlbEjrEB51afeEl8oA0X2NxIgnk6AGSjJ7nfRZfCdXnh4xJXLAHARGGR4nY0B51_9Sz1DprbfOHvcHPAi4/s1600/de-latineo-madrid-regalos-es_es02523-6a24c097.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgapQ4B-EXlSDkCrFpBkSx-DrIfHkar3Cz_a6Xk12HX8b1PfaR0ccQb7Bm6RzlbEjrEB51afeEl8oA0X2NxIgnk6AGSjJ7nfRZfCdXnh4xJXLAHARGGR4nY0B51_9Sz1DprbfOHvcHPAi4/s320/de-latineo-madrid-regalos-es_es02523-6a24c097.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Odio salir de noche. Puedo ser la que más baila, la que más se ríe. También puedo fingir que no veo la podredumbre social discotequera. Pero hay una cosa que nunca puedo hacer: hablar con desconocidos. Es superior a mis fuerzas. Mi abuela dice que soy capaz de espantar a cualquiera. Especialmente, a aquellos voluntariosos que se atreven a decirme hola. Por eso odio salir de noche. Hay demasiadas posibilidades de que un extraño se pare y te mire, te coja de la mano y crea que eres la pareja ideal para bailar bachata. </div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
Esa es la razón por la que llevaba evitando las salidas hasta las tantas desde hacía mucho tiempo. Medio año. El fin de semana pasado, sin embargo, volví a la jungla. A los Mr. Darcy y a los Mr. Bingley. <i> </i>Pelo largo, raya en medio, ropa que creía haber escondido en un rincón. Los tacones, mejor <i>out</i>. Estuve a punto de rajarme porque el día antes había dormido dos horas. <i>Don't ask me why</i>. </div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
- Venga Parvati, hoy quemamos Madrid. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cuerpos movedizos, mujeres desterradas, hombres sin suerte.<i> </i><br />
<i>Baila que la noche es tuya, que el ritmo influya, ponle picante y que el amor fluya. </i><br />
Gogós con el body inflamado por cien pupilas, rusos con el último peinado de Sergio Ramos, "ingenieros" por doquier.<br />
<i>Mami yo me siento tuyo, yo sé que tú te sientes mía. </i><br />
Un sorbito al Puerto de Indias y la discoteca se convirtió en el neo-Aleph. ¡Jorge Luis, sálvame! <i> </i><br />
<div style="text-align: center;">
*</div>
El diámetro de la discoteca sería de treinta o cuarenta metros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de su tamaño. Cada cosa era infinitas cosas, porque yo claramente lo veía desde todos los puntos del universo. Vi la populosa Gran Vía, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres soñando con Amancio Ortega, vi sus donaciones, los niños doblando ropa en Europa y cosiéndola en el Este.Vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi corpiños, LSD, niñas estudiando para el MIR entre lágrimas, vi a los camellos de Kent, vi el rostro de un hombre que nunca olvidaré. Vi las copas por los suelos, sangre en las sandalias, la delicada osatura de una mano. Vi a un participante de Gran Hermano, y sentí vértigo y lloré. Lloré porque mis ojos habían visto a un durmiente, a un hombre sin conciencia del mundo. Y en un momento de suma delectación, tuve ganas de correr y gritarle: ¡DIME CUÁNTOS ESTADOS MIEMBROS TIENEN LA MONEDA ÚNICA, EL EURO! Y si me dices, diecinueve, ¡oh tierno galán del cuarto poder! Si me dices diecinueve sentiré infinita veneración. Infinita lástima. Y seré tuya, para siempre. </div>
<div style="text-align: center;">
*</div>
<div style="text-align: justify;">
Necesito respirar. Salgo fuera. Se acerca un hombre-serpiente. Treinta años, cara de oftalmólogo. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Hola soy concejal de la <i>Comunidad</i> de Madrid, trabajo con Carmena.</div>
<div style="text-align: justify;">
Infinita veneración, infinita lástima. </div>
<div style="text-align: justify;">
- ¿Sueles votar? -pregunto. </div>
<div style="text-align: justify;">
La pregunta le pilla por sorpresa pero asiente con la cabeza.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Siempre. Ya te he dicho que soy...</div>
<div style="text-align: justify;">
-Y sé que es mentira. No hay concejales en las Consejerías, sino en los Ayuntamientos. Espero que sepas a quién estás votando y para qué. </div>
<div style="text-align: justify;">
Infinita veneración. Infinita lástima. </div>
<div style="text-align: justify;">
- Perdona, sólo trataba de romper el hielo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Estoy loco aunque conmigo te atrevas, lúcete pa' que me pongas a prueba.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
Como me parece mono, decido lanzarme a la piscina.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Sabes cuántos Estados en la Unión Europea tienen el euro?</div>
<div style="text-align: justify;">
Noto que empieza a alejarse. </div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Veintiocho?</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
*</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
En ese mismo instante llego a una interesante conclusión. Mi abuela se equivoca. No <i>les </i>espanto. Es algo mutuo: <i>nos </i>espantamos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Madrilenialshttp://www.blogger.com/profile/10590573641654017269noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-6557398293122256203.post-50116548829189591942017-05-02T11:17:00.000+02:002018-10-23T12:28:34.895+02:00Cómo ser otra persona con unos sencillos martillazos (puerta secreta y directa, sin transbordos)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1fdOMz5ThALD84Eok-ZmJqkIuXH3Fgdjz4TiKU3UC1cOCRiC81EqvLFMzjyXS57i76QlsQT5ml7wztVwKWwXjXhUaG3tDFnu1yN0OQbbrtDEEAU8Dpc-Q6TsmihDpdFA_rpIRGH6vTQg/s1600/b5b38e548a4b55c5fa74bd9049f719bc.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1fdOMz5ThALD84Eok-ZmJqkIuXH3Fgdjz4TiKU3UC1cOCRiC81EqvLFMzjyXS57i76QlsQT5ml7wztVwKWwXjXhUaG3tDFnu1yN0OQbbrtDEEAU8Dpc-Q6TsmihDpdFA_rpIRGH6vTQg/s400/b5b38e548a4b55c5fa74bd9049f719bc.jpg" width="266" /></a></div>
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<span style="font-size: x-small;"><b><u>294 TFUE</u></b></span></div>
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<i>Primera lectura</i></div>
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Por llegar diez minutos tarde, <span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>"¡<i>diez minutos, abuela, por Dios</i>! ¡<i>No es una vida</i>!"<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>, mi abuela me castigó dos semanas sin salir por la noche. "Por la noche" significaba hasta las doce en punto. Tenía catorce años, cinco amigas y unas ganas locas de vivir la vida en la urbanización playera. Por desgracia, mi abuela no tenía los mismos planes para mí. </div>
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<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>Sólo podrás ir y venir a la playa conmigo por la mañana y por la tarde. </div>
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<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>¿QUÉ?</div>
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<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>Esas amigas tuyas no me gustan ni un pelo. </div>
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Aunque sospechaba que mi abuela tan sólo buscaba un buen samaritano que le llevase la hamaca y la toalla <span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>nunca la bolsa, nave del misterio de toda sexagenaria voluptuosa<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span> tuve que acatar la recién implantada ley marcial. </div>
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Y así, salíamos a las diez y media y volvíamos a la una. Telediario, tute y siesta. A las cinco y media, caminábamos bajo el sol abrasador hacia el mar. A las ocho volvíamos, a las diez "en la cama estés". Al día siguiente, vuelta a empezar.</div>
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Mi verano de los catorce, previamente imaginado como una película de <i>Grease</i>, se marchitaba. Se caía a pedazos. Sentía que me arrugaba y me encorvaba engullida por el mismísimo tedio.</div>
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Un día bailoteaba, desesperada, por la habitación cuando lo vi. Era un tomo de <i>Cátedra </i>bastante grueso. Páginas limpias, letra pequeña. Tenía notas al pie y eso me asustó un poco. </div>
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<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>Orgullo y Prejuicio<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span> leí. </div>
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Lo volví a dejar en su sitio. Nos miramos con desconfianza. Aquél libro era lo único que podía salvarme. Empecé a leer. </div>
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<i>Segunda lectura</i></div>
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En verano, Madrid es un infierno. Al contrario que en otras regiones de España, no es al sol a quien debes temer, sino al asfalto, a su fuego. Esta vez tengo diecisiete años y camino hacia la biblioteca a las cuatro de la tarde. Largas gotas de sudor me recorren la espalda mientras subo una cuesta interminable. No tengo ni dinero para ir en metro. Me arrastro. Soy consciente de que estoy sudada y me da un asco que me muero. Sin embargo, la inusual transpiración no es el peor de mis problemas. Tengo el corazón destrozado. Me he enamorado, me han correspondido y me he tirado al mar sin salvavidas y sola. Entro en el edificio. Terror glacial acondicionado mientras cientos de títulos me gritan por los pasillos.</div>
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<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span>Castillos de cartón<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 11pt;">–</span> leo con mi voz de adolescente nihilista. Y Almudena, queridos, me da una esperanza nueva.<br />
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<i>Conciliación</i><br />
Me pasa algo muy raro todos los días. Me levanto, me meto en la ducha y repito: <i>Pienso en bisontes y en ángeles, en el secreto de los pigmentos perdurables, en los sonetos proféticos, en el refugio del arte. Y esta es la única inmortalidad que tú y yo podemos compartir, Lolita.</i><br />
Día tras día. Se lo digo a Núria que asiente con la cabeza sin mucho entusiasmo. "Se te pira mazo" Años después, y una vez leído el libro, me llama y me confiesa: "Tía, P., me pasa" ¡Me pasa lo de los bisontes!". Para mí que hay algo de conjuro en esa última frase. </div>
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<i>Tercera lectura</i><br />
Ave Madrid-Valencia. En Valencia, tren hasta Xàtiva. Tengo veintitrés años y muchísimas ganas de huir de mi país. Echo de menos Detroit. <b>A</b> me ha recomendado un libro "muy bueno" cuya historia transcurre en la Motor city. Ha ganado un Pulitzer y lleva por título <i>Middlesex.</i> Lo llevo en la maleta pero no estoy de humor para leer. Anochece. Hace dos días hablé con Don y con Bev. Me preguntaron por qué no tenía trabajo. "Es complicado", les dije. En realidad, no es nada complicado. Aún no he terminado la carrera por culpa del maldito Erasmus y todo el mundo parece gritarme que he perdido un año. "A este paso, volverás por mi funeral", se lamenta Don. Suspiro profundamente. Tomo el libro. Ahora sí. Viajo mucho más rápido que este tren quejumbroso. <i>Estoy volviendo, familia. Estoy casi allí. </i><br />
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<i>No han sido los mejores libros que he leído. Sin embargo, todos forman parte de mi propia historia.</i><br />
<i>¿cuáles son los vuestros?</i><br />
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